Los antrop¨®fagos
Nos comemos los unos a los otros, en un festival de cine. El de San Sebasti¨¢n, casero, dom¨¦stico, es, en este sentido, como cualquier otro. En el bar americano del hotel Mar¨ªa Cristina o en la terraza del Gur¨ªa, se perpetran actos de antropofagia como en todos los cert¨¢menes cinematogr¨¢ficos del mundo. Quien m¨¢s quien menos, tiene algo que ofrecer a la digesti¨®n ajena; quien m¨¢s quien menos, tiene algo que digerir de lo que ofrecen los dem¨¢s.Presencias casi fantasmag¨®ricas. El rastro de un Helmut Berger, de cuya mano demasiado larga para con Pilar Mir¨® ha quedado m¨¢s eco que de su personalidad art¨ªstica. La breve aparici¨®n de Imanol Uribe, que rueda en las afueras La vuelta de Mikel. La llegada de Miguel Molina, hermano de ?ngela y Paula, con el guapo familiar de lo m¨¢s subido. La alegr¨ªa de Luis Iriondo, director de la televisi¨®n vasca, que coproduce, con la BBC y 23 pa¨ªses m¨¢s, todo un lote de obras de Shakespeare, a seis por a?o, y que van a ser dobladas al euskera. La apacible bonhom¨ªa de Xabier Elorriaga, el polo opuesto de Helmut Berger en Victoria!, que es algo as¨ª como el Novecento de Antoni Rivas.
La sorpresa de comer con el equipo de Vestida de azul, y que cuatro de los travestidos protagonistas te muestren sus senos de silicona y aconsejen a las mujeres presentes -M¨®nica Randall y Mar¨ªa Asquerino, entre otras-, acerca de esas operaciones, inevitables en su opini¨®n, que toda mujer necesita hacerse en un momento u otro de su vida.
Antonio Gim¨¦nez-Rico, el director, y Teo Escamilla, director de fotograf¨ªa y productor, se ponen muy contentos con el comportamiento superfemenino de sus actores. Debe resultar reconfortante disponer, en estos tiempos de mujeres esquivas, de alguna que otra mu?eca vestido de azul.
A cualquier hora, la terraza del Gur¨ªa, que enlaza como un puente el hotel Mar¨ªa Cristina -el de las estrellas- con el palacio del festival, se llena de gentes del cine, y as¨ª contin¨²a el rito de la antoprofagia. Todo el mundo comenta la excelsitud de una pel¨ªcula que a¨²n no se ha pasado en San Sebasti¨¢n pero que ya ha sido vista en Pamplona. Es La conquista de Albania, de Alfonso Ungr¨ªa, aunque ya los guasones del festival, que de todo hay, empiezan a llamarla La conquista de Ungr¨ªa, por Alfonso Albania.
Y cuando nadie tiene nada que hacer, excepto exhibirse y apreciar lo exhibido, se admiran las bellezas naturales de muchachas sin historia y efebos sin futuro que rastrean los pasillos, ciegos al cansancio, ofreci¨¦ndose tambi¨¦n a la ceremonia del canibalismo.
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