Cedar Walton: la vida sigue
Terminar unas Jornadas de Jazz con la actuaci¨®n de Cedar Walton es como terminar el cap¨ªtulo de un serial: continuar¨¢. Primero, porque todos los m¨²sicos del grupo de Walton han venido ya aqu¨ª otras veces, y no seria extra?o que vinieran bastantes m¨¢s. Segundo, porque practican el estilo que es m¨¢s com¨²n escuchar en Madrid, ese bop duro que se ha convertido en una especie de nuevo clasicismo.El saxo tenor Bob Berg es un ejemplo al respecto. Prototipo del tenor poscoltraniano, lo tiene todo, pero todo aprendido. Hasta las referencias que hace son de escuela: Fascinatin rhythm, Sleigh ride, Pop goes the wheasel. El trombonista Curtis Fuller ya tiene un mundo m¨¢s personal. En primer lugar, por ser un hist¨®rico: hace m¨¢s de 25 a?os de su contribuci¨®n a la legendaria sesi¨®n de Blue train, con Coltrane. En segundo lugar, porque tiene capacidad de incorporar po¨¦ticamente al repertorio del jazz una balada en apariencia tan poco apropiada como Never, never land.
Cedar Walton
III Jornadas de Jazz de Madrid. Carpa del Cuartel de Conde Duque. Madrid, 15 de mayo.
Lo que ocurre en estos conciertos es que uno acaba qued¨¢ndose con lo que est¨¢ detr¨¢s, la llamada secci¨®n r¨ªtmica, donde, dicho sea de paso, est¨¢ lo que m¨¢s ha evolucionado en este tipo de jazz. Cedar Walton, excelente compositor y arreglador, es ideal para dirigir peque?os grupos como ¨¦ste. La mayor¨ªa de los temas interpretados eran composiciones suyas, con atenci¨®n especial a sus grandes ¨¦xitos: Ugetsu, Arabia. Como pianista, se reserv¨® sus momentos especiales para lucirse, pero uno los encuentra discutibles por cuesti¨®n de principios, y es que una balada deja de ser una balada cuando se dobla el tempo.
David Williams pertenece a esa reciente generaci¨®n de bajistas que ha revolucionado el papel del contrabajo en los grupos de jazz moderno. Un bajista medio de esa generaci¨®n, como Stafford James, Clint Houston o el mismo Williams, se sit¨²a con facilidad, en cuesti¨®n de t¨¦cnica, por encima del nivel de cualquiera de sus predecesores. El bater¨ªa Billy Higgins, viejo conocido, est¨¢ en el bando de los hist¨®ricos: fue uno de los bater¨ªas de la sesi¨®n de Free Jazz, sin ir m¨¢s lejos. Ha seguido una especie de evoluci¨®n hacia atr¨¢s, y de sus inicios vanguardistas ha pasado a ser uno de los m¨¢s claros responsables de que el bop duro sea, como dije, el nuevo clasicismo. Prefiero verle dialogar, como en los grupos de 12 compases que cambi¨® con los otros m¨²sicos en el tema inicial, pero debo reconocer que el primero de sus dos solos largos fue muy bonito, con grandes silencios.
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