Bando de Tierno sobre el uso de la 'feraz natura'

El alcalde de Madrid, Enrique Tierno, ha elaborado un bando en el que llama a los ciudadanos de la capital a cuidar los jardines y la naturaleza y a extremar sus atenciones ecol¨®gicas en estos momentos de sequ¨ªa. El bando comienza se?alando que "han sido en extremo propicios los moradores de esta noble y coronada Villa a gozar sin tasa de los placeres de la agreste naturaleza, bien a las orillas del Manzanares, r¨ªo que s¨®lo con exageraci¨®n podr¨ªamos llamar caudaloso, bien en los prados y bosquecillos con que la feraz natura rodeaba y nutr¨ªa el t¨¦rmino de este antiguo lugar"."Pod¨ªan asimismo los vecinos de esta Villa", a?ade, "disfrutar de bellos y frondosos jardines y sitios cuidadosamente cultivados por la industria e ingenio del hombre para recreo, solaz y honesto consuelo de quienes quer¨ªan retraerse del mucho bullicio de la corte".

El alcalde agrega: "No faltaban en los pasados tiempos chiquillos, mozos y mozalbetes de este Concejo y sus t¨¦rminos que persegu¨ªan p¨¢jaros, gorriones y jilgueros con especial ah¨ªnco, acechaban conejos y pescaban pececillos que arrebataban al r¨ªo, charcas y estanques, que en esta Villa y ciudad abundaban, sin descuidarse de quebrar ramas y arrancar juncos. Pero la f¨¦rtil abundancia de la pr¨®diga naturaleza era tanta que la depredaci¨®n, aunque censurable, no se notaba ni fuera ni dentro de los l¨ªmites de la Villa.

La situaci¨®n actual es resumida al decir que "los tiempos han cambiado, y el hacinamiento de muchos m¨¢s habitantes de los que holgadamente nuestra ciudad pod¨ªa recoger; la rapacidad y apresuramiento con que se han labrado grandes e innumerables casas, con la destrucci¨®n despiadada de antiguos y nobles edificios; la insuficiencia de los viejos alba?ales y atarjeas, m¨¢s la aparici¨®n de nuevos y sorprendentes medios para que por s¨ª solos los coches anden, que producen f¨¦tidos e insalubres humos, sin olvidar los que arrojan las infinitas chimeneas que han poblado los techos, antes limpios, de esta Villa, todo ello hab¨ªa logrado de consuno hacerla hostil a la convivencia y asiento de cuantas molestias puedan imaginarse".

El alcalde requiere a sus conciudadanos, a continuaci¨®n, "para que contribuyan a que nuestra Villa y Corte vuelva a ser otra vez lugar orno y enriquecido por la naturaleza, tanto en plantas, flores y ¨¢rboles como en risue?as avecillas que aminoren los males que el descuido, la codicia y ambici¨®n de ganar nos han tra¨ªdo".

"Por fortuna", tranquiliza el alcalde, "siendo el hombre, como Tulio dice, animal que puede corregir por s¨ª mismo sus propios errores, el corregidor, regidores, alcaldes de Casa y Corte y dem¨¢s autoridades que gobiernan esta populosa ciudad se han esforzado, y en parte conseguido, en devolver a la Villa y Corte la relaci¨®n ponderada y capaz con la agreste o cultivada naturaleza, por lo que constantemente han requerido y, una vez m¨¢s, requieren a cuantos la ciudad habitan, de cualesquiera edad y condici¨®n que sean,

En tono corrector, Tierno indica despu¨¦s: "Advi¨¦rtese por postrera vez a aquellos vecinos (que por desgracia no faltan) que hagan sus aguas menores aprovechando por lo com¨²n el recato de los corpulentos ¨¢rboles, destruyendo las flores, las hojas o los brotes de las plantas, reto?os o esquejes, que ser¨¢n rigurosamente castigados, lo mismo que quienes hagan o dejen hacer las mayores aguas a sus perros u otros animales dom¨¦sticos en los prados, que los vecinos a veces pisan descalzos o buscando con poca fortuna asiento y descanso en ellos".

"Asimismo digo que la grande seca que este reino sufre desde hace m¨¢s de cuatro a?os", agrega, "nos ha llevado a tan gran escasez de agua que la desidia y el mal trato a los jardines de esta Villa es de tanto peligro para su buena conservaci¨®n que transcurrido que sea el presente verano se habr¨¢n de poner limitaciones y estrechos l¨ªmites al com¨²n disfrute de la Casa de Campo y tal vez al del Buen Retiro, para evitar su definitivo descaecimiento y ruina, lo que se advierte a los vecinos para que se apliquen a usar de las buenas y discretas costumbres".

"Finalmente", termina el alcalde, "encar¨¦cese tambi¨¦n a cuantos en Madrid moran y de sus bienes usan tengan el mayor cuidado en lo que al gasto del agua ata?e, pues es tanta la escasez del precioso l¨ªquido, a causa de la seca de la que ya hemos dicho, que los madrile?os, sin descuidar la curiosidad de sus hogares y el aseo de su cuerpo y partes en prevenci¨®n de lendres, incordios, bubas y tabardillos, habr¨¢n de medir con sumo tiento el agua que en aquellos y otros menesteres empleen".