Los diplom¨¢ticos y el PSOE
El asunto de los diplom¨¢ticos que han ido a la sede madrile?a del PSOE y se han entrevistado all¨ª con Elena Flores antes de tomar posesi¨®n de sus puestos en pa¨ªses clave de Centroam¨¦rica ha sido h¨¢bilmente camuflado, present¨¢ndolo a la opini¨®n p¨²blica por algunos medios como contacto l¨®gico entre la Administraci¨®n con Gobierno socialista y el partido socialista en el poder. Igualmente, se ha hurtado el debate pol¨ªtico en las Cortes en las que deb¨ªa de haber intervenido el ministro de Asuntos Exteriores ante una cuesti¨®n planteada por m¨ª como diputado y portavoz de mi grupo en la Comisi¨®n de Exteriores en el Congreso de los Diputados, y en cambio se ha derivado el tema hacia los funcionarios de la carrera, entre los que, sin duda, produce dolorosos enfrentamientos.Por ello, me parece imprescindible decir ante todo que, desde mi punto de vista, y creo que en ello coincidir¨¦ con el PSOE, tengo la m¨¢s alta estima por todos los funcionarios diplom¨¢ticos de la Direcci¨®n General de Iberoam¨¦rica, respeto profundamente su plural ideolog¨ªa y estoy convencido que su ideal, lo mismo que el m¨ªo, es servir mejor a Espa?a desde los destinos que nos ha tocado cubrir.
El palique diplom¨¢tico
Lamentablemente, la cuesti¨®n no es esa, en la que todos estamos de acuerdo, sino la pretensi¨®n hegem¨®nica del socialismo de instrumentalizar con car¨¢cter absoluto todas las instancias del Estado sirvi¨¦ndose de la buena fe de los funcionarios. Es a esta cuesti¨®n a la que tiene que contestar en el Parlamento el ministro socialista de Asuntos Exteriores, ayudado en todo caso por el ministro encargado de la funci¨®n p¨²blica, en lugar de derivar hacia el papel pretendidamente obsoleto de la magn¨ªfica carrera diplom¨¢tica espa?ola.
Si el marqu¨¦s de Villaurrutia, que escribi¨® en la Espa?a democr¨¢tica de la Restauraci¨®n aquellos sabrosos tomos sobre el palique diplom¨¢tico, levantara la cabeza y viera c¨®mo es utilizada la carrera diplom¨¢tica, se avergonzar¨ªa del poco sentido del Estado con que los dem¨®cratas absolutos de la mayor¨ªa igualmente absoluta de 1983 tratan uno de los cuerpos m¨¢s tradicionales, instrumento de la acci¨®n permanente de Espa?a en el exterior. La noticia, que ha saltado a la actualidad nacional, de la visita de los j¨®venes diplom¨¢ticos espa?oles a la sede del Partido Socialista Obrero Espa?ol en Madrid no hace sino anticipar el debate postergado por el Gobierno hasta septiembre en las Cortes sobre la pol¨ªtica exterior del actual Gobierno. La opini¨®n p¨²blica nacional e internacional y los observadores y analistas de varios pa¨ªses se han mostrado sorprendidos por lo sucedido. Ninguna carreta diplom¨¢tica de un pa¨ªs democr¨¢tico occidental con Gobierno conservador o socialista ha tenido que sufrir en los ¨²ltimos a?os una humillaci¨®n semejante.
Lo sucedido justificar¨ªa que la asociaci¨®n profesional de la carrera convocase un paro en defensa de la independencia del cuerpo y en se?al de protesta. Mi intenci¨®n no ha sido acercar a los postulados de AP a la carrera ni manipular a sus miembros, sino defender a ¨¦stos frente a un socialismo espa?ol hegem¨®nico que quiere utilizarlos al modo como en los primeros a?os de franquismo se nos quer¨ªa hacer pasar a todos los funcionarios por la Secretar¨ªa General del Movimiento.
Es f¨¢cil imaginarse cu¨¢l hubiera sido la reacci¨®n de los profesionales de la carrera diplom¨¢tica en el Reino Unido o en Italia, por citar algunos ejemplos, de haber sucedido una cosa as¨ª. El ministro, que es de la carrera, debe dimitir, aunque tenemos en Espa?a la triste experiencia de asuntos graves ante los que tiene que responder el funcionario de turno sin que llegue a responsabilizarse el titular del departamento. En todo caso, es justo afirmar que en ¨¦pocas pasadas muchos de nuestros diplom¨¢ticos llegaron a ser embajadores de Espa?a sin haber tenido que ponerse la camisa azul.
Ahora, por ejemplo, va a ir como embajador a un pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo un destacado un militante socialista espa?ol, no diplom¨¢tico, y no s¨¦ si tendr¨¢ que ponerse el pu?o y la rosa bordados en el uniforme cuando presente sus credenciales al monarca del pa¨ªs ante el que ha sido acreditado. ?Si Villaurrutia levantara la cabeza, su palique 1983 iba a ser el mejor best seller de la ¨¦poca! Pero no todo es uniforme y ceremonial. Hay tambi¨¦n algo de fondo muy importante. Merced a las primeras declaraciones de ese nuevo embajador ante la corte hachemita, los espa?oles nos hemos podido enterar que la URSS, que hasta ahora ha estado marginada tras su fracaso hace a?os en Egipto, va a ser reivindicada con el apoyo espa?ol como pieza esencial a la que hay que tener en cuenta en el rompecabezas judeo-¨¢rabe.
Lo sucedido deja chicos a los contrasentidos entre pol¨ªtica de Gobierno y pol¨ªtica de partido a los que nos ten¨ªa acostumbrados UCD. Es, ciertamente, necesaria la coordinaci¨®n entre el partido en el poder, el partido en la oposici¨®n que hasta ahora no ha sido buscada, y los diplom¨¢ticos que sirven la pol¨ªtica de Espa?a.
El PSOE, como los otros partidos pol¨ªticos, debe suministrar todos los datos necesarios para hacer una pol¨ªtica de Estado, y el Gobierno har¨ªa bien en escuchar a todos. Pero hay que respetar siempre la independencia de los cuerpos del Estado y evitar la dictadura partidista.
es diputado del Grupo Popular del Congreso y miembro de la misi¨®n de Exteriores.
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