Rebeldes
Miguel R¨ªos, adornado con todos los cinchos de la rebeld¨ªa, dice a los muchachos que se porten bien, que la droga mata. ?Por qu¨¦ ser¨¢? Tal vez porque su concierto lo patrocina el ayuntamiento. Julio-Iglesias, con su balido de cabrita lucera canta que la vida sigue igual. ?Por qu¨¦ ser¨¢? Tal vez porque le paga la multinacional. Protestar rascando el guitarr¨®n o comerse crudo el micr¨®fono dando aullidos de rata para indicar lo mal que est¨¢ todo ya era una cosa in¨²til en su tiempo. Entonces los artistas de la canci¨®n gritaban contra la injusticia social haciendo previamente g¨¢rgaras con clara de huevo, denunciaban la tortura en clave de fa, en un comp¨¢s de tres por cuatro y luego pasaban por la agencia a horas de cobro. A trav¨¦s del pentagrama supimos en su d¨ªa que alguien estaba degollando a las focas, que el hermano obrero lo pasaba fatal y que el gran d¨¦spota ten¨ªa los d¨ªas contados. El p¨²blico encend¨ªa el consabido mechero en las gradas y luego volv¨ªa a cenar a casa.Algo ha cambiado aqu¨ª. Los grandes espect¨¢culos musicales, debido a su coste, han ca¨ªdo en manos de las multinacionales o corren a cargo de los concejales de Cultura. Los divos est¨¢n burocratizados. Ahora llega el alcalde socialista de una ciudad y para dar lustre a las fiestas de la patrona contrata al rockero m¨¢s famoso e hirsuto, ese que anta?o vomitaba insultos de mono rabioso con un cable de alta tensi¨®n enchufado en el trasero. Como paga el ayuntamiento, resulta que ese rebelde de cuero canta baladas de parques y jardines. Viene el representante, del ministerio o de una autonom¨ªa y encarga un gran concierto en el estadio a un grupo de protesta, a un cantante ex presidiario, a aquel autor que echaba venablos de m¨²sica contra todo lo establecido. El contrato se formaliza mediante muchas p¨®lizas. El divo sabe muy bien que est¨¢ trincando del presupuesto. Y si no lo sabe su se?ora se lo advierte.
Ahora, entre las bambalinas de los espect¨¢culos de rock hay concejales de Cultura con el talonario, ministros con la asignaci¨®n sellada con algunos timbres. Y, como es l¨®gico, el m