Ex presidentes espa?oles advirtieron preocupaci¨®n en Washington por la continuidad en la transici¨®n
Adolfo Su¨¢rez y Leopoldo Calvo Sotelo, como ex presidentes del Gobierno, y Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, Marcelino Oreja y Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, como ex ministros de Asuntos Exteriores, principales interlocutores pol¨ªticos de la transici¨®n espa?ola con Estados Unidos -representados a lo largo de esos a?os por los presidentes Ford, Carter y Reagan y los secretarios de Estado Kissinger, Vance, Musky, Haig y Shultz-, coincidieron en se?alar a EL PAIS la preocupaci¨®n de Washington por la continuidad de las relaciones hispanonorteamericanas, su inter¨¦s por conocer puntualmente las posiciones espa?olas respecto a Latinoam¨¦rica, norte de ?frica y Oriente Medio y su esfuerzo por evitar toda intervenci¨®n favorable a la descolonizaci¨®n en el contencioso hispano-brit¨¢nico de Gibraltar.El ex presidente del Gobierno Adolfo Su¨¢rez destaca en Carter el deseo de acercarse al entendimiento de las realidades latinoamericanas y asegura que le vio siempre muy impresionado por el proceso democr¨¢tico espa?ol, al que ofreci¨® su apoyo entusiasta. De Cyrus Vance destaca su esfuerzo por acercar Espa?a a la OTAN. Su¨¢rez no habla de presiones abiertas en esa direcci¨®n, pero menciona ciertas dificultades econ¨®micas y la activaci¨®n de bases americanas en Marruecos como mensajes indirectos. Adolfo Su¨¢rez recuerda alg¨²n intento de Washington para obtener autorizaciones de uso de las bases con fines que desbordaban el tratado al que no se accedi¨® y la incomprensi¨®n y sorpresa causada por la recepci¨®n de Arafat en Madrid. Para Leopoldo Calvo Sotelo, la actitud norteamericana fue impecable y la nota m¨¢s caracter¨ªstica en las relaciones con Estados Unidos durante los 23 meses de su permanencia al frente del Gobierno fue la ausencia de la menor presi¨®n acerca de la cuesti¨®n atl¨¢ntica.
Seis a?os de embajador en Washington y siete meses de ministro de Asuntos Exteriores, en el inicio de la transici¨®n, llevan a Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza a insistir en que los caminos del entendimiento con Estados Unidos est¨¢n abiertos, pero subraya que su recorrido es largo, debe tener en cuenta la maquinaria institucional inmensa y complej¨ªsima de ese pa¨ªs y requiere una actitud sostenida para que sea fruct¨ªfero. Areilza estima que lo importante en el di¨¢logo atl¨¢ntico es "saber pedir y saber con claridad qu¨¦ se quiere, sin perder de vista que para Reagan los problemas europeos no son prioritarios". "Nuestros interlocutores", a?ade, "saben escasamente lo que es Espa?a y est¨¢n b¨¢sicamente preocupados por la confrontaci¨®n Este-Oeste, el conflicto centroamericano y atentos a Jap¨®n y a Andropov".
Areilza evoca su negociaci¨®n con Kissinger, que llev¨® a la sustituci¨®n de los acuerdos ejecutivos de 1953 por un Tratado de Amistad y Cooperaci¨®n el 24 de enero de 1976, en el que se fij¨® la fecha para desnuclearizar la base naval de Rota. Tambi¨¦n record¨® la invitaci¨®n del presidente Ford al Rey, que pronunci¨® en el Capitolio un important¨ªsimo discurso, "verdadero compromiso democr¨¢tico y constitucional de la Monarqu¨ªa". Marcelino Oreja se?ala que, desde su observaci¨®n personal, Kissinger y Vance mostraban especial inter¨¦s por la definici¨®n espa?ola en materia de seguridad y quer¨ªan seguir muy de cerca las actitudes internacionales de Espa?a en Latinoam¨¦rica, Oriente Medio y norte de ?frica, en particular las relaciones con Marruecos y Argelia.
La presencia espa?ola en el Pacto Andino, en el que se integran Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Per¨², fue tambi¨¦n en la ¨¦poca tema frecuente de conversaci¨®n para el Departamento de Estado, a quien se le precis¨® el alcance del viaje de Su¨¢rez a Cuba y la asistencia a la cumbre de los no alineados en La Habana. Ahora Oreja piensa que no debe demorarse la tarea de asumir las responsabilidades cedidas a los norteamericanos en materia de defensa propia y que debe emprenderse el estudio para modificar el convenio.
Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca cifra su gesti¨®n ministerial en este campo como un esfuerzo por mejorar las relaciones, insertarlas en el marco atl¨¢ntico y homologarlas sobre el patr¨®n establecido en los restantes pa¨ªses europeos. Subraya que el debate parlamentario sobre el ingreso en la OTAN se prolong¨® durante 12 d¨ªas, plazo llamativo ahora que el Convenio de Amistad, Defensa y Cooperaci¨®n acaba de ser aprobado en las C¨¢maras sin debate, por procedimiento de urgencia. P¨¦rez-Llorca abona en la cuenta del despiste de Haig aquella reacci¨®n primera ante el 23-F como "asunto interno" y considera que desde entonces qued¨® obligado a levantar esa frase mostr¨¢ndose como interlocutor favorable.
El ¨²ltimo ex ministro centrista de Exteriores indica las diferencias y descoordinaciones perceptibles entre el Departamento de Estado, el Pent¨¢gono y los asesores de la Casa Blanca, que arbitraron varias veces durante su etapa en favor de los primeros, m¨¢s sensibles a los argumentos espa?oles. P¨¦rez-Llorca estima que cualquier Gobierno en Madrid debe cuidar el Capitolio. En cuanto a Reagan, con quien se entrevist¨® dos veces siendo ministro, record¨® que tiene una visi¨®n de Espa?a prendida de sus antiguos viajes y que le dio la impresi¨®n de haber le¨ªdo, previamente a las conversaciones, los papeles detallados de sus asesores. En la entrevista con el Rey, Reagan apareci¨® menos solemne y m¨¢s propenso a las referencias de su juventud californiana como actor. P¨¦rez-Llorca percibi¨® tambi¨¦n el inter¨¦s americano por el ingreso de Espa?a en la CEE y por las relaciones Madrid-Rabat, y est¨¢ convencido de que un di¨¢logo especial Madrid-Washington sobre Latinoam¨¦rica restar¨ªa fuerza a las posibilidades espa?olas en el subcontinente.
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