El atentado de Lisboa

Una vez m¨¢s, un extremista ha eliminado a un moderado. Es el modo, desgraciadamente habitual de abortar complejas y ambiciosas negociaciones para acercar posiciones antag¨®nicas y conseguir eso que es siempre tan dif¨ªcil: la paz.El doctor Sartaui, el hombre m¨¢s representativo del sector moderado de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), asist¨ªa como observador de la organizaci¨®n a la reuni¨®n de la Internacional Socialista en Portugal.

Sartaui, que hab¨ªa dejado su carrera de cardi¨®logo en Estados Unidos para convertirse en asesor de Arafat y negociador de dif¨ªciles acuerdos, ten¨ªa en contra a los sectores m¨¢s radicales de la organizaci¨®n palestina. Los hombres de Siria y de Libia estaban enfrente de ¨¦l. En la reuni¨®n de Argel -donde no le dejaron hablar- lleg¨® a presentar su d¨ªmisi¨®n como miembro del Consejo Nacional Palestino, tales eran los obst¨¢culos que encontraba en su camino negociador. Sus contactos con la izquierda israel¨ª, con los socialistas europeos, su actitud favorable a un mayor papel de Hussein en la defensa de la causa palestina, todo llevaba a poner las mayores esperanzas en su figura. (...)

La identidad del asesino es secundaria: cualquiera pod¨ªa disparar las balas q¨²e han acabado con la vida del dirigente moderado. No lo es, en cambio, la identidad de la v¨ªctima: hay hombres dif¨ªciles de sustituir.

Y tiempo no sobra. El momento era favorable en Europa y en Am¨¦rica. Reagan no est¨¢ todav¨ªa pendiente de una nueva campa?a electoral, en la que resultan siempre dif¨ªciles de llevar adelante proyectos de tal ambici¨®n como un reconocimiento palestino del Estado de Israel, un reconocimiento por Estados Unidos de la OLP y una f¨®rmula de soberan¨ªa que quedara bajo el amparo del rey Hussein. (...).

11 de abril.