Todo un pa¨ªs, Honduras, transformado en escenario de maniobras de EE UU
Al frente de las tropas estadounidenses que realizan maniobras en Honduras figura el coronel Amold Schlossberg, oficial del Comando de Desplazamiento R¨¢pido, cuerpo de, elite creado para afrontar cualquier emergencia en el mundo. El alto militar ha explicado que el objetivo primario de las maniobras es entrenar al Ej¨¦rcito norteamericano "para una r¨¢pida movilizaci¨®n a cualquier pa¨ªs que solicite su intervenci¨®n".El Pent¨¢gono ha presentado Ahuas Tara II como un ejercicio rutinario, en el marco de un convenio firmado con Honduras hace casi 30 a?os, pero nunca antes se moviliz¨® tal contingente de soldados (m¨¢s de 5.000) ni se instalaron por tanto tiempo (seis meses). El mayor Arturo Torres, agregado de la embajada norteamericana en Tegucigalpa, es, bien expl¨ªcito: "Es que antes no ten¨ªamos a los sandinistas en Nicaragua".
Todo el supuesto t¨¢ctico de las operaciones est¨¢ concebido sobre una eventual guerra contra Nicaragua. En el Atl¨¢ntico se efectuar¨¢ un simulacro de desembarco anfibio cerca de Puerto Castilla, en las inmediaciones de Choluteca se levantan barreras antitanque (esta es la ¨²nica ruta de penetraci¨®n para los blindados nicarag¨¹enses) y los reactores A-37 con base en Comayagua se adiestran para un bombardeo combinado con la artiller¨ªa.
Al margen de estos ejercicios t¨¢cticos, el programa de Ahuas Tara II incluye otras tareas: construcci¨®n de una pista de aterrizaje de 1.200 metros en San Lorenzo (a unos 50 kil¨®metros de la frontera nicarag¨¹ense), con capacidad para recibir aviones de transporte H¨¦rcules C-130, y trazado de una carretera hasta el cerro existente en la isla del Tigre, donde se proyecta instalar un segundo equipo de radar, que, desde el golfo de Fonseca, controlar¨ªa cualquier movimiento a¨¦reo en Nicaragua.
El campo de operaciones es todo el territorio hondure?o, con excepci¨®n de una franja de 25 kil¨®metros a lo largo de la frontera sur. Las tropas norteamericanas se han instalado en cuatro localidades: Palmerola, La Mesa, San Lorenzo y Trujillo, ocupando casi los cuatro puntos cardinales.
En Palmerola, unos 90 kil¨®metros al norte de Tegucigalpa, se encuentra el mando coinjunto unificado, en terrenos de la Escuela Militar de Aviaci¨®n.
De los 1.500, soldados destin¨¢dos a este campamento, 250 atienden un sofisticado hospital de campa?a con 64 camas, laboratorios y equipos quir¨²rgicos capaces de realizar cualquier tipo de operaci¨®n, excepto de coraz¨®n, ojos y cerebro.
Unos 480 soldados de la fuerza a¨¦rea manejan 34 helic¨®pteros CH-47 Chanook y UH-20 Black Hawk, dos de estos ¨²ltimos al servicio del hospital. Finalmente, 750 soldados realizan tareas de apoyo log¨ªltico y comunicaciones. Una pantalla parab¨®lica les permite estar conectados permanentemente, a trav¨¦s de uno de los sat¨¦lites militares, con todas las bases norteamericanas del mundo.
Agua corriente de Buffalo
Mediante este sistem a que no permiten que se fotograf¨ªe, los soldados hablan gratis con sus familias, siempre que residan en una ciudad con base militar. La ¨²nica limitaci¨®n es que hay cinco l¨ªneas telef¨®nicas para m¨¢s de 1.500 hombres. La comida fue tra¨ªda de Estados Unidos y el agua procede de Buffalo. El encargado de relaciones p¨²blicas, teniente coronel Neil Buttimer, dice que ya est¨¢n empezando a purificar el agua local y que la intenci¨®n es comprar los alimentos en la zona.
