El Congreso apoya la pol¨ªtica de Reagan en El Salvador
El comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado ha aprobado, por unanimidad, un compromiso de ayuda militar y econ¨®mica para El Salvador que confirma la l¨ªnea de apoyo parlamentario a la pol¨ªtica de la Administraci¨®n del presidente Ronald Reagan. El acuerdo, votado por senadores republicanos y dem¨®cratas, recorta s¨®lo parcialmente los 136 millones de d¨®lares solicitados por Reagan, dejando la ayuda militar anual en 76,3 millones de d¨®lares para 1983 y 1984. El comit¨¦ acept¨® tambi¨¦n, sin reducciones, la concesi¨®n de una ayuda econ¨®mica cifrada en 140 millones de d¨®lares para 1983 y 120 millones para 1984.Este acuerdo "supone un paso positivo en la direcci¨®n adecuada", seg¨²n el subsecretario de Estado, William Schneider, que reflejaba as¨ª la satisfacci¨®n de la Casa Blanca en materia de pol¨ªtica centroamericana.
Resulta muy significativo que, a pesar de las cr¨ªticas iniciales, republicanos y dem¨®cratas, conservadores o liberales, est¨¢n de acuerdo en continuar apoyando los planes del presidente Reagan hacia Centroam¨¦rica.
El compromiso en el comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado se forj¨® gracias a las garant¨ªas dadas por la Administraci¨®n Reagan de que "no enviar¨¢ tropas estadounidenses" a El Salvador.
Se trata, pues, de una victoria de alto valor simb¨®lico para el presidente Reagan y sus principales consejeros en materia de pol¨ªtica centroamericana, quienes, a la hora de la verdad, encuentran una d¨¦bil oposici¨®n en el Congreso. "No estoy totalmente satisfecho", dijo el senador dem¨®crata y liberal Christopher Dodd, uno de los principales adversarios de la doctrina Reagan para Centroam¨¦rica. Pero Dodd vot¨® tambi¨¦n el compromiso de concesi¨®n de m¨¢s ayuda a El Salvador.
Ronald Reagan tampoco encuentra gran resistencia a la continuidad de las operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en apoyo de la guerrilla antisandinista, de Nicaragua. Aunque la C¨¢mara de Representantes, concretamente el subcomit¨¦ de Inteligencia, pidi¨® el cese inmediato de las operaciones encubiertas de la CIA en Centroam¨¦rica, otros comit¨¦s del Senado aprobaron continuarlas, al menos hasta el pr¨®ximo mes de septiembre.
Adem¨¢s, ni la C¨¢mara ni el Senado se oponen a que la Administraci¨®n Reagan transforme las operaciones secretas en operaciones abiertas, con apoyo militar en armas, comunicaciones o vigilancia de acoso a Nicaragua.
Todos estos hechos confirman que es real el impacto del discurso pronunciado) por Reagan hace dos semanas ante el pleno del Congreso, cuando dramatiz¨®, situando "en nuestras propias fronteras", el peligro de la subversi¨®n marxista en Centroam¨¦rica.
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