Tardofraga
Como una especie prediluvial, como un hombre de la raza de las estatuas, como un bosque de remotas con¨ªferas o una variante injuriada del rom¨¢nico, as¨ª cae tardofraga, el fraguismo tard¨ªo, Fraga mismo. No estoy haciendo campafia. No condesciendo a lo municipal y espeso. Fernando Qui?ones me dice al o¨ªdo deliciosa frase de Borges sobre el tedio en Goethe. ?Y qui¨¦n habl¨® de Borges en Madrid, ya en los cincuenta, cuando todos andaban al andamio socialrealista, contra Fraga, sino Fernando Qui?ones? No le hac¨ªan caso. ?Y qui¨¦n insist¨ªa en Valle-Incl¨¢n cuando los contertulios de Baroja dec¨ªan que una p¨¢gina de don P¨ªo val¨ªa por todo el marqu¨¦s de Bradom¨ªn? ?Qui¨¦n, en el Gij¨®n, sino Francisco Umbral. No le hac¨ªan caso. Estaban al socialrealismo y el anti / Fraga. Fraga, lo comprendo, interrumpi¨® nuestro discurso literario, nos empecin¨¦ de Grimau, ya en los sesenta (Carrillo lo ha explicado muy bien, el otro d¨ªa, prescindiendo de nombres, en el cementerio civil). Fraga interrumpi¨® nuestro discurso, nuestra juventud creadora, no ya la de Garc¨ªa Nieto (que hoy me pone entra?able carta literaria), y es una de las muchas cosas que no podemos perdonarle a Fraga. Como un pol¨ªtico precat¨¢logo, como una estatua no lograda, como una fraga galaica sin fortuna, como un estilo arquitect¨®nico / pol¨ªtico frustrado, ahora cae Fraga, asistimos al tardofraguismo, y aprendemos lo que ya sab¨ªamos desde el colegio, o sea la clase ,muerta, con Maximo siempre en el primer pupitre: que las especies equivocadas se extinguen por s¨ª mismas. El roneo ven¨ªa de tiempo. Por los bares / chafl¨¢n de Serrano y los consejos de administraci¨®n corr¨ªan lenguas anabolenas:-Fraga est¨¢ impresentable.
-Don Manuel ya no aguanta.
-Y la marca que lleva.
Ya se ha curado en plena enfermedad, advirtiendo que un sensu-rround municipal no le afectar¨ªa como l¨ªder de la derecha. "Tarde comenc¨¦ a ser espa?ol", dice don Manuel Aza?a. Tarde ha empezado Fraga a ser liberal, dem¨®crata, constitucional. Tarde ha tardado Fraga. Oscar / Verstrynge / Herrero / Roca / Schwartz quieren sustituirle, sucederle. Y al final ¨¦l, siempre en campa?a, por las provincias, por los teatros sin verso, lo ha dicho as¨ª: "Hay tensiones en los partidos de la coalici¨®n para sustituirme".
Siendo ¨¦l ministro de Informaci¨®n de la cosa, ven¨ªa de Sevilla de afirmar la irrevocabilidad del carnet de Prensa (que este peri¨®dico ha dejado a¨²n en menos llam¨¢ndolo carn¨¦), y yo le pregunt¨¦ en Santander, en un coloquio:
-Al se?or Cam¨®n Aznar, aqu¨ª presente, que no tiene carnet de Prensa, ?le va usted a prohibir hacer cr¨ªtica de arte?
Se comi¨® algunas vocales, aderezadas de consonantes, y dijo: "Ese tema lo he cerrado. Otra pregunta". Me fui a ba?arme. No hago, hoy, campa?a, no desciendo a lo municipal, no condesciendo a lo espeso. Fraga no ha sido s¨®lo un candidato municipal o nacional. Ha sido, para la generaci¨®n del infarto, que es la m¨ªa, una glaciaci¨®n, una Edad de la Piedra, una fosilizaci¨®n, una era. (Era imaginaria, como las de Lezama Lima y el cuarenta?ismo.) Ahora muere pol¨ªticamente, no a mano airada de la izquierda, claro, sino a mano clemente y especiosa de su derecha. Roma no pagaba traidores y la democracia, incluso la de derechas, no paga ingenieros sociales. Presidenc¨ªalistas / providencialistas. Todav¨ªa tuvimos unos topetazos, cuando las generales, en unos almuerzos de Intervi¨². Hasta se puso de pie para exigir que nos fu¨¦semos ¨¦l o yo.
No nos fuimos ninguno y luego se echaba mucha mayonesa en todo, incluso en lo que para nada lleva mayonesa. Fraga (tengo muy dicha la condici¨®n anovelada de los pol¨ªticos: escribo la pol¨ªtica como una novela) es de la raza de los prometeicos. Mal encadenado a Franco, el cuervo de la izquierda le mord¨ªa del costado. Fue nuestra ecolog¨ªa adversa / inversa. Tardofraga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.