La cancelaci¨®n de un contrato con Hughes ha permitido a Espa?a desarrollar en tres a?os una avanzada tecnolog¨ªa de control a¨¦reo
La cancelaci¨®n en 1980 del sistema MADAC (automatizaci¨®n y modernizaci¨®n del control del tr¨¢fico a¨¦reo civil), programa que hab¨ªa sido adjudicado dos a?os antes y sin concurso p¨²blico alguno a la firma norteamericana Hughes Corporation, ha posibilitado a la industria espa?ola ponerse en vanguardia en muchos aspectos de estas sofisticadas tecnolog¨ªas y lograr en s¨®lo tres a?os que varios pa¨ªses (Grecia, Brasil, Bolivia) se hayan interesado por el sistema espa?ol y hayan entablado conversaciones sobre un posible asesoramiento. La Administraci¨®n espa?ola tiene ya los detalles de un nuevo programa -el SACTA (servicio autom¨¢tico de control de tr¨¢rico a¨¦reo)-, que completar¨¢ lo realizado en el ¨²ltimo trienio y ser¨¢ adjudicado en los pr¨®ximos meses a empresas espa?olas, con una inversi¨®n de 9.000 millones de pesetas hasta 1987.
La debilidad de los Gobiernos espa?oles previos a la democracia frente a las grandes corporaciones norteamericanas explica, a juicio de expertos, la adjudicaci¨®n directa en octubre de 1978 -como herencia de una etapa anterior- de la instalaci¨®n del control del espacio a¨¦reo civil espa?ol a las Fuerzas A¨¦reas de Estados Unidos (USAF), que, a su vez, lo subcontrataron a la Hughes Aircraft. Esta empresa, dedicada fundamentalmente a temas de defensa, hab¨ªa recibido tambi¨¦n la adjudicaci¨®n del control a¨¦reo espa?ol a efectos militares, y como se propon¨ªa ampliar sus actividades al campo de la aviaci¨®n civil, ofreci¨® un proyecto de control a¨¦reo que sirviera simult¨¢neamente a ambos fines: militar y civil.
Una historia tercermundista
Esta simultaneidad de funciones civiles y militares, seg¨²n fuentes de la actual Administraci¨®n espa?ola, era un aut¨¦ntico experimento sin precedentes que la Hughes se propon¨ªa realizar a costa de la seguridad a¨¦rea de nuestro pa¨ªs y del erario p¨²blico espa?ol y cuya realizaci¨®n no hab¨ªa sido autorizada en el propio Estados Unidos por la Agencia Federal de Aviaci¨®n (FAA). La adjudicaci¨®n citada supon¨ªa para el Estado espa?ol un desembolso de 81,4 millones de d¨®lares (unos 6.000 millones de pesetas en la cotizaci¨®n de 1980, que se habr¨ªan convertido, en pesetas actuales, en unos 12.600 millones), con escas¨ªsimas contrapartidas para la industria nacional.La adjudicaci¨®n de tan importante proyecto a la Hughes, tanto por la forma como por el contenido, provoc¨® airadas protestas de la industria espa?ola. La patronal ANIEL lo consider¨® una imposici¨®n humillante y luch¨® durante meses para que se revisara el contrato y se tuvieran en cuenta los intereses nacionales. Hughes Coporation puso en juego todas sus influencias para contrarrestar las quejas espa?olas y mantener tan sustanciosa adjudicaci¨®n, y el entonces titular de Transportes y Comunicaciones, Salvador S¨¢nchez Ter¨¢n, opt¨® por retrasar la realizaci¨®n del proyecto, ya que, seg¨²n fuentes pr¨®ximas al mismo (EL PA?S, 16 de agosto de 1980), estaba en un mar de dudas y "no ve¨ªa muy claro" lo que deb¨ªa hacerse.
