La pol¨ªtica de desnuclearizaci¨®n contin¨²a ganando terreno en la pen¨ªnsula balc¨¢nica
Si hubiera que mostrarle a un viajero detallista de otro continente u otro siglo una buena muestra de la realidad de Europa en poco tiempo, podr¨ªa recurrirse a la maqueta balc¨¢nica: seis pa¨ªses de variopintos pronunciamientos internacionales. Dos de ellos, Ruman¨ªa y Bulgaria, est¨¢n en el Pacto de Varsovia. Una pareja mal avenida, Grecia y Turqu¨ªa, milita en la OTAN. Y otros dos representan las tendencias extrabloques, a falta del neutralismo cl¨¢sico prooccidental: la no alineada Yugoslavia y la peculiar Albania, pe¨®n del estalinismo que se autoproclama ¨²nico pa¨ªs socialista del mundo y que con su salida del Pacto de Varsovia en 1968 iniciaba una variante estalinista de neutralismo, salpicada de insultos a las grandes potencias y los bloques. Los jefes de Estado de Turqu¨ªa y Ruman¨ªa, Kenan Evren y Nicolae Ceaucescu, en el curso de la visita de ¨¦ste ¨²ltimo a Ankara, se mostraron partidarios de "la transformaci¨®n de la regi¨®n balc¨¢nica en zona libre de armas nucleares".
Es en los Balcanes donde, bajo patrocinio rumano, surg¨ªa el pasado decenio la idea de una pen¨ªnsula libre de armas nucleares, tras haber fracasado intentos anteriores de federaci¨®n y pactos, como el tripartito yugoslavo-greco-turco (1953-1955), en el que muchos vieron presencia indirecta de Yugoslavia en la OTAN por Turqu¨ªa y Grecia interpuestas.Cuatro pa¨ªses de la zona se pronuncian por la desnuclearizaci¨®n balc¨¢nica, por orden de entusiasmo con la idea: Grecia, Ruman¨ªa, Bulgaria y Yugoslavia. Grecia y Ruman¨ªa forman una pareja de descontentos con sus respectivos bloques; el primero, con la OTAN, y el segundo, con el Pacto de Varsovia. Si Nicolae Ceaucescu es un viejo agitador de este tema mal visto por Estados Unidos, Grecia ha redoblado su campa?a en pro de la desnuclearizaci¨®n desde la llegada de los socialistas de Papandreu al poder hace a?o y medio.
Pero la idea helena de mojar las mechas del barril de p¨®lvora de Europa, como los Balcanes se conoc¨ªan en el siglo XIX, no es cu?o izquierdista. Fue el conservador Constantino Caramanlis, hoy presidente de la Rep¨²blica griega, quien la lanzaba hace a?os.
A diferencia de Ruman¨ªa, que ni tiene armas nucleares en su territorio ni permite a las tropas sovi¨¦ticas cruzar por su suelo sin permiso especial, Grecia tiene cuatro bases estadounidenses y unos cuantos alijos de armas nucleares ("bajo custodia, norteamericana en zonas especiales de Grecia, pero no en esas bases", se declaraba oficialmente en Atenas el pasado 24 de febrero). Grecia, declaran los portavoces helenos, dejar¨¢ de ser santab¨¢rbara nuclear cuando su Gobierno lo decida y al margen de los acuerdos existentes sobre bases extranjeras.
El caso b¨²lgaro
Bulgaria, carente de armamento nuclear en su territorio y aliado m¨¢s fiel que la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene en Europa, activ¨® el a?o 1981 la idea desnuclearizadora.
El presidente Todor Yikov propuso entonces un primer encuentro de jefes de Estado balc¨¢nicos para tratar, en Sof¨ªa u otra capital de la zona, de las v¨ªas posibles de cooperaci¨®n, aun dejando bien claro que el anhelo final es la desnuclearizaci¨®n. A finales de marzo se celebr¨® en Sof¨ªa un encuentro entre cient¨ªficos rumanos, griegos y b¨²lgaros para considerar aspectos t¨¦cnicos no politizados de la desnuclearizaci¨®n y sus perspectivas.
Yugoslavia, pa¨ªs no encuadrado en bloque militar alguno, apoya la idea desnuclearizadora, pero parece verla tan ut¨®pica que no da muestras de particular entusiasmo. Cuando el primer ministro sovi¨¦tico, Nikolai Tijonov, estuvo en Atenas a finales del pasado mes de marzo, sus anfitriones helenos se ganaron una buena reprimenda de Estados Unidos por el ardor con que sovi¨¦ticos y griegos entraron en el tema. "Grecia no permitir¨¢ ni al mismo Estados Unidos meterse en su pol¨ªtica exterior", fue la airada respuesta oficial griega.
Moderada Yugoslavia
En cambio, cuando Tijonov visitaba Yugoslavia un mes m¨¢s tarde, nadie respondi¨® en Belgrado a su brindis en pro de "la idea de creaci¨®n de zonas libres de armas nucleares en el norte de Europa y en los Balcanes". La visita de Tijonov a Belgrado fue espl¨¦ndida en resultados, sin que Estados Unidos vea letra irritable en los documentos firmados o le¨ªdos en p¨²blico.
Yugoslavia, aseguran en Belgrado, no tiene armas nucleares, y ver¨ªa bien que nadie las tuviera en su vecindad. Lo que no aseguran, pero a veces se filtra, es que los sucesores de Tito siguen viendo con desconfianza ese di¨¢logo de sat¨¦lites m¨¢s o menos devotos de los bloques militares que un d¨ªa pudieran ser llamados al orden por sus aliados, dejando en medio del descampado o la no alineada Yugoslavia.
Turqu¨ªa, antigua potencia nuclear de la zona, da muestras de inter¨¦s en no ser desalojada de la vida pol¨ªtica balc¨¢nica por las sutiles intrigas de su rival, Grecia, aunque no se opone de palabra al tema de la desnuclearizaci¨®n. Turqu¨ªa acepta su papel de puntal de la OTAN en el Mediterr¨¢neo oriental hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Con sus 26 bases norteamericanas, de mayor o menor porte, nadie duda que tiene armamento nuclear estadounidense.
Cuando Kennedy impuso la retirada de los misiles sovi¨¦ticos de Cuba hace dos decenios, el contraargumento m¨¢s empleado por Mosc¨² fu¨¦ el de la presencia nuclear norteamericana en Turqu¨ªa, a menos distancia de la URSS que Cuba de Estados Unidos. Por ello, el general Kenan Evren lleva visitados desde el golpe de 1980 tres pa¨ªses balc¨¢nicos -Bulgaria, Ruman¨ªa y Yugoslavia- elogiando siempre los aspectos t¨¦cnicos de la cooperaci¨®n interbalc¨¢nica, culpando a Grecia de poner trabas al respecto y haciendo o¨ªdos sordos a los elogios a la desnuclearizaci¨®n del b¨²lgaro Yikov y del rumano Ceaucescu.
Albania, ¨²nico pa¨ªs de Europa que no est¨¢ presente en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa -"esa gran confabulaci¨®n de las grandes potencias", seg¨²n Tirana-, ve en el plan desnuclearizador la mano de Mosc¨². Las posibilidades de sentar al inquieto Enver Hoxha ante una mesa redonda balc¨¢nica son quim¨¦ricas.
Litigios seculares
La abierta oposici¨®n de Estados Unidos al proyecto de desnuclearizaci¨®n balc¨¢nica no es el ¨²nico gran obst¨¢culo con que tropieza esa idea. Algunos litigios que desunen a pueblos habitantes de la pen¨ªnsula hacen dif¨ªciles los acercamientos multilaterales sinceros.
El conflicto greco-turco por la soberan¨ªa del mar Egeo hace dif¨ªcil cualquier aproximaci¨®n seria entre Atenas y Ankara. Ya en 1955, una de las causas que acabaron con el pacto balc¨¢nico entre Yugoslavia, Grecia y Turqu¨ªa fueron las desavenencias entre estos dos ¨²ltimos pa¨ªses respecto a Chipre, de minor¨ªa turca y mayor¨ªa griega. Ahora, tras la firma en Montego Bay de la ley Internacional del Mar (1982), que autoriza a pa¨ªses como Grecia a extender sus aguas territoriales a 12 millas, Ankara recuerda que "ya hace muchos a?os" Turqu¨ªa manifest¨® que esa extensi¨®n de aguas territoriales ser¨ªa considerada casus belli por bloquear supuestamente puertos turcos en su acceso al Mediterr¨¢neo.
Pero si Turqu¨ªa y Grecia forman la pareja mal avenida balc¨¢nica de la OTAN, no est¨¢n las cosas mucho mejor entre Yugoslavia y Albania, los dos pa¨ªses no militantes en alianza alguna. Belgrado acusa a Tirana de actitud y actividades irredentistas sobre los casi dos millones de albaneses que viven en Yugoslavia, la mayor¨ªa en Kosovo.
Albania acusa a Yugoslavia de ser la enferma de los Balcanes, por la grave crisis pol¨ªtica de ra¨ªces econ¨®micas que atraviesa este pa¨ªs, pero en realidad es Albania la heredera de todas las dudas que el mundo cifr¨® en Yugoslavia hace tres a?os durante la lenta agon¨ªa de Tito. La avanzada edad de Hoxha y la oposici¨®n que encuentra ¨²ltimamente, acallada por ahora con las purgas o los suicidios de sus colaboradores ¨ªntimos, han atra¨ªdo la atenci¨®n del mundo sobre ese peque?o pa¨ªs de casi tres millones de habitantes y una extensi¨®n tres veces menor que Portugal. Aseguran fuentes bien informadas que cuando Caspar Weinberger estuvo en Yugoslavia el pasado diciembre se interes¨® en el tema alban¨¦s. Los alban¨®logos estadounidenses han empezado a seguir de cerca la cuesti¨®n albanesa, muy descuidada hasta la fecha. Tras la desaparici¨®n de Enver Hoxha, tambi¨¦n la Uni¨®n Sovi¨¦tica intentar¨¢ reactivar a sus partidarios, hoy emboscados, con vistas a tratar de recuperar las bases de submarinos que hasta 1961 tuvo en Albania.
La cuesti¨®n de Macedonia sigue tambi¨¦n enturbiando desde hace muchos decenios la posibilidad de cualquier clima de confianza real entre Bulgaria y Yugoslavia.
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