El Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos se apresta a vender las participaciones industriales de Banco Catalana
La mayor¨ªa de paquetes es de car¨¢cter minoritario, lo que facilitar¨¢ su traspaso
Con la adjudicaci¨®n, en subasta celebrada el pasado martes, del grupo Banca Catalana a un pool de 13 entidades privadas dirigido por la gran banca espa?ola, el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD) -organismo dedicado a sanear y reflotar bancos y compuesto y financiado a partes iguales por el Banco de Espa?a y por la banca privada- se ha convertido en el primer grupo industrial de Catalu?a y en uno de los primeros de Espa?a.En cumplimiento de las condiciones ofrecidas en el concurso-subasta, el Fondo ha asumido la propiedad de todas las participaciones industriales de Catalana y sus filiales. El valor de las mismas, con criterios de mercado muy ajustados, puede oscilar entre los 20.000 y los 30.000 millones de pesetas. Con ello, el patrimonio del Fondo, contando activos industriales e inmobiliarios, se sit¨²a cerca de los 100.000 millones de pesetas.
El paquete industrial de Catalana retenido por el Fondo abarca participaciones -en general minoritarias- en un centenar de firmas, entre empresas matrices y filiales. En muchos casos estas participaciones se originaron como consecuencia de la posici¨®n acreedora de la banca, convirti¨¦ndose el cr¨¦dito de dif¨ªcil recuperaci¨®n en participaci¨®n de capital. Del centenar de compa?¨ªas s¨®lo unas 50 tienen importancia por s¨ª mismas o son cabeza de peque?os grupos. Seis de ellas son grandes empresas, con facturaci¨®n cercana a los 10.000 millones de pesetas. Se trata de Nurel, Montefibre Hispania, Roca Radiadores, el grupo Corber¨®, Torras Herrer¨ªa y Explasa. El resto son firmas medianas y peque?as, concentradas en Catalu?a, pero con presencia en otras zonas (Tauste Ganadera, en Arag¨®n; el grupo Vilarrasa, en Valencia; Industrias C¨¢rnicas Cordobesas, en Andaluc¨ªa) y que est¨¢n distribuidas en muy diversos sectores de la producci¨®n, de la metalurgia a la construcci¨®n, pasando por la ganader¨ªa, el textil, los electrodom¨¦sticos, los seguros o la inform¨¢tica.
Como en el caso de Rumasa, el Estado ha devenido propietario -aunque en esta ocasi¨®n a medias con la banca privada- de una cadena de tiendas: no se trata ahora de boutiques de art¨ªculos qualit¨¦, como Loewe, sino de 17 comercios de ultramarinos y textiles baratos, la cadena Europrix, en suspensi¨®n de pagos. A diferencia de Rumasa, se ha llegado a este mismo resultado, a esta misma an¨¦cdota, sin mediar nacionalizaciones de ninguna especie.
?Cu¨¢l es el futuro de estas participaciones industriales? La situaci¨®n financiera de las mismas es muy diversa. Unas ganan dinero. Otras lo pierden. Al frente de la mayor¨ªa de ellas figura un empresario o un equipo directivo s¨®lido, que puede funcionar aut¨®nomamente, mientras que unas pocas depend¨ªan del banco y necesitan una nueva gesti¨®n. Las m¨¢s no tendr¨¢n otro problema que el de encontrar un nuevo socio minoritario o conducir a sus propietarios a que adquieran el paquete que hoy ostenta el Fondo. Otras depend¨ªan estrechamente de las l¨ªneas de financiaci¨®n abiertas por el banco madre.
El prop¨®sito del Fondo es, en cualquier caso, vender estas participaciones al sector privado. Sus directivos operan con la siguiente distinci¨®n: "En la mayor¨ªa de casos, se trata de participaciones peque?as, muchas de las cuales podr¨¢n ser enajenadas a los socios mayoritarios a precio de mercado". El objetivo del FGD es recuperar el m¨¢ximo dinero posible del que ha destinado al grupo, "pero no tenemos prisa, no venderemos a precios de saldo". Sus negociadores suelen poner cara de p¨®quer. Tienen buenas bazas para ello. Se trata de funcionarios sometidos -al menos, en parte- a la disciplina del Banco de Espa?a, y a muchos eventuales compradores (socios mayoritarios de las firmas en cuesti¨®n) quiz¨¢ no les interese mantener largo tiempo a un socio p¨²blico, frecuentemente inc¨®modo y curioso a la hora de examinar contabilidades, cumplimientos fiscales y otras obligaciones.
Los diferentes casos
Al lado de esta mayor¨ªa, indican fuentes del FGD, "se pueden contar con los dedos de una mano las empresas que requieren ahora una gesti¨®n y vigilancia diaria por el Fondo", bien porque depend¨ªan completamente de la financiaci¨®n de Catalana, bien por la agudeza de sus crisis, bien porque no hay un empresario comprometido que las encabece. Son exactamente 10 empresas. El objetivo de sus actuales rectores es ponerlas en rentabilidad -ajustando plantillas, reestructurando la gesti¨®n, invirtiendo si tienen futuro, es decir, actuando con criterios estrictamente empresariales"- para poder venderlas en una segunda fase. El principal problema radica en que, en estas 10 empresas, el Fondo, al igual que Catalana en su tiempo, simultanea su posici¨®n de accionista con la de acreedor, lo que supone una cierta contradicci¨®n de funciones.Entre las participaciones que pueden encontrar una salida m¨¢s f¨¢cil -por ejemplo, su venta a los accionistas mayoritarios, espa?oles o extranjeros- figuran el 15% de Ferrer Internacional, grupo farmac¨¦utico cuyo paquete de control lo ostenta Carlos Ferrer Salat; el 6% de Roca Radiadores, de la que la familia Roca posee la mayor¨ªa, estando el otro 6% en manos del expropiado grupo Rumasa, lo que origin¨® una nacionalizaci¨®n, por error, de la compa?¨ªa, durante 24 horas; el 20% de Tauste Ganadera, donde manda la Caja de Ahorros de la Inmaculada; el 20% de la central frigor¨ªfica Cefrusa, cuyo paquete mayoritario pertenece a la familia Ravent¨®s, o el 9% de Talleres Casals (fabricantes del taladrin Casals), donde la multinacional Robert Bosch tiene un 20% y la familia Casals el resto. Todas ellas han venido repartiendo dividendo en los ¨²ltimos ejercicios.
Otras participaciones del Fondo, a ra¨ªz del desenlace de la crisis de Catalana, son las de la textil Nurel; la del grupo sider¨²rgico encabezado por Torras Herrer¨ªa, donde posee un 15%; el 18% de la agropecuaria Explasa; el paquete de La Farga Casanova y el del grupo Vilarrasa, y el 50% de la metal¨²rgica Pignone Espa?ola.
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