En este contexto, la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil, presionada por unos y otros, estudi¨® una posible alternativa francesa a la adjudicaci¨®n, la firma Thomson, de la que era consejero un primo hermano del entonces presidente de la Rep¨²blica Francesa, Giscard d'Estaing. "Pasar de las manos de Hughes a las de Thomson", declaraba el director general de una de las empresas electr¨®nicas espa?olas interesadas en el contrato, "es como ir de Herodes a Pilatos. Lo que conviene realmente a los intereses nacionales es adquirir la tecnolog¨ªa precisa para realizarlo por completo en Espa?a, o, si lo hacen empresas extranjeras, que concedan al menos contrapartidas importantes -superiores al 30%- a los Fabricantes espa?oles".
Hughes pierde, Espa?a gana
A mediados de octubre de 1980, el Gobierno espa?ol se decide al fin y cancela el proyecto MADAC. La decisi¨®n supon¨ªa aplazar unos a?os la instalaci¨®n del sistema de control global y automatizado del espacio a¨¦reo espa?ol para dar tiempo a los responsables de la Administraci¨®n a realizar estudios sobre las necesidades y prestaciones requeridas y a que la industria espa?ola pudiese prepararse para optar a la adjudicaci¨®n, al tiempo que se anunciaba la inmediata puesta en marcha de un plan de modernizaciones puntuales, con un presupuesto global de 3.600 millones de pesetas.Todas estas modernizaciones puntuales constituyen el PRESACTA, un programa de preparaci¨®n del sistema SACTA (sucesor del cancelado MADAC) que est¨¢ a punto de culminar y que ha supuesto una rapid¨ªsima puesta al d¨ªa en este tipo de tecnolog¨ªas sofisticadas por parte de la industria espa?ola. Los actuales responsables de Aviaci¨®n Civil, el ministro Enrique Bar¨®n y el director general Pedro Tena, no ocultan su satisfacci¨®n por el ¨¦xito que ha supuesto en el tierripo la rescisi¨®n del contrato con la Hughes (la firma americana hab¨ªa expresado dudas sobre la capacidad espa?ola para acceder a tales tecnolog¨ªas sin socios extranjeros). De ah¨ª el decidido apoyo a la realizaci¨®n del SACTA.
En estos a?os, por ejemplo, Aviaci¨®n Civil, en colaboraci¨®n con la Compa?¨ªa Telef¨®nica Nacional de Espa?a, la Direcci¨®n General de Electr¨®nica e Inform¨¢tica y la empresa nacional Secoinsa, ha culminado un modern¨ªsimo sistema que sustituye las actuales redes de comunicaci¨®n aeron¨¢utica (basadas en enlaces telegr¨¢ficos) por transmisiones digitalizadas e inf¨®rmatizadas. El nuevo sistema, que ha supuesto una inversi¨®n de 600 millones de pesetas y estar¨¢ terminado a finales de 1984, ha despertado ya un gran inter¨¦s internacional. Varios pa¨ªses; han pedido informaci¨®n y posibilidades de asistencia tecnol¨®gica sobre esta nueva red, que nos convierte, por primera vez, en nudo internacional de comunicaciones a¨¦reas (integrando a Espa?a en la sofisticada red de intercambio de datos de la OACI (Organismo Internacional de Aviaci¨®n Civil).
En los ¨²ltimos dos a?os se han instalado tambi¨¦n centros de control a¨¦reo en Sevilla, Barcelona y Madrid, mediante colaboraci¨®n de la Administraci¨®n espa?ola con Eurocontrol (Organismo Europeo de Control A¨¦reo). Tres empresas espa?olas, CECSA, Page, Ib¨¦rica y Equipos Electr¨®nicos, se han encargado de su realizaci¨®n y han logrado desarrollar por primera vez en Espa?a los llamados radares secundarios. Estos radares no s¨®lo reflejan la posici¨®n de los aviones, sino que interrogan a los mismos con un intercambio de informaci¨®n por c¨®digo de cuatro cifras.
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