Fuster, a la salida del 'exilio interior'
A sus 61 a?os, Joan Fuster ha sido contratado como profesor de Literatura catalana por la universidad de Valencia
"La ¨²nica cl¨¢usula del contrato que me hizo leer la funcionaria que me lo present¨® a la firma fue aquella en la que se dice lo de la lealtad a la Constituci¨®n, al Rey y todo eso", comenta Fuster divertido. "Yo no he le¨ªdo la Constituci¨®n, porque creo que se puede emplear el tiempo en leer cosas m¨¢s interesantes. Novelas polic¨ªacas, por ejemplo. Y tampoco el Estatuto de autonom¨ªa valenciano. Como pornograf¨ªa,se pueden encontrar cosas mucho mejores".Hay que reconocer que tiene un sentido del humor peculiar y que muchas veces la brusquedad de sus afirmaciones hace que quienes le leen se sientan ofendidos. Le llaman "el solitario de Sueca", y es verdad que vive solo, pero tambi¨¦n lo es que no hay semana en la que no dedique una o dos noches a charlar hasta altas horas de la madrugada de literatura, de pol¨ªtica o de cualquier cosa con sus amigos.
Vive en Sueca, en el caser¨®n que comparti¨® con sus padres hasta hace exactamente 17 a?os. "Ahora, revisando papeles, me acabo de dar cuenta. Llevo 17 a?os viviendo solo". Desde que muri¨® su padre, que hab¨ªa enviudado un a?o antes.
Por la ma?ana, una asistenta acude a limpiar y hacerle la compra. El resto del d¨ªa lo suele pasar dedicado a la lectura, a la escritura y algunas horas al sue?o. Antes de comer acude a un bar cercano a tomar el aperitivo con su amigo Toni, un joven profesor de EGB, que es quien le suele llevar a Valencia-de cuando en cuando, y la esposa de ¨¦ste. Porque Fuster no tiene ni coche ni tel¨¦fono.
Duerme por la ma?ana y a veces un rato por la tarde. Escribe a partir de las once de la noche hasta por la ma?ana temprano. Con frecuencia acude los lunes por la tarde a una cafeter¨ªa de Valencia, donde hace un par de horas de tertulia con Eliseu Climent, Vicent Ventura, Josep Iborra y otros amigos.
"?Que cu¨¢ndo empez¨® lo de hacerme el vac¨ªo y todo eso? Lo recuerdo muy bien. La cosa empez¨® a principios del a?o 1963, porque yo en 1962 publiqu¨¦ casi simult¨¢neamente El Pa¨ªs Valenciano, y Nosaltres els valencians". Hasta entonces Fuster colaboraba con normafidad en el diario valenciano del movimiento, Levante.
El ostracismo
"En 1962", a?ade el escritor, "un personaje famoso del momento, don Diego Sevilla Andr¨¦s, que, por otra parte, hab¨ªa sido mi protesor de Derecho Pol¨ªtico y me hab¨ªa dado matr¨ªcula de honor, public¨® en Levante un art¨ªculo feroz contra los catalanistas, en el que dec¨ªa que no se pod¨ªa andar por Valencia sin hablar valenciano y que los catalanistas de este pa¨ªs ¨¦ramos comunistas, rojos infectos, por una parte nazis -por lo del nacionalismo exacerbado- y por otra separatistas"."Como los catalanistas entonces en Valencia ¨¦ramos cuatro, la alusi¨®n no pod¨ªa ser m¨¢s directa. Escrib¨ª una r¨¦plica que qued¨® muy atenuada despu¨¦s de negociarla con el entonces director, Adolfo C¨¢mara".
