La sentencia del 23-F, aplaudida antes de dictarse
Es pr¨¢ctica habitual entre los abogados subrayar en sus informes ante los tribunales los valores de independencia, equidad o sentido de la justicia de los jueces. Podr¨ªa entenderse como una aut¨¦ntica cl¨¢usula de estilo, que se enfatiza, m¨¢s o menos ligeramente, cuando el informe se produce ante alguna sala del Tribunal Supremo.Los defensores de los condenados por los delitos del 23-F, en la vista oral del recurso de casaci¨®n, ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, sobrepasaron con mucho esta norma y descargaron sobre el tribunal un aut¨¦ritico torrente de ditirambos. Salvo muy escasas excepciones, la mayor¨ªa dedic¨® varios minutos a este cometido. Reproducidas en su literalidad algunas de las afirmaciones que all¨ª se hicieron -la del defensor de Tejero, por ejemplo-, resultar¨ªa que la Sala Segunda del Supremo es la quintaesencia universal, no ya de la justicia, sino de casi todas las virtudes posibles. Tan terminantes y tan absolutas fueron las afirmaciones que la decisi¨®n posterior del tribunal quedaba amparada, de antemano, y por sus propios destinatarios, de cualquier reproche.
Lo cierto es que la sentencia que casa la del Consejo Supremo de Justicia Militar por los delitos cometidos el 23 de febrero es, con toda probabilidad, una de las piezas jur¨ªdicas de mayor envergadura que ha producido la jurisprudencia penal espa?ola en muchos a?os. La lectura de los 120 folios que.ocupan los 144 considerandos que la integran denota un notable esfuerzo de rigor jur¨ªdico y altura doctrinal. Podr¨ªa afirmarse, sin asomo de adulaci¨®n, que los considerandos esenciales -los que se dedican a las tesis fundamentales manejadas por las partes- constituyen casi monografias sobre aquellas materias: la obediencia debida, el estado de necesidad, el impulso altruista o patri¨®tico, el propio delito de rebeli¨®n.
Hay en el texto judicial una dosis de erudici¨®n casi abrumadora, pero en modo alguno pedante o gratuita. Est¨¢ puesta al servicio del discurso que se sostiene, de manera que el recorrido hist¨®rico por algunas figuras -la obediencia debida, por ejemplo- que arranca del Derecho Romano, pasa por Las Partidas y sigue por todos los c¨®digos penales de nuestro pa¨ªs, sirve para iluminar, no s¨®lo la tesis final del tribunal, sino, incluso, el esfuerzo mantenido durante m¨¢s de dos milenios por los creadores de la t¨¦cnica jur¨ªdica, cuya propia naturaleza cient¨ªfica ha sido puesta en duda en muchas ocasiones.
Lenguaje directo
Incluso el lenguaje de la sentencia es singular. Primero, porque la sintaxis no resulta tan maltratada como, es habitual en la jerga curial pero, sobre todo, porque el redactor del texto utiliza en muchas ocasiones un lenguaje directo, casi brusco, para subrayar lo obvio o para rechazar una machaconer¨ªa exculpatoria que, seg¨²n se transparenta en el texto, ha llegado a desbordar la paciencia del juzgador. Un ejemplo: el considerando que rechaza la obediencia debida del capit¨¢n Mu?ecas asegura que "hasta el m¨¢s lerdo" se hubiera dado cuenta, a lo largo de las horas que dur¨® la ocupaci¨®n del Congreso, del car¨¢cter delictivo de aquellas conductas.
En otros momentos refuerza las apreciaciones sobre el car¨¢cter de alguno de los procesados y lo califica de indisciplinado, con tumaz, sinuoso, d¨ªscolo, tortuoso, mendaz o subversivo.
Es comprensible que la lectura de la sentencia no resulte agradable en ¨¢mbitos militares, donde puede anteponerse un sentimiento de compa?erismo a cualquier otra consideraci¨®n. Pero es evidente que, fuera de cualquier ¨®ptica estamental, hay que recibir con agrado que el Tribunal Supremo adecue el lenguaje al sentimiento generalizado que produce la incuria de los condenados.
Incluso la iron¨ªa tiene cabida en la sentencia, como cuando recuerda que no era precisamente Tejero el personaje m¨¢s indicado para que los dem¨¢s fiasen de su palabra, o que su habilidad y denuedo en el asalto pudo estar al servicio de mejor causa; o cuando describen con tintes de pintoresquismo la actuaci¨®n de Camilo Meri¨¦ndez, que fue al Congreso para dar un abrazo a su amigo, "prolongado abrazo", subraya la sentencia; o cuando le recuerda al capit¨¢n Abad, que alegaba arrebato u obcecaci¨®n, que tuvo 48 horas para "calmarse y serenarse"; o a todos los procesados, en fin, que pudieron dirigir sus ¨ªmpetus a combatir lo que tanto parec¨ªa inquietarles -terrorismo, separatismo- en vez de dirigirlos contra personas e instituciones que configuraban el Estado democr¨¢tico.
Valores c¨ªvicos
Durante la pen¨²ltima sesi¨®n de la vista oral ante el Supremo, el defensor de uno de los principales inculpados, ante la escasa asistencia de p¨²blico, formul¨¦ en los pasillos, y en privado, este razonamiento: "Lo peor para esta gente (sic) no es la ejemplaridad de las penas, sino el darse cuenta de que a nadie le importa nada de esto". Era una verdad a medias. Efectivamente, la sociedad espa?ola dej¨® claro su alejamiento de un suceso hist¨®ricamente superado. Pero no puede dudarse que la sentencia del Tribunal Supremo era esperada con sereno distanciamiento y, en los t¨¦rminos en que se ha producido, contribuye, de modo notable, a fortalecer, valores esenciales para una sociedad civil que desea la libertad y el ejercicio pac¨ªfico de su propia capacidad para encauzar la convivencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- 23-F
- Orden p¨²blico
- Golpes estado
- Fuerzas armadas
- Justicia militar
- Ultraderecha
- Sentencias
- Seguridad ciudadana
- Ideolog¨ªas
- Seguridad nacional
- Sanciones
- Partidos pol¨ªticos
- Espa?a
- Juicios
- Defensa
- Proceso judicial
- Justicia
- Transici¨®n espa?ola
- Transici¨®n democr¨¢tica
- Conflictos pol¨ªticos
- Historia contempor¨¢nea
- Historia
- Pol¨ªtica