Olof Palme subraya su amistad y buen entendimiento personal con Felipe Gonz¨¢lez
Es la sala del Consejo de Ministros de Suecia. Un espacio cuadrado. Paredes blancas. Una mesa circular en madera clara. Un solo cuadro, el del fundador de la socialdemocracia -el Pablo Iglesias local, en expresi¨®n de Olof Palme-. Todo es de una estricta sobriedad sueca, enormemente favorecida por el buen gusto y la elegancia del dise?o n¨®rdico.
Ning¨²n signo externo permite reconocer desde el exterior la oficina del primer ministro. Carteras al brazo -sin ayudantes, secretarios, escoltas o ch¨®feres, en direcci¨®n a los transportes p¨²blicos o a los restaurantes de las cercan¨ªas para reponer fuerzas- sal¨ªan los titulares de Defensa, Trabajo y Justicia. La escena, como todas las que transcurren en ese ¨¢rea, habr¨¢ sido cuidadosamente filmada desde todos los ¨¢ngulos.Olof Palme viene de una reuni¨®n que habr¨¢ de continuar con los representantes de empresarios y sindicatos, en busca de un acuerdo para evitar la huelga, cuyo desencadenamiento parece iniciarse. Viste traje de pana azul. Luce su mejor sonrisa. Estrecha la mano de todos, uno por uno. Se sienta junto a la puerta enfilando el eje de la ventana. Junto a ¨¦l, un int¨¦rprete de lujo para la ocasi¨®n: Christer Walbeck, traductor al sueco de Garc¨ªa-M¨¢rquez. Se disparan r¨¢pidas las preguntas.
Se abre el cap¨ªtulo de las relaciones hispano-suecas, que tendr¨¢n estos pr¨®ximos d¨ªas alg¨²n desarrollo con motivo de la visita de los reyes de Suecia, Carlos Gustavo y Silvia, a Espa?a. Habla Olof Palme, que se arranca con la menci¨®n de una realidad aplastante y t¨®pica: la del turismo. Un mill¨®n de suecos, de una poblaci¨®n total de ocho, visita cada a?o Espa?a en vacaciones. Son relaciones que vienen de tiempo atr¨¢s y que han sido perfectamente compatibles -comenta el embajador de Espa?a, M¨¢ximo Cajal- con una ignorancia enciclop¨¦dica sobre nuestro pa¨ªs.
La visita de 'lsidoro'
"Felipe es un buen amigo nuestro", dice enseguida Olof Palme. Y se concede unos instantes de nostalgia. Recuerda que lo recibi¨® en 1974 en la sala de Gobierno, cuando Isidoro acababa de ser elegido primer secretario del PSOE en el congreso clandestino de Suresnes. Era la primera vez que Felipe Gonz¨¢lez pisaba el despacho de un primer ministro. "Hoy, Felipe Gonz¨¢lez tiene su propio despacho de primer ministro", se?ala con picard¨ªa latina y simpat¨ªa de militante el l¨ªder de la socialdemocracia sueca. Aqu¨ª en Estocolmo esperan para pronto la visita del presidente del Gobierno espa?ol, que ha recorrido muchas veces este pa¨ªs para conocer sus instituciones, sus gentes y sus organizaciones partidarias y sindicales de la mano del actual subsecretario de Exteriores, Pierre Shori.
