Un descontento socal dif¨ªcil de ocultar
La manifestaci¨®n espont¨¢nea de varios miles de personas, la misma noche de la llegada del Papa a Varsovia, pone de manifiesto la existencia de un descontento social que no se tapa f¨¢cilmente y puede acabar con los c¨¢lculos de la Iglesia y el Estado de lograr una estabilizaci¨®n y un di¨¢logo, sin tener en cuenta al sindicato prohibido Solidaridad."No hay libertad sin Solidaridad", gritaron miles de gargantas por las calles de Varsovia, ante las mismas puertas del estaliniano edificio del Comit¨¦ Central del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista).
De forma espont¨¢nea, porque apenas hab¨ªa pancartas y no se ve¨ªan los emblemas del sindicato prohibido Solidaridad en manos de los manifestantes, una masa de j¨®venes, viejos y muchos curas aprovech¨® la primera ocasi¨®n, tan s¨®lo cinco horas despu¨¦s de la llegada del Papa, para hacer patente que la situaci¨®n polaca no est¨¢ normalizada.
Las cuentas de los dos poderes -Iglesia y Estado- de conseguir un entendimiento, una especie de compromiso hist¨®rico, a espaldas de la sociedad, que se vio privada de su cauce de expresi¨®n con la prohibici¨®n de Solidaridad, pueden no salir.
Concentraciones masivas
La primera noche del Papa en Polonia mostr¨® el riesgo que corre el r¨¦gimen del general Jaruzelski, al permitir las concentraciones masivas. Bastan los gritos de unos pocos para que salte la chispa y se articule, en forma de manifestaci¨®n, la situaci¨®n de descontento. La semana del Papa en Polonia tiene todav¨ªa una serie de puntos cr¨ªticos donde ese descontento puede saltar: en Czestochowa, donde se reunir¨¢n centenares de miles de j¨®venes, en la concentraci¨®n masiva de Katowice, o en la combativa ciudad de Wroclaw.
En cualquier punto del viaje papal puede ocurrir que la peregrinaci¨®n se convierta en manifestaci¨®n, y esto es lo peor para los c¨¢lculos de Jaruzelski, del primado cardenal Josef Glemp e incluso del mismo Wojtyla.
La polic¨ªa reaccion¨® con extremada cautela la noche del jueves y se limit¨® a seguir a los manifestante y esperar a que se disolvieran pac¨ªficamente, sin intervenir de forma represora.
La interrogante es si la manifestaci¨®n de Varsovia se va a repetir cada noche de la visita del Papa, si la polic¨ªa reaccionar¨¢ con la misma prudencia y si las autoridades pueden consentir una semana de manifestaciones.
Si las manifestaciones contin¨²an, los vecinos de Polonia pod¨ªan ponerse nerviosos y las fuerzas opuestas a la l¨ªnea de Jaruzelski dentro del POUP aprovechar el pretexto para demostrar el fracaso de una pol¨ªtica de continuo equilibrio, sin recurrir a todos los recursos represivos del poder.
Wojtyla fue emplazado antes del comienzo del viaje por las autoridades civiles para que act¨²e de forma estabilizadora. Se condiciona la derogaci¨®n de la ley marcial y la concesi¨®n de una amnist¨ªa al transcurso pac¨ªfico de la visita.
Los primeros discursos del Papa dejan entrever su intenci¨®n de hablar bastante claro y evitar los rodeos. Wojtyla mencion¨® la ley marcial y la situaci¨®n de los presos el d¨ªa de la llegada, y ayer expres¨® su esperanza en la posibilidad de reanudar la renovaci¨®n social sobre la base de los acuerdos sociales de agosto de 1980.
Jaruzelski ha respondido con la oferta de levantar el estado de guerra en un per¨ªodo no muy lejano, "si la situaci¨®n en el pa¨ªs se desarrolla favorablemente". Al mismo tiempo, el general mencion¨® la posibilidad de regular a largo plazo las relaciones con la Iglesia, y dijo que no faltar¨¢ buena voluntad por parte del poder capital. Al referirse a la ley marcial, Jaruzelski recurri¨® a una cita del h¨¦roe nacional polaco Tadeusz Kosciuszko, y dijo que "hay ocasiones en las que hay que sacrificar mucho para poder salvar todo".
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