Se estrecha el margen para actuar impunemente
Por encima de las diferencias ideol¨®gicas y de los temores de que las palabras no se conviertan en hechos, los 35 ministros de Asuntos Exteriores que han clausurado en Madrid la reuni¨®n de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) han reconocido que el documento final aprobado despu¨¦s de tres a?os de esfuerzos supone una profundizaci¨®n de los acuerdos adoptados en Helsinki en 1975, cuando naci¨® la distensi¨®n. Es cierto que cada cual da importancia a lo que m¨¢s le conviene, y as¨ª, mientras el ministro sovi¨¦tico, Andrei Gromiko, se empe?¨® en destacar la convocatoria de una conferencia sobre el desarme en Europa ignorando lo dem¨¢s, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, insisti¨® en los avances sobre el tema de los derechos humanos.Ambas superpotencias han llegado al final de la Conferencia de interesado en hablar de distensi¨®n en el peor momento de sus relaciones con Mosc¨², y Shultz se ha encargado en Madrid de poner las cosas en su sitio recordando que los objetivos de la CSCE est¨¢n por cumplir. Para la URSS, cada nuevo acuerdo en la CSCE es un recordatorio de los compromisos sobre derechos humanos que asumi¨® en Helsinki. El Documento de Madrid estrecha el margen en el que los Estados pueden actuar impunemente. Precisa hasta un nivel elemental los derechos de los ciudadanos de Europa. Recuerda que los hombres y las mujeres libres tienen derecho a viajar a cualquier pa¨ªs, a estar informados, a afiliarse a una organizaci¨®n sindical, a profesar la creencia religiosa que elijan. Pide una acci¨®n interestatal contra el terrorismo. Exige la b¨²squeda de medidas de confianza entre el Este y el Oeste para favorecer el desarme en el continente europeo. Para estudiar cada uno de estos problemas se ha fijado un calendario preciso en el que destacan las citas del pr¨®ximo enero en Estocolmo (desarme), abril de 1986 en Berna (contactos humanos) y mayo de 1985 en Ottawa (derechos humanos). El Documento de Madrid no llama a todas las cosas por su nombre, pero es un testimonio escrito de c¨®mo deber¨ªan ser unas relaciones de seguridad y cooperaci¨®n entre los Estados.
A
C.,
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