Como una reina
Mediante el premio Cervantes, que el Rey Don Juan Carlos, me parece, se limita a sancionar con su entrega personal, la monarqu¨ªa pluralista, democr¨¢tica y parla mentaria ha conseguido un presti gio cultural muy cierto, y hasta puede permitirse -fuera de toda sospecha- darle el premio a un mon¨¢rquico-de-toda-la-vida, Luis Rosales, no por mon¨¢rquico, sino por gran poeta.En la fiesta de la tarde, en La Zarzuela, vi de pronto, delante de m¨ª, de espalda, a una mujer como una reina. Era la Reina. No llevaba yo trasegado el suficiente whisky (o sea, la priva) como para hacer de la timidez erguimiento y acercarme a saludarla. Estaba entre infantas y Pilarmir¨®s.
Lo cual que Alfonso Sastre se ocupa, inesperada y sabiamente, de mis jergalizaciones, en este matutino manchego, y hace algunas preciosas y precisas precisiones sobre el verbo privar. el Diccionario cheli ten¨ªa que haberlo escrito ¨¦l por cierto, ?para cu¨¢ndo un gran ciclo Sastre donde el personal conozca, con plenitud y dignidad, al autor m¨¢s represaliado del cuarenta?ismo, un teatro de ideas y no de costumbres? Esta pregunta se la hago directamente a Javier Solana, ministro de Cultura de la cosa
Beso manos ilustres y marchites, me voy, del sal¨®n en un ¨¢ngulo claro, y dejo que en mi arpa interior comiencen a trinar las notas de los que van viniendo, de los que me pulsan. Juan Rof Carballo me anuncia que va a sacar un nuevo libro y, cuando le pregunto por ¨¦l anhelante, resulta que es de Patolog¨ªa: "?Y El hombre como encuentro, Juan? ?Cu¨¢ndo se repite eso?" Me contesta en gallego. (Hay un galaico que funciona incluso por dentro del castellano.) "La gente se sorprende de que me cites tanto y no te metas conmigo", me dice Rof.
-Uno tiene sus fallos, Juan, maestro.
Fernando L¨¢zaro Carreter me cuenta un proyecto que ten¨ªa Haro Tecglen Radio Exterior:' sacarnos a ¨¦l y a m¨ª, el cient¨ªfico del idioma y el intuitivo del idioma ("es la sintaxis la que se vuelve loca", repito la vieja sentencia de Barthes), para hacemos lenguas de la lengua, semanalmente. Yo no sab¨ªa nada, aunque ceno con Haro casi todas las noches del a?o: elegancia se llama esa figura. Luego, EHG dimiti¨®. Mercedes F¨®rmica, una mujer de la que yo me enamorar¨ªa ahora mismo, si uno no tuviese tanto vicio con las del COU, viene, elegant¨ªsima, y me dice:
-He le¨ªdo El hijo de Greta Garbo con el coraz¨®n en la garganta. Qu¨¦ libro, hijo.
Madre. Le pido relaciones en el acto, y me dice una cosa clarividente: "Somos de generaciones encontradas".
Angelina Gatell, todo un Miguel Hern¨¢ndez femenino, me convoca para un acto po¨¦tico en diciembre. Madrugadora mujer. Pilar Fraguas (la santa de Forges) me habla de aquella carta, olvidada e inolvidable, que me escribi¨® una vez. Uno prefiere que vengan a uno las mujeres. Los hombres siempre se llevan algo y las mujeres siempre se dejan algo, aunque sea un abanico.
Al general D¨ªez-Alegr¨ªa le cuento an¨¦cdotas secretas de su vida privada que ni ¨¦l mismo conoce. Uno es como el intrabi¨®grafla de los grandes. Por eso no har¨¢ uno una gran biograf¨ªa. Mario Lacruz, uno de los escritores/editores que m¨¢s me han ayudado en esta lucha -hay qu¨¦ lucha-, me dice que van a potenciar Seix/Barral metiendo, por ejemplo, Le Carr¨¦. Pues claro.
Jos¨¦ Manuel Lara me dicen que est¨¢ en el meollo del cogollo del bollo, o sea, muy cerca del Rey. Uno se mantiene distante, por no marear. Miro la pomada y me pregunto si no estamos cayendo en "las marquesas de la Rep¨²blica". No. Lo primero, porque esto no es una rep¨²blica, sino m¨¢s: un socialismo coronado. Espa?a, como hip¨®tesis de trabajo, est¨¢ hoy a la cabeza de Europa. Carlos Par¨ªs. Fernando Mor¨¢n. Giulliana, Calvo-Sotelo. El erotismo de las italianas va m¨¢s all¨¢ de su biograf¨ªa.
Lola y Eduardo Rico. A Rico rojo de toda la vida, hombre firme y debil¨ªsimo de Pueblo, le hace ofertas Ans¨®n, y yo estoy al loro Rico, que lo pasa mal, dice, empero, que no.
Se ha ido de mis cercan¨ªas una mujer como una reina. Era la Reina.
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