El presidente de Guatemala gana tiempo con la proclamaci¨®n del estado de alerta
El estado de alerta decretado el mi¨¦rcoles por el presidente de Guatemala, Efra¨ªn R¨ªos Montt, supone una victoria moment¨¢nea sobre los grupos pol¨ªticos y militares que ped¨ªan su dimisi¨®n para convocar elecciones urgentemente. El proceso de apertura proclamado el 23 de marzo ¨²ltimo, que deb¨ªa conducir a unos comicios constituyentes, queda en suspenso al prohibirse toda actividad de los partidos
En un mensaje difundido por radio y televisi¨®n, el Gobierno comunic¨® al pa¨ªs que los medios de comunicaci¨®n, a los que acusa el presidente de ser los principales veh¨ªculos de la ofensiva golpista, quedan sometidos a censura previa. Toda reuni¨®n de m¨¢s de tres personas est¨¢ prohibida, se restringe la libertad de circulaci¨®n y se autoriza al Gobierno a inspeccionar cualquier edificio, sin la autorizaci¨®n previa del juez.Una de las consecuencias del estado de alerta, la que prohibe cambiar de residencia a todos los funcionarios del Ministerio de Defensa, parece especialmente destinada a controlar los movimientos de los altos mandos militares, que han aparecido detr¨¢s de los repetidos intentos de destituir al general R¨ªos Montt.
Los servicios de seguridad pueden obligar a cualquier ciudadano a presentarse en las dependencias policiales cuando se le se?ale. El Gobierno de R¨ªos Montt, que militariz¨® las poblaciones rurales para combatir a la guerrilla, creyendo que ¨¦sta era la principal amenaza contra su supervivencia, ha decidido hacer. lo mismo en las ciudades, sometiendo a vigilancia incluso a los militares.
El coronel Francisco Gordillo, principal detonador de esta nueva crisis, se encuentra, mientras tanto, en paradero desconocido. La izquierda guatemalteca lo se?ala como el principal responsable de las matanzas ocurridas en San Francisco, El Tablero y Sacunchun Dolores, en enero de 1982, cuando desempe?aba el cargo de comandante de la regi¨®n militar de Quetzaltenango.
La ¨²nica concesi¨®n que ha tenido que hacer R¨ªos Montt, a cambio de los poderes casi absolutos que le otorga el estado de alerta, ha sido la renuncia de sus asesores militares, que se hab¨ªan constituido en una especie de mando paralelo del Ej¨¦rcito. Esto significa que la guerra entre el presidente y la c¨²pula castren se no se ha cerrado. Seg¨²n los observadores, puede tratarse de una victoria p¨ªrrica.
?Marzo de 1984?
Poco despu¨¦s de hacerse p¨²blica la proclamaci¨®n del estado de alerta a trav¨¦s de la radio y la televisi¨®n, el presidente del Consejo de Estado, Jorge Serrano, se dirigi¨® al pa¨ªs para pedir que se adopte su sugerencia de convocar elecciones el 23 de marzo de 1984.El pol¨ªtico guatemalteco, hombre de confianza de R¨ªos Montt, no dijo en qu¨¦ fecha deber¨ªan celebrarse los comicios, pero su propuesta parece estar basada en la que formul¨¦ recientemente el organismo consultivo que ¨¦l preside. Seg¨²n esta f¨®rmula, el pr¨®ximo 23 de marzo se har¨ªa p¨²blica una convocatoria electoral fijada para el 29 de julio de 1984.
Este plan queda suspendido, por el momento, ante la prohibici¨®n de toda actividad pol¨ªtica. Veinte siglas hab¨ªan iniciado los tr¨¢mites para su inscripci¨®n definitiva en el registro de partidos, despu¨¦s de la apertura anunciada hace tres meses.
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