Misiles, la reducci¨®n de la locura
?QU? N?MERO de veces pueden ser destruidas la Tierra y la humanidad? Esta es la pregunta que es l¨ªcito hacerse cuando se acaban de reanudar en Ginebra las conversaciones entre EE UU y la URSS sobre armas nucleares estrat¨¦gicas. Se calcula que los arsenales actualmente existentes representan un potencial de destrucci¨®n m¨¢s o menos equivalente a un mill¨®n de bombas como las empleadas en Hiroshima. ?Van a seguir produci¨¦ndose y acumul¨¢ndose nuevos armamentos de ese g¨¦nero? ?Ser¨¢ posible, por el contrario, iniciar un proceso que los limite e incluso los reduzca?Las actuales negociaciones, que reciben el nombre de START, son continuaci¨®n de las que, hasta hace dos a?os, eran designadas con la sigla SALT. Un peque?o progreso en la sigla s¨ª ha habido: Las SALT buscaron la limitaci¨®n de ese armamento; las START pretenden la reducci¨®n como tema de las conversaciones. Pero los hechos a¨²n no han justificado ese cambio en el nombre.
Encabeza la delegaci¨®n de EE UU el general Edward Rowny, que fue ya miembro de la delegaci¨®n norteamericana en las conversaciones SALT en tiempos de la presidencia de Carter, y que dimiti¨® de ese cargo por considerar que EE UU hac¨ªa concesiones excesivas. Es considerado por toda su historia como un negociador particularmente duro; sin embargo, en, la presente ocasi¨®n ha llegado a Ginebra dando una sensaci¨®n de optimismo. Por su parte, el presidente Reagan acaba de hacer unas declaraciones en Washington, ante un grupo de altos funcionarios y congresistas, con gran eco en la Prensa, anunciando un cambio en la actitud de Estados Unidos hacia una mayor flexibilidad en sus propuestas sobre disminuci¨®n de los arsenales estrat¨¦gicos.
Aunque ha evitado entrar en detalles en su declaraci¨®n p¨²blica, lo que ha sido filtrado a la Prensa indica que la mayor flexibilidad consistir¨ªa principalmente en el punto siguiente: EE UU ped¨ªa, hasta ahora, una reducci¨®n a 850 del n¨²mero de misiles de cada lado, basados en tierra y en submarinos. La respuesta sovi¨¦tica (cuya fuerza principal est¨¢ en los misiles terrestres) era de 1.450 misiles (sin contar los bombarderos). Reagan se muestra ahora dispuesto a aceptar una cifra intermedia, en torno a los 1.100 o los 1.200. Los norteamericanos proponen a la vez dar mayor importancia al -c¨¢lculo en cabezas nucleares, y no ya s¨®lo en misiles; lo que podr¨ªa coincidir con el planteamiento hecho recientemente por Yuri Andropov. La cifra de cabezas propuesta por Reagan ser¨ªa de unas 5.000.
Es mucho m¨¢s dif¨ªcil saber qu¨¦ cambios se han podido producir en la actitud sovi¨¦tica; sin Prensa libre, sin debates parlamentarios, la opacidad es casi total. En cualquier caso, el jefe de la delegaci¨®n sovi¨¦tica, Karpov, no participa en las actuales conversaciones; a causa de una enfermedad, que no se sabe hasta. qu¨¦ punto puede ser diplom¨¢tica, le sustituye su adjunto, Obujov. Los comentarios de la Prensa sovi¨¦tica niegan que haya ning¨²n progreso en las posiciones de EE UU. En cuanto a la definici¨®n de su propia actitud, se limitan a consideraciones generales sobre la necesidad de conservar el equilibrio, de buscar soluciones justas, de reducir los peligros de guerra, etc.
Es muy dif¨ªcil albergar la esperanza de resultados positivos de las actuales conversaciones START. URSS y EE UU parten de dos puntos de vista diametralmente opuestos: la primera considera que existe una situaci¨®n b¨¢sica de equilibrio; s¨®lo cabe, pues, realizar disminuciones proporcionales que no cambien ese equilibrio. Washington cree que la URSS tiene una ventaja considerable, y por tanto, la reducci¨®n debe tender a anular, a absorber esa ventaja de partida.
M¨¢s grave es el marco pol¨ªtico general en el que se desarrollan las negociaciones. Reagan desear¨ªa, sin duda, rodeando de un ambiente optimista las conversaciones START, desdramatizar la instalaci¨®n, dentro de pocos meses, de los primeros Pershing y misiles de crucero en la RFA, Reino Unido e Italia -estos cohetes no son motivo de negociaci¨®n en las START, sino en unas conversaciones paralelas, tambi¨¦n en Ginebra- Por otro lado, la votaci¨®n de los gigantescos presupuestos de rearme por las c¨¢maras norteamericanas ha sido condicionada por el compromiso de presentar a los sovi¨¦ticos nuevas propuestas de reducci¨®n de armamentos nucleares. Est¨¢, adem¨¢s, la cercan¨ªa de la campa?a presidencial de EE UU y la cada vez m¨¢s clara propensi¨®n de Reagan a presentarse de nuevo; lo que aconseja combinar los anatemas antisovi¨¦ticos de hace unos meses con gestos de apertura como la flexibilidad de las nuevas propuestas llevadas a Ginebra. Lo m¨¢s probable es que, a partir de la colocaci¨®n de los primeros euromisiles, que casi todo el mundo considera ya como algo descontado, se entrar¨¢ en una fase de mayores tensiones, acentuaci¨®n de las medidas de rearme, y par¨¢lisis, al menos durante un per¨ªodo, de otras negociaciones.
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