Los presidentes del "grupo de Contadora" se re¨²nen el fin de semana en M¨¦xico, ante la acumulaci¨®n de signos b¨¦licos en Centroam¨¦rica
La cumbre de presidentes del grupo de Contadora convocada para este pr¨®ximo fin de semana en Canc¨²n (M¨¦xico) es una respuesta a la acumulaci¨®n de signos b¨¦licos en Centroam¨¦rica, donde las premoniciones de una guerra generalizada se han convertido en pr¨¢ctica diaria. El car¨¢cter sorpresivo y urgente de la reuni¨®n ha levantado expectativas quiz¨¢ exageradas, ya que los cuatro presidentes carecen de f¨®rmulas m¨¢gicas para pacificar la regi¨®n, empe?o en el que no pueden comprometer otra cosa que su autoridad moral.Una especie de fiebre nerviosa ha sacudido el pulso de la diplomacia regional desde el momento mismo en que se confirm¨® la celebraci¨®n de la cumbre. En medios period¨ªsticos se manejan dos hip¨®tesis de trabajo: los presidentes han asumido personalmente el liderazgo del grupo de Contadora porque cuentan con alg¨²n mecanismo que haga progresar las negociaciones de paz, o porque la guerra es ya inminente.
Tampoco se debe descartar una tercera causa. Con esta cumbre un tanto improvisada se pretende revitalizar el foro de Contadora, cuya actividad interna se hab¨ªa estancado durante los ¨²ltimos 45 d¨ªas, a pesar del respaldo de la comunidad internacional.
El bolet¨ªn oficial hecho p¨²blico por la secretar¨ªa mexicana de Relaciones Exteriores se limita a apuntar que la reuni¨®n de los presidentes de Colombia, M¨¦xico, Panam¨¢ y Venezuela se convoca "en vista del agravamiento de los conflictos que ponen en peligro la paz de la regi¨®n centroamericana".
El comunicado a?ade que durante su encuentro los cuatro mandatarios "analizar¨¢n la evoluci¨®n de la situaci¨®n regional, los principales problemas que obstaculizan su soluci¨®n y las posibles bases para lograr una paz justa y duradera". Todo ello con el objetivo de "fortalecer la gesti¨®n diplom¨¢tica y la negociaci¨®n pol¨ªtica".
El riesgo de una guerra regional es algo que forma parte de la actualidad permanente de Am¨¦rica Central, sin que en los ¨²ltimos d¨ªa se hayan atisbado s¨ªntomas m¨¢s alarmantes que en el pasado inmediato. S¨®lo la celebraci¨®n, el pr¨®ximo martes, del cuarto aniversario del triunfo sandinista podr¨ªa ofrecer el marco para alguna acci¨®n espectacular, ya anunciada, de los grupos antisandinistas.
En medios diplom¨¢ticos europeos se asegura tambi¨¦n que la Administraci¨®n Reagan habr¨ªa iniciado una tarea de convencimiento cerca de los Gobiernos m¨¢s conservadores para conjurar una reacci¨®n negativa ante la eventualidad de una guerra entre Honduras y Nicaragua.
Sobre la posibilidad de que los presidentes vayan a hacer p¨²blica alguna f¨®rmula de paz, las propias reuniones celebradas hasta hoy por el grupo de Contadora no invitan a un exceso de optimismo. Mientras Honduras y Nicaragua no se sienten a resolver sus diferencias mutuas, parece improbable un avance de las negociaciones. Y esta decisi¨®n no pasa por Tegucigalta, sino por Washington.
Propuestas de paz ha habido una veintena en Centroam¨¦rica. Lo que distingui¨® al grupo de Contadora respecto de otras iniciativas anteriores fue su disposici¨®n de huir de las grandes declaraciones para realizar por primera vez un trabajo diplom¨¢tico de acercamiento entre las partes. Primero, con un ritmo febril de encuentros semanales; luego, con reuniones m¨¢s espor¨¢dicas, ante las dificultades surgidas.
Entre los cuatro miembros del grupo han surgido adem¨¢s algunas diferencias graves en las ¨²ltimas semanas. M¨¦xico ha sido acusado por el presidente salvadore?o de mantener una actitud favorable a los sandinistas. Los nicarag¨¹enses ven con recelo a Panam¨¢ desde que el comandante de la guardia nacional, general Rub¨¦n Dar¨ªo Paredes, hizo unas declaraciones en las que acus¨® a Cuba y Nicaragua de ser los principales responsables de la crisis centroamericana, llegando a amenazar con una ruptura de relaciones diplom¨¢ticas con ambos Gobiernos.
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