Karen Taft, un paseo por la historia de la danza
Nacida en Copenhague (Dinamarca) hace ahora 78 a?os, se inici¨® profesionalmente en el mundo de la danza a comienzos de la d¨¦cada. de los veinte. Tras viajar por Europa y EE UU y estudiar con algunas de las figuras m¨¢s representativas del ballet mundial, se instal¨® en Espa?a terminada la guerra civil y fund¨® la primera escuela de ballet cl¨¢sico de Madrid. Karen Taft, que se retir¨® de la ense?anza hace cinco a?os, evoca algunos de los grandes nombres que conoci¨® y recuerda las dificultades en nuestro pa¨ªs de una disciplina art¨ªstica casi olvidada
Hace m¨¢s de cuarenta a?os que vive en Espa?a, y Karen Taft, miss Karen, todav¨ªa arrastra un acento extra?o, pregunta si hablas franc¨¦s y se confiesa incapaz de traducir el nombre de la primera pieza que bail¨® en su Copenhague natal. Rememora el entusiasmo con que acud¨ªa de ni?a a las representaciones del teatro Real de Copenhague, "uno de los mejores ballets del mundo, hoy d¨ªa incluso", y sus primeras clases con una alumna de Isadora Duncan.Su encuentro con Michel Fokine, "el core¨®grafo m¨¢s grande de este siglo", decide su vocaci¨®n y a los dieciocho a?os, venciendo una fuerte oposici¨®n familiar, se embarca para EE UU.
"Entonces era la moda de los musicales, como hoy impera el baile moderno", pero para miss Karen, "el baile cl¨¢sico siempre vuelve; volvi¨® entonces y volver¨¢ ma?ana". En Nueva York trabaja con las mejores compa?¨ªas del momento. "Con L¨¦onide Massine, tambi¨¦n uno de los grandes, mont¨¢bamos todas las semanas un nuevo espect¨¢culo en el teatro Roxy".
De regreso a Europa, estudia con Karsavina (compa?era de Nijinski) y con Anton Dolin; forma parte de varias compa?¨ªas francesas, hace giras por Alemania e Inglaterra y, finalmente, se instala de nuevo en Dinamarca, donde funda un ballet cl¨¢sico y una escuela.
Ana Pauloya e Isadora Duncan
Karen Taft resalta dos grandes figuras del ballet, casi opuestas, fundamentales para entender el desarrollo posterior de la danza: Ana Paulova, "muy t¨¦cnica, una bailarina excepcional que adem¨¢s pose¨ªa unos pies preciosos, divinos"; y en el otro extremo, Isadora Duncan, "la danza libre, los pies descalzos; se la considera con raz¨®n como la creadora del baile moderno".Heredera de la pasi¨®n de su padre, "quien se enamor¨® de Espa?a despu¨¦s de ver la ¨®pera Carmen", reside en Madrid desde 1940. El relato de sus primeros pasos en la ense?anza del ballet, cuajado de an¨¦cdotas que miss Karen todav¨ªa cuenta con aire sorprendido, deja traslucir unos a?os en los que la danza.cl¨¢sica era, en el mejor de los casos, ignorada. Empez¨® dando clases particulares y en 1948 se instal¨® enun gimnasio, que tuvo que abandonar porque durante las clases los deportistas se entrenaban, corriendo, alrededor de la sala. En 1951 se traslad¨® a la calle Libertad, donde a¨²n permanece la escuela.
Aunque el inter¨¦s por la danza no ha dejado de crecer desde entonces, miss Karen reconoce que ha sufrido "todas las dificultades: quejas de los vecinos, papeleos.... "En una ocasi¨®n", comenta, "aparecieron en la academia dos inspectores de polic¨ªa que me dieron a entender que all¨ª hab¨ªa algo que no era decente y quer¨ªan ver el local. El registro termin¨® cuando reconocieron a tres hijas del alcalde que yo ten¨ªa entonces en mi clase".
Adem¨¢s de dirigir la academia, Karen Taft realiz¨® varias coreograf¨ªas, para Luis Escobar y Tamayo, como Te espero en Eslava. Entre sus alumnos recuerda a Alberto Lorca, Alberto Portillo, Elena Villarroya, Rosa Naranjo, actrices como Aurora Bautista, Conchita Velasco y Esperanza Roy, entre otras.
Muchas alumnas de la academia recuerdan a miss Karen, que se retir¨® hace cinco a?os, apoyada en su bast¨®n, dictando su clase, inflexible, cruel a veces, "porque el ballet, es t¨¦cnica y t¨¦cnica, lo dem¨¢s son modas, y el arte de una buena bailarina s¨®lo surge cuando existe un fondo de t¨¦cnica".
Karen Taft tiene palabras alentadoras para Mar¨ªa de ?v¨ªla y Aurora Pons, reci¨¦n nombradas responsables de la pol¨ªtica oficial en tomo a la danza. "Las ¨²nicas capaces de elevar el nivel en este pa¨ªs, pero s¨®lo con una condici¨®n", concluye esc¨¦ptica, "que las dejen en paz".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.