Sobre el papel

y desgraciadamente s¨®lo se qued¨® en eso, como veremos despu¨¦s-, el programa Su turno del martes pasado ofrec¨ªa un gran atractivo. ?La mujer v¨ªctima? (?o verdugo?, propuso Jes¨²s Hermida a los participantes, y la propuesta fue aceptada por ¨¦stos).Pero la desilusi¨®n lleg¨® pr¨¢cticamente al iniciarse el programa. El se?or Hermida perdi¨® "la aguja de marear" inmediatamente (aunque personalmente creo yo que la tra¨ªa perdida con la simple elecci¨®n de alguno de los participantes en el programa). Y a ello vamos.

Y no queda m¨¢s remedio que ,empezar por la se?ora Narvi¨®n Pasa a la p¨¢gina 12 Viene de la p¨¢gina 11-excelente periodista por otro lado- No tiene absolutamente ninguna capacidad de di¨¢logo. Lo suyo es hablar, hablar, hablar (parodiando su lectura del art¨ªculo de Maruja Torres), y lo que es peor, a mi juicio, interrumpir de forma incontinente, inoportuna, desafortunada en la mayor¨ªa de las veces, a la persona en el uso de la palabra. La palabra es de ella, y punto. Y una propuesta: ?por qu¨¦ Televisi¨®n Espa?ola no ofrece un espacio a la se?ora Narvi¨®n para ella sola? Podr¨ªa gozar lo indecible. La inc¨®gnita ser¨ªan los televidentes.

Por otro lado, y en el equipo de los anti (es decir: "?La mujer, v¨ªctima?... ?Qu¨¦ barbaridad!"), ?cual fue el criterio para la selecci¨®n del se?or Dom¨ªnguez? Misterio dentro del misterio. Sus intervenciones -cuestiones personales aparte, que no creo interesar¨¢n a casi nadie- fueron perfectamente in¨²tiles. Se las pod¨ªa haber ahorrado tranquilamente y todos habr¨ªamos salido ganando.

Y luego, el se?or Hermida. El programa se emit¨ªa en directo (nos lo repiti¨® todas las veces que quiso, seg¨²n su costumbre), pero ¨¦l estuvo casi de adorno. Ni moder¨®, ni control¨®, ni encauz¨® nada.Aquello fue un di¨¢logo de sordos, en el que la se?ora Narvi¨®n termin¨® por irritar a la inmensa mayor¨ªa de los televidentes.Bien, a mi juicio, el resto de los participantes, con una menc¨ª¨®n especial a Carmen Sarmiento. /