Ante la llegada de los gringos no se ha hecho esperar una espectacular subida de precios en la vecina poblaci¨®n de Comayagua, antigua capital del pa¨ªs, que hoy tiene 20.000 habitantes. Una cerveza puede costar cinco d¨®lares y las, prostitutas han multiplicado por ocho sus tarifas anteriores.
El segundo campamento, ubicado en la localidad atl¨¢ntica de Trujillo, alberga a 80 ingenieros navales y 370 artilleros. Estos ¨²ltimos han tra¨ªdo consigo 18 ca?ones de 105 mil¨ªmetros, que ser¨¢n utilizados en un ejercicio conjunto con. la aviaci¨®n hondure?a. Todos los oficiales consultados aseguran que tanto este armamento como el resto del material tra¨ªdo de Estados Unidos regresar¨¢ a sus bases originales. Lo mismo aseguraron en enero, con ocasi¨®n de Ahuas Tara I y toneladas de pertrechos quedaron en el pa¨ªs, adem¨¢s del radar que opera al sur de la capital.
En La Mesa, al norte del pa¨ªs, cerca de la ciudad industrial de San Pedro Sula, 400 soldados de la fuerza a¨¦rea realizan fundamentalmente misiones log¨ªsticas. Tanto el mayor Torres como el teniente coronel, But¨²me coinciden en que no participan aviones t¨¢cticos de EE UU Unidos en las maniobras. Este aeropuerto de La Mesa fue el terminal, desde el 8 de agosto y por espacio de dos semanas, de un puente a¨¦reo con Estados Unidos. El resto de los equipos llegaron por mar al puerto de San Lorenzo, en aguas del Pac¨ªfico. El Ej¨¦rcito contrat¨® por seis meses cuatro mercantes que trasladan a raz¨®n de 200 veh¨ªculos para obras p¨²blicas en cada viaje. Una enorme concentraci¨®n de excavadoras, palas y perforadoras se almacena en la zona frar¨ªca, antes de su traslado al lugar en que se va a construir una pista de aterrizaje.
Nicaragua, a 50 kil¨®metros
Mientras se prepara una rampa situada a s¨®lo 50 kil¨®metros de la frontera nicarag¨¹ense, 150 boinas verdes entrenan a tres batallones hondure?os en lucha antiguerrillera y 20 marinos manejan en el golfo de Fonseca dos barcazas de transporte y realizan pr¨¢cticas de intercepci¨®n de supuestos barcos nicarag¨¹enses que transportan armas para la guerrilla salvadore?a. Para completar el cuadro, muy cerca de Choluteca, los zapadores se encargar¨¢n, de levantar barreras para detener un posible avance de blindados procedentes del sur.
Tambi¨¦n aqu¨ª se abrir¨¢n calles y pozos y se atender¨¢ a los enfermos para ganarse a una poblaci¨®n que padece materialmente hambre, debido a las malas cosechas. "No podemos comer delante de ellos, porque se nos echan encinia"..
A pesar de las relativas comodidades de Fonseca Camp, nombre con que han bautizado su base, los norteamericanos se quejan del tremendo calor que se acumula bajo la lona plastificada de las tiendas de campa?a, capaces de albergar c¨®modamente hasta 16 camas de tijera. En los dos campamentos visitados, Palmerola y San Lorenzo, la autonom¨ªa de los soldados norteamericanoses total. Las calles se llaman Little Rock, o Tennessee Ridgers y el barbero ha colocado a la puerta de su tienda un cartel que dice: "Barber¨ªe shop, dodgers city". S¨®lo un 5% de los soldados hablan espa?ol. A los hondure?os les queda ¨²nicamente el privilegio de hacer ondear su bandera. De ah¨ª para abajo, el mando real es de los norteamericanos.
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