El 'sprint' largo
De las siete finales que se disputan hoy, adem¨¢s de un salto -altura femenina-, un lanzamiento -martillo- y la prueba de la atleta completa -heptatl¨®n-, destacan las cuatro carreras que van desde el sprint largo con vallas (los 400 metros), hasta el m¨¢ximo fondo en pista, los 10.000 metros. En medio estar¨¢n los dos 800, masculinos y femeninos, que con la evoluci¨®n del atletismo han pasado a parecerse m¨¢s a la velocidad sostenida que al medio fondo.Sebastian Coe no est¨¢ en Helsinki, pero ¨¦l ha sido el m¨¢ximo exponente, con su enorme potencia mantenida, de que la ¨¦poca de las carreras t¨¢cticas, con s¨®lo velocidad en los ¨²ltimos metros, es casi un recuerdo. S¨®lo el miedo que pueden tener los atletas por la responsabilidad de tratarse de una final -donde cuenta m¨¢s ganar que la marca- puede falsear el ritmo.
No cabe duda que lo mismo que son utilizadas las liebres, o corredores que aseguran un fuerte ritmo desde el comienzo de ,una prueba, tambi¨¦n cuando est¨¢ en juego un t¨ªtulo la ¨²nica posibilidad de los atletas sin fuerza terminal es machacar al m¨¢ximo a los rivales que s¨ª la tienen, y que pueden ganar f¨¢cilmente si llegan frescos a los ¨²ltimos metros de la prueba.
Conviene no olvidar que un tiempo de 1.41.73 -r¨¦cord mundial de Coe en los 800 metros-, supone una velocidad media de 28,3 kil¨®metros por hora, cuando en 100 metros, los 9.95 de Calvin Smith supone una media de 36,25; en 200, los 19,72 de Pietro -Mennea suponen 36,51 y en 400, los legendarios 43.86 de Lee Evans desde M¨¦xico-68, 32,83. No existe tanta diferencia. Ni siquiera ya con el 10.000, el gran fondo, donde los 27.22,05 los corri¨® Rono a 21,92.
En una distancia tan grande se estilan m¨¢s los tirones para romper el ritmo, pero cuanto m¨¢s, elevado sea ¨¦ste, menos alegr¨ªas se pueden permitir, incluso en los momentos decisivos. La dureza en el ritmo es b¨¢sica, por ejemplo, para el peque?o Antonio Prieto, mal en los cambios y sin buen final, pese a su fuerza de voluntad. Otro ejemplo del sprint prolongado que ya se estila, al haberse asegurado con un fuerte entrenamiento, es el 400 vallas. Con la premisa fundamental de que los obst¨¢culos no se saltan, sino que se pasan, la coordinaci¨®n de zancadas entre cada uno debe ser fundamental para no perder velocidad. Por algo Moses-, con su r¨¦cord mundial de 47.13, ha hecho mejor marca que muchos corredores de liso. Una curiosidad en las distancias citadas estriba en por qu¨¦ la cuerda de los estadios es de 400 metros. ?Por qu¨¦ no de 500? La influencia brit¨¢nica y su sistema de medici¨®n ha sido fundamental, y tambi¨¦n en atletismo, como consecuencia. Las medidas mod ernas surgieron de las dos cl¨¢sicas antiguas, los 197,27 metros del estadio de Olimpia y-los 177,92 del de Delfos. La primera, sobre todo, se parece a los 200 metros, pero los ingleses impusieron r¨¢pidamente las 220 yardas, 201,17 metros, el octavo de la milla, distancia tipo y clave. El per¨ªmetro de los estadios, por todo ello, se bas¨® en el cuarto de milla, m¨¢s acorde para tener dos rectas y dos semicircunferencias. Las 440 yardas 402,34,metros) fueron precursoras de los actuales 400, m¨¢s que de unos 500, si el sistema m¨¦trico decimal hubiese imperado en la Commonwealth.
El martillo, por ¨²ltimo, es una reminiscencia del folklore brit¨¢nico, de los lanzamientos de aut¨¦nticos martillos por parte de herreros celtas. La variante es que el instrumento se convirti¨® en una bola met¨¢lica -como el peso- de 7,257 kilos, atada en un extremo de un cable con una longitudde 1,219 metros.
En un c¨ªrculo de 2,135 metros de di¨¢metro la ¨²nica innovaci¨®n es que muchos atletas dan ya cuatro giros en lugar de tres anes de lanzar. Una jaula con 40 grados de abertura protege de posibles accidentes, inevitables hoy porque los lanzamientos pasan de los 80 metros.
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