En el Egipto de Mubarak se habla menos y se trabaja m¨¢s
La pol¨ªtica de puertas abiertas, inaugurada por Sadat en Egipto, y que permite el flujo de capitales extranjeros, es mantenida tambi¨¦n por Mubarak, pero con una notable diferencia. Hoy se marca el acento en la inversi¨®n en empresas productivas. "Bajo el r¨¦gimen de Sadat no se construy¨® una sola f¨¢brica nueva", reprocha un economista egipcio. Tal inversi¨®n es prioritaria en el sector p¨²blico. Ahora se controlan las importaciones; una ley limitar¨¢ en adelante la especulaci¨®n, el f¨¢cil enriquecimiento, la afloraci¨®n de sociedades dedicadas a la importaci¨®n.
"En el Egipto de Mubarak se habla menos y se trabaja m¨¢s", nos conf¨ªa un alto funcionario de El Cairo. Estas afirmaciones contienen una cr¨ªtica impl¨ªcita a Anuar el Sadat, bajo el cual los discursos grandilocuentes y las innumerables entrevistas del Ra?s constitu¨ªan una de las caracter¨ªsticas m¨¢s se?aladas del r¨¦gimen.En las altas esferas se rechazan estas cr¨ªticas. No se quiere hacer le?a del fara¨®n asesinado, prefiriendo m¨¢s bien alabar al fara¨®n vivo. "El Egipto de Mubarak no es fundamentalmente distinto del de Sadat. S¨®lo ha cambiado el estilo...", afirman el doctor Butros Ghali y el doctor Mamduh el Beltagui, director de los servicios de informaci¨®n del Estado, coincidiendo ambos en que se da una continuidad en la pol¨ªtica egipcia.
La desadatizaci¨®n ser¨ªa un mito inventado por periodistas y diplom¨¢ticos extranjeros. Considerando simplemente el clima social y pol¨ªtico actual, lo cierto es que aparece m¨¢s calmado, m¨¢s sereno que hace dos o tres a?os.
Los retratos gigantescos de Hosni Mubarak en las las calles son mucho menos numerosos que en la ¨¦poca de Sadat. El nuevo presidente, lejos de buscar el culto de la personalidad, buscar¨ªa m¨¢s bien todo lo contrario. "Si dependiese s¨®lo de ¨¦l", nos conf¨ªa un oficial egipcio, "no habr¨ªa en El Cairo un solo retrato suyo".
Este nuevo clima se refleja tambi¨¦n en la Prensa. Sus art¨ªculos son mucho m¨¢s libres e incisivos que en el pasado. Los periodistas ya no se contentan con sostener y comentar cr¨ªticamente la pol¨ªtica oficial, sino que se permiten observaciones duras y a los gobernantes.
"En la tierra de los faraones la libertad de expresi¨®n sigue siendo un lazo corredizo que las autoridades pueden, a voluntad, apretar o aflojar en nuestro cuello", suspira sin embargo un intelectual liberal egipcio.
El presidente Mubarak ha mandado liberar a todos los presos pol¨ªticos, tanto de derechas como de izquierdas, y ha restaurado el di¨¢logo con el conjunto de la clase pol¨ªtica egipcia sin excepci¨®n. As¨ª, el propio Kahled Mohieddine, el mayor rojo, antiguo compa?ero de Nasser, jefe del Rassemblement Progressiste (donde militan numerosos comunistas, dado que el partido comunista est¨¢ prohibido), es recibido regularmente en el palacio presidencial.
Paralelamente a esta apertura pol¨ªtica en el interior del pa¨ªs, se realiza una apertura hacia el exterior. Hosni Mubarak ha reanudado, suavemente, las relaciones con el mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico. Pero, al mismo tiempo, Mubarak reitera: "La paz con Israel es una elecci¨®n estrat¨¦gica irreversible". Sus ministros explican asimismo que el acercamiento iniciado con el mundo ¨¢rabe no se har¨¢ a costa de Israel. Al mismo tiempo, afirma rotundamente la vocaci¨®n ¨¢rabe de Egipto; en orden a ello, mejoran gradualmente las relaciones con sus vecinos, especialmente con los pa¨ªses ¨¢rabes moderados. Paralelamente, el presidente egipcio intensifica el di¨¢logo con ?frica, Asia y el Tercer Mundo en general y se habla incluso de deshielo con la URSS, en el marco de una neutralidad positiva.
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