Una sinfon¨ªa inacabada
El Sur, segunda pel¨ªcula de V¨ªctor Erice, me parece un hermoso poema inacabado. La v¨ª hace unas semanas, en una copia en la que faltaban sonidos primordiales, pero conoc¨ªa de antemano tan al dedillo la historia -en rigor, la parte de la historia que ha sido rodada- que pude poner en mi imaginaci¨®n, a la par de las im¨¢genes, casi todo lo que Erice a¨²n no les hab¨ªa a?adido. El resultado era, pese a tratarse de un filme inacabado, casi quebrado, realmente hermoso.Entr¨¦ en contacto con El Sur hace m¨¢s de un a?o. El¨ªas Querejeta, su productor, me pidi¨® que colaborase con Erice para activar un gui¨®n que estaba escribiendo, y que, me dijo, avanzaba muy lentamente. Esta lentitud es comprensible cuando un director de cine hace ¨¦l solo el gui¨®n y ¨¦ste es complejo. Por otro lado, es proverbial la meticulosidad de Erice como guionista, ya que no da por v¨¢lida una secuencia hasta que la visualiza, hasta el punto de que una parte muy importante de su puesta en escena va ya prefijada en el gui¨®n. Trabajamos juntos casi dos meses, pero no ten¨ªamos Erice y yo la misma visi¨®n de la historia y la colaboraci¨®n mutua se hizo pronto innecesaria. Erice sigui¨® solo.
La historia que Erice manejaba era el resultado del encuentro de otras dos. Una, que transcurr¨ªa en una ciudad castellana, proced¨ªa de un relato ideado por Adelaida Garc¨ªa Morales, su mujer. La otra era de la cosecha propia de Erice, parte de una saga familiar andaluza en la que a?os atr¨¢s hab¨ªa trabajado. El encuentro entre las dos historias se hab¨ªa producido de una manera natural y creaba algunas dificultades de s¨ªntesis, pero no insalvables. Erice las salv¨® durante el pasado verano, y el gui¨®n qued¨® terminado a finales de julio. Lo le¨ª, estudi¨¦ y cronometr¨¦ mentalmente. Me dio unas dos horas y veinte minutos de duraci¨®n. A Erice le daba cinco minutos menos que a m¨ª. Ah¨ª perd¨ª de vista los proleg¨®menos de la pel¨ªcula. El rodaje comenz¨® en oto?o. Ten¨ªa intenciones de acudir a ¨¦l para hacer un reportaje para este peri¨®dico, pero un accidente de circulaci¨®n me dej¨® inmovilizado en una silla de ruedas durante varios meses. Supe despu¨¦s por los peri¨®dicos que el rodaje se hab¨ªa interrumpido semanas antes de lo previsto, dej¨¢ndose sin filmar la parte espec¨ªficamente sure?a del relato, que transcurr¨ªa en el pueblo sevillano de Carmona, y que Erice estaba montando lo rodado hasta entonces en Zamora y Logro?o, que era el polo norte?o del relato. As¨ª ha quedado finalmente el filme.
L¨®gicamente, en una pel¨ªcula que no ha sido acabada de rodar, quedan cabos sueltos, sobre todo de tipo estructural y argumental. Pero creo que el poema y su aliento permanecen en El Sur. Mi impresi¨®n es que se hablar¨¢ mucho de esta pel¨ªcula, porque en ella hay riqueza poem¨¢tica y contiene algunas secuencias dignas de pasar a la antolog¨ªa m¨¢s exigente del cine espa?ol. ?C¨®mo hubiera sido El Sur, de haber sido rodado ¨ªntegramente? ?El delicado tenebrismo de las im¨¢genes n¨®rdicas de Alcaine no est¨¢ premeditadamente buscado para constrastar estil¨ªsticamente con una explosi¨®n de luz y antitenebrismo en las escenas sure?as no rodadas? ?De haber sabido que la parte final de la historia no iba a rodarse, hubiera suprimido Erice dos largas secuencias, a mi juicio bell¨ªsimas, y ambas cruciales para el eniendimiento de la conducta del personaje de Omero Antonutti? ?Hubiera quebrado Erice la fluencia del poema con una brusca el¨ªpsis de siete a?os, de saber que esta elipsis no se prolongar¨ªa en la desembocadura andaluza de la historia, para la que era una preparaci¨®n temporal indispensable?.
Estas preguntas y otras muchas son l¨ªcitas, pero no tienen ni tendr¨¢n contestaci¨®n, por lo que van a engrosar los muchos misterios irresolubles con que alimentamos al propio misterio del cine. El Sur ya es s¨®lo lo que es: un bello y truncado poema en im¨¢genes de s¨®lo hora y media de duraci¨®n, en lugar de las dos horas y cuarto previstas por su director, sobre el que habr¨¢ que volver cuando pueda ser contrastado, proyectado, y cuando hablar de ¨¦l sea algo m¨¢s que hablar de especulaciones sobre lo que pod¨ªa haber sido, y s¨®lo cuente lo que irremediablemente es.
Babelia
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