La r¨¦plica, pese a todo, no debi¨® de sentar bien a Sevilla Andr¨¦s porque llam¨® al gobernador civil para decirle que aqu¨¦llo constitu¨ªa un ataque, no contra ¨¦l, sino contra el r¨¦gimen. "El gobernador Ham¨® entonces al director, que desencaden¨® una campa?a contra m¨ª en el peri¨®dico y a la que enseguida se apunt¨® Las Provincias. A partir de entonces dej¨¦ de escribir en Levante. Yo ya escrib¨ªa en Destino, en El Correo Catal¨¢n, que pagaban mejor, y no rne importaba mucho. La campa?a dur¨® meses, con montones de cartas al director, y desde entonces fue verdaderamente el ostracismo, no s¨®lo para m¨ª, sino tambi¨¦n para Vicent Ventura Antes de eso, sin embargo, no hab¨ªa ocurrido nada especial".
Desde entonces Fuster no ha vuelto a publicar en la Prensa diaria valenciana, hasta que en 1980 sali¨® el ya desaparecido Diario de Valencia, que lo acogi¨® en sus p¨¢ginas, al igual que el actual Noticias al D¨ªa. "Y me parece", dice, "que todav¨ªa Levante me debe un art¨ªculo".
La persecuci¨®n ha tenido episodios m¨¢s peligrosos. En los ¨²lti mos a?os, dos atentados con explosivos consiguieron deteriorar, especialmente en la ¨²ltima ocasi¨®n, la fachada de su casa y tirar abajo alguna estanter¨ªa cuajada de libros, de las muchas que hay en la mansi¨®n.
Algunos pol¨ªticos valenciano de la izquierda, especialmente del PSOE, acuden a su, casa de cuando en cuando, como a un santuario. Unas veces a pedir una especie de bendici¨®n por su labor cultural, otras a ver si a Fuster no le ha sentado muy mal alguna cosa que han hecho. Por lo general no es que tengan muy en cuenta los consejos, de Fuster, pero s¨ª valoran el no romper el contacto con esa especie de santo de la Comunidad Valenciana en que se ha convertido para muchos.
?l estaba bastante contento con su nuevo oficio de profesor, que hasta ahora s¨®lo hab¨ªa podido ejercer a trav¨¦s de los libros, a pesar de no haber sido propuesto como catedr¨¢tico extraordinario. Pues tendr¨¢s que entrar en huelga como los dem¨¢s PNN", bromeaba un amigo suyo al comentar la noticia.
Empezar¨¢ a dar clases el pr¨®ximo curso y dice que le gustar¨ªa tener ahora un contacto con sus futuros alumnos para contrastar temas y saber qu¨¦ es lo que m¨¢s desean estudiar de cada materia. Sobre s¨ª verdaderamente le apetece dar clase dice: "Apetecer, apetecer... hace un par de a?os me hubiera ilusionado. Ahora estoy ya un poco pachucho, pero creo que puedo servir para algo, que puedo ser ¨²til. Desde el punto de vista de la historia de la cultura y de la lengua, hay toda una serie de cosas bastante oscuras en este pa¨ªs sobre las que convendr¨ªa animar a alguien para que se ocupase de ellas con estudios monogr¨¢ficos". "Por ejemplo, al leer Erasmo en Espa?a, de Bataillon, me preocup¨® el vac¨ªo que existe sobre el erasmismo valenciano. Y lo cierto es que hubo un poco de catal¨¢n, algo en castellano y m¨¢s en lat¨ªn".
A Fuster le preocupa tambi¨¦n la delimitaci¨®n del concepto de renacimiento in la Comunidad Valenciana, que no estaba bastante claro, o la influencia italiana en la literatura. "En el siglo XV hab¨ªa cantidad de mercaderes florentinos y genoveses y tambi¨¦n la gente de aqu¨ª se iba a Italia cuando Alfonso el, Magn¨¢nimo, los Borja. Esta intercomunicaci¨®n hace pensar en que ser¨ªa m¨¢s evidente la influencia italiana, pero aparentemente no es as¨ª. No se acaba de entender, por ejemplo, el escaso petrarquismo de los escritores valencianos".
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