Los esquemas de los analistas, las afinidades geogr¨¢ficas y sociol¨®gicas y tantas otras cosas quedan pulverizada en favor del buen entendimiento personal. Todo har¨ªa suponer la puesta en marcha de un eje socialista en el sur de Europa tras las victorias electorales deesos partidos en Francia, Grecia, Espa?a y, en seguida, Portugal. Pero no funciona, nunca ha funcionado la conexi¨®n Gonz¨¢lez-Mitterrand y el socialismo espa?ol de Felipe ha vivido su traves¨ªa del desierto bajo el patrocinio y el m¨¢s cordial de los entendimientos con los hombres del Norte, Willy Brandt y Olof Palme.Un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores sueco comentaba a los periodistas espa?oles sus impresiones recogidas en Par¨ªs y calificaba de entusiasta la recepci¨®n por los hombres de Mitterrand del triunfo cristianodem¨®crata en Alemania. Olof Palme quitaba hierro a la situaci¨®n y consideraba improbable que hubiera reacciones de insolidaridad. En el an¨¢lisis del primer ministro sueco, despu¨¦s de la II Guerra Mundial se dio un socialismo fuerte pol¨ªticamente en el norte de Europa y d¨¦bil en el sur. Luego se han dado altibajos y ahora se registra un alza en el sur.EurocentrismoOlof Palme responde sobre la propensi¨®n de la Internacional Socialista a superar su eurocentrismo, que la manten¨ªa anclada en las cuestiones relativas al Pacto Atl¨¢ntico, la cooperaci¨®n europea e Israel. Ahora, explic¨®, la Internacional ha logrado una base m¨¢s amplia en Latinoam¨¦rica y Africa. En todo caso, deja muy en claro que la pol¨ªtica de Suecia no depende de la Internacional, aunque haya, a veces, felices coincidencias. Olof Palme habla del inter¨¦s sueco por Polonia y de la ayuda a Namibia. Indica que Suecia entiende esas contribuciones comouna obligaci¨®n moral y que se ha impuesto la dedicaci¨®n -de un porcentaje de su Producto Nacional Bruto (PNB) a esas atenciones.
Las preguntas de los periodistas se dirigen hacia la propuesta de la comisi¨®n Palme sobre el establecimiento de una zona desnuclearizada en Europa. Palme explica algunos detalles. Habla de la diseminaci¨®n de miles de peque?as armas nucleares sobre el mismo campo de batalla. Peque?as, pero capaces de producir nuevos Hiroshimas. Ubicadas a ambos lados de la frontera Este-Oeste. Imagina que en un ataque convencional surgir¨ªan dificultades a los comandantes militares sobre el terreno, que habr¨ªan de decidir utilizar esas armas nucle ares o dejar que cayeran en manos del enemigo. Todo ello constituye una trampa para desencadenar una guerra nuclear a gran escala. Y el poder de decisi¨®n queda realmente en manos de los comandantes militares sobre el terreno y no en los estados mayores. La propuesta Palme pretende distanciar las armas nucleares 150 kil¨®metros de la frontera para reducir el peligro.
La emoci¨®n suscitada por la propuesta, contin¨²a Palme, ha tenido un visible reflejo psicol¨®gico. La Uni¨®n Sovi¨¦tica propugna la extensi¨®n de la zona desnuclearizada a trescientos kil¨®metros, pero en esos t¨¦rminos es imposible su aceptaci¨®n por Occidente. Los occidentales han interpretado la propuesta como una presi¨®n negativa a sus intereses y prefieren remitirse a las negociaciones de Ginebra, pero la creaci¨®n de esa zona desnuclearizada es factible.Los contrastes de Suecia -donde el neutralismo alienta un esfuerzo de defensa admirable; donde el pacifismo no impide que un 90%. de la opini¨®n encuestada se declare en favor del servicio militar obligatorio; donde los objetores al servicio militar son proporcionalmente menos que en Espa?a; donde el ministro de Defensa, Anders Thunborg, figura entre los firmantes del manifiesto por el desarme- parecen vacunar al pa¨ªs frente a la finlandizaci¨®n, a la que aluden como peligro los periodistas espa?oles. Olof Palme, en su r¨¦plica, considera que dicho concepto, lanzado por Strauss, es muy negativo y constituye un insulto a Finlandia, pa¨ªs que defiende su independencia. En seguida precisa la pol¨ªtica exterior sueca: "Fuera de las alianzas en paz para ser neutrales en la guerra".
En cuanto a Centroam¨¦rica, Olof Palme se?ala que no ha abandonado la esperanza de llegar a una soluci¨®n. Habla despu¨¦s de la extrema sensibilidad de los Estados Unidos en esa zona, que consideran de su exclusiva responsabilidad. Insiste en que no puede reconocerse exclusividad sobre ninguna zona a ninguna potencia. Ni a los Estados Unidos sobre El Salvador ni tampoco a la Uni¨®n Sovi¨¦tica sobre Afganist¨¢n o Polonia.
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