Un recuerdo de juventud
Me apena la muerte de Jos¨¦ Mar¨ªa Castroviejo. De pronto surge ante m¨ª la imagen semiolvidada de mi adolescencia. Estudiamos juntos el bachillerato en Santiago de Compostela. Era entonces Jos¨¦ Mar¨ªa un muchacho ¨¢gil, dado al ejercicio f¨ªsico y con una incipiente afici¨®n a la caza. Su padre, un catedr¨¢tico de la facultad de Derecho, lo iniciaba en los secretos del buen cazador. El buen cazador "con escopeta y perro", tan caracter¨ªstico de Galicia.Concluido el bachillerato, Castroviejo se matricul¨® en la facultad de Derecho. Yo, en la de Medicina. Fueron tiempos de gran agitaci¨®n estudiantil. Se acusaba cada vez m¨¢s el cambio pol¨ªtico que en el a?o 1931 nos trajo la Rep¨²blica. En Santiago de Compostela yo fui el primer presidente de la FUE. Castroviejo ocup¨® alg¨²n puesto -no recuerdo ahora cu¨¢l- en la directiva de Derecho. Y ahora viene los sorprendente: ¨¦l fue el encargado de las actividades subversivas y m¨¢s o menos violentas -m¨¢s bien menos- que por entonces llevamos a cabo. Preparaba los petardos destinados a alarmar a la pac¨ªfica gente de Compostela y ¨¦l mismo era quien los colocaba en los lugares estrat¨¦gicos. Fue detenido y pas¨® unos meses en la c¨¢rcel. De todo esto habr¨¢ que hacer alg¨²n d¨ªa historia pormenorizada, porque es necesario aclarar a fondo lo que entonces ocurri¨® y que, si bien guarda un cierto parecido con algunos momentos actuales, esa semejanza es puramente extema. Todo un cambio de estilo se hace patente en la comparaci¨®n de aquella generaci¨®n y lejana y la generaci¨®n moza de nuestros d¨ªas.
Del carlismo inicial de Castroviejo, de su amor a la caza, de sus rebeld¨ªas, de las lecturas de los cl¨¢sicos y, en los de nuestro tiempo, muy especialmente de Valle-Incl¨¢n, le qued¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Castroviejo una cierta querencia rom¨¢ntica, el amor al paisaje nativo y el regusto por las evocaciones legendarias de muchos tipos pintorescos y m¨¢s o menos absurdos de nuestra tierra. Su literatura es, pues, un precipitado de todas esas l¨ªneas existenciales.
En los textos de Jos¨¦ Mar¨ªa Castroviejo hay, por eso mismo, a?oranza valleinclanesca de los tiempos idos, amor a lo extraordinario y a lo inconcebible, complacencia en el encantamiento del regazo tel¨²rico y, dominando todo esto, una muy marcada alegr¨ªa de vivir, un gozo pagano de todo lo que la vida puede ofrecer.
Quiero decir que en Jos¨¦ Mar¨ªa Castroviejo lo decisivo es la personalidad. Sus escritos son como un complemento, como un aditamento literario a lo que ¨¦l mismo, en su m¨¢s rec¨®ndita autenticiad, fue.
Encarn¨¦ el tipo del gallego imaginativo, fabulador, abierto y desprendido. Puso al servicio de este escorzo toda su voluntad de estilo, toda su manera literaria, todos sus gestos, sus preferencias y sus rechazos. Hab¨ªa en ¨¦l un fondo de rebeld¨ªa que compaginaba, muy astutamente, con el amor a lo cotidiano y a todo lo valioso de la vida. Recuerdo c¨®mo, en nuestra primera mocedad, y Reno de dudas ideol¨®gicas, se calific¨® a s¨ª mismo de "tradicionalista-comunista".
?Fue Jos¨¦ Mar¨ªa Castroviejo una viviente contradicci¨®n? Es posible. Yo digo m¨¢s: es deseable, pues de la ¨ªntima contradicci¨®n nace lo m¨¢s certero y lo decididamente espec¨ªfico de la criatura humana. Vista desde esta perspectiva, la figura de Jos¨¦ Mar¨ªa Castroviejo no s¨®lo reaviva nuestro recuerdo, sino que lo ennoblece y le otorga sentido.
es presidente de la Acadernia Gallega.
Babelia
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