Peter Landelius, un sueco 'latinizado'
El nuevo agregado de la embajada de Suecia en Espafia ha traducido a escritores como Garc¨ªa M¨¢rquez, Vallejo, S¨¢bato y Mars¨¦
"Yo estoy convencido de que entre Suecia y Espa?a existen las mejores condiciones para desarrollar las relaciones. En el pasado, esas relaciones no se desarrollaron por motivos comprensibles, pero ahora hay muchas cosas por hacer. La existencia en ambos pa¨ªses de Gobiernos socialdem¨®cratas es un factor m¨¢s a favor. Yo dir¨ªa que hay una simpat¨ªa que va m¨¢s all¨¢ de las relaciones de Estado". Quien as¨ª se expresa es Peter Landelius, 40 a?os, quien asumir¨¢ dentro de unos d¨ªas su cargo de agregado de la embajada de Suecia ante el Gobierno espa?ol con la categor¨ªa de ministro adjunto.
Su carrera diplom¨¢tica comenz¨® en 1966 e incluye misiones en Londres (1968), fue delegado ante la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), en Par¨ªs (1970), jefe de gabinete de la canciller¨ªa en Estocolmo (1972), primer secretario de la embajada en La Habana (1974), otra vez delegado ante la OCDE (1976) y en Nueva York (1978) fue director de la oficina de la Unesco.Este curr¨ªculo profesional intenso y destacado, seg¨²n se desprende de las funciones asignadas, es, sin embargo, s¨®lo una faceta de una personalidad bastante m¨¢s rica y variada. Peter Landelius es escritor, periodista, cr¨ªtico literario, ensayista, traductor al sueco de poetas y narradores latinoamericanos y espa?oles, y, sobre todo, un hombre vital y humano, atento y comprometido con la realidad de su tiempo. "Antes de ingresar al servicio diplom¨¢tico", nos dice, "hac¨ªa cr¨ªticas literarias en el diario Sydsvenska Dagbladet, que ten¨ªa una p¨¢gina de cultura casi tan buena como la de EL PAIS"
Ciertos valores inherentes al modo de ser sueco, como la modestia y el rechazo a toda forma de ostentaci¨®n -aqu¨ª en verano los hombres de Gobierno aparcan su bicicleta frente al ministerio, en vez de un lujoso Mercedes- unidos a su contacto con el mundo latino e hispanoamericano, afirmaron en Landelius una temprana atracci¨®n por sus valores humanos y culturales. El resultado ha sido un sueco latinizado sin la timidez ni la introversi¨®n que son caracter¨ªsticas de la mayor¨ªa de sus coterr¨¢neos. Y tambi¨¦n -lo que es m¨¢s importante en relaci¨®n a su actividad diplom¨¢tica- una mayor capacidad de comprensi¨®n hacia la cultura y los problemas de otros pueblos diferentes a los de su propio mundo n¨®rdico.
Su buen castellano, de matices m¨¢s hisp¨¢nicos que latinoamericanos, hace pensar en un largo y riguroso estudio del idioma. "No hice estudios especiales", dice, "simplemente que cuando era estudiante me enamor¨¦ de una chica que viajaba con frecuencia a Espa?a, lo que en aquella ¨¦poca estaba fuera de mis posibilidades. Entonces decid¨ª presentarme a una agencia de viajes solicitando un puesto de gu¨ªa en base a mis supuestos conocimientos del idioma As¨ª fue como me encontr¨¦ en Barcelona a cargo de un grupo de turistas suecos. Las circunstancia me impusieron un aprendizaje bastante r¨¢pido. Esto era en 1962 M¨¢s tarde, una amiga espa?ola puso en mis manos un ejemplar de los Veinte poemas de amor y una canci¨®n desesperada, de Neruda, que en el 65 traduje al sueco y fue ron publicados por una editorial de Estocolmo. Esto y el inter¨¦s de los editores me estimularon a seg¨²n traduciendo, y as¨ª lo hice despu¨¦s con Vallejo, Garc¨ªa M¨¢rquez, S¨¢bato y, entre los espa?oles, Juan Mars¨¦".
Las mujeres de habla hispana han jugado, seg¨²n todas las apariencias, un papel importante en la vida de Landelius, y no s¨®lo como instructoras en los secretos del idioma. Estando asignado a la representaci¨®n en La Habana conoci¨® a una atractiva y culta cubana, Nancy Julien Reboredo, quien es su actual esposa. Su estancia en Cuba le dio, adem¨¢s de una pasi¨®n amorosa, otras cosas. "A pesar de su aislamiento, Cuba es un lugar apropiado para conocer los dem¨¢s pa¨ªses del continente. Por all¨ª pasa mucha gente. Mi identificaci¨®n con los problemas de Latinoam¨¦rica, y no solamente con su cultura o sus narradores, tiene mucho que ver con esos contactos". "Creo que estoy en mejores condiciones para comprender el tir¨®n de orejas que Garc¨ªa M¨¢rquez nos dio a los europeos cuando aludi¨® a la soledad de Am¨¦rica Latina en su discurso ante la Academia sueca".
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