Baja calidad, poco p¨²blico y presupuesto inadecuado en la presente edici¨®n
El certamen donostiarra alcanza en esta ocasi¨®n los niveles m¨¢s bajos de los ¨²ltimos a?os
El festival de este a?o ha demostrado un bajo poder de convocatoria, un inadecuado presupuesto y una calidad mediocre de pel¨ªculas. Para abrir y para cerrar brillantemente un festival siempre hay un golpe de suerte o un buen fajo de billetes, de tomas y dacas o simplemente de facilidades de publicidad para traer dos o tres pel¨ªculas de prestigio avaladas por nombres sonoros. Pero para rellenar de buen cine los largos d¨ªas intermedios entre el principio y el final hace falta algo m¨¢s que buen tino para una compra y venta indirecta. Hace falta -sin orden de prioridad, porque operan conjuntamente- poder de convocatoria, un presupuesto adecuado a los cines y aut¨¦ntico olfato organizador, capaz de rastrear las huellas de las pel¨ªculas significativas que se hacen en todo el planeta.Traer un filme de Federico Fellini para abrir el festival de San Sebasti¨¢n y otro de Woody Allen para cerrarlo puede parecer a alg¨²n ingenuo un indicio de m¨¦ritos en la gesti¨®n, pero no hay en ello m¨¦rito alguno: cosas as¨ª se consiguen con negociaci¨®n y plumazo, ya que s¨®lo son transacciones comerciales y publicitarias. El m¨¦rito hay que buscarlo en el tono medio que alcanzan las proyecciones en estos d¨ªas de tr¨¢nsito hasta la recta final. Y este a?o, si nos atenemos a esta gran prueba, el festival de San Sebasti¨¢n se encuentra en su punto m¨¢s bajo desde hace varios a?os.
Es inconcebible que un filme como I am the cheese, de Robert Jiras, que no alcanza los m¨ªnimos profesionales en un cine que puede parecer mejor o peor, como es el norteamericano, pero que siempre trabaja en alto nivel profesional, haya sido llamado y proyectado aqu¨ª. ?Qui¨¦n la vision¨® y eligi¨®? ?Es que entre los 200 o 300 filmes que se producen cada a?o en Estados Unidos no hay otro digno de ocupar la plaza de esta torpe incursi¨®n de aficionados? Seguro que lo hay. Lo que ocurre es una de tres: o no se vio el filme, o quien lo vision¨® no era la persona adecuada, o esta persona era adecuada, pero no vio otros filmes para hacer las oportunas comparaciones. Son s¨ªntomas graves de fallos de organizaci¨®n.
Porque esta mediocre pel¨ªcula est¨¢ lejos de ser ¨²nica de esta pasta. Ayer nos pasaron Crzyc, un indigerible filme polaco de B¨¢rbara Sass, y To Repo, un lamentable filme neorrealista griego, de Vasilis Vafeas, no menos intragable que el polaco. De lo contrario, la organizaci¨®n del festival corre el riesgo de rebajar la vieja filosof¨ªa del escaparate al nivel del basurero.
De todo cuanto se ha exhibido hasta ahora -al margen del filme inaugural de Fellini-, s¨®lo el franc¨¦s Coup de foudre merec¨ªa estar aqu¨ª. Las dos pel¨ªculas espa?olas exhibidas hasta ahora, El pico, de Eloy de Laiglesia, y Vestida de azul, de Gim¨¦nez Rico (que tiene menos calidad que El arreglo, de J. A. Zorrilla, un notable ejercicio de ficci¨®n pura, pero ¨¦ste ha sido relegado al segundo plano, que no debiera serlo, de la secci¨®n de nuevos realizadores, en la que ha sido incluido tambi¨¦n Soldados de plomo, primer filme dirigido por Jos¨¦ Sacrist¨¢n), carecen de todo valor digno de consideraci¨®n.
Si los poco m¨¢s de 80 millones presupuestados para esta 31? edici¨®n del festival de San Sebasti¨¢n no bastan para crear un equipo din¨¢mico, coherente y solvente que visione durante 11 meses, aqu¨ª y all¨¢, pel¨ªculas y m¨¢s pel¨ªculas, rechazando de plano las que no alcancen un nivel profesional serio y unos m¨ªnimos de creatividad, que se aumente este presupuesto, que el Ministerio de Cultura duplique o triplique su ayuda o que se hagan los remiendos financieros que se quieran.
Bajo poder de convocatoria (Godard, Resnais, Wajda, Antonioni, Oshima y Bergman, entre otros, tienen este a?o pel¨ªcula y ninguna est¨¢ aqu¨ª), rid¨ªculo presupuesto (80 millones contra m¨¢s de 200 en Venecia y los incalculables en Cannes) para las ambiciones competitivas del festival y dudosa competencia en los criterios de selecci¨®n son hasta ahora los tres rasgos generales, muy alarmantes, de lo que hemos visto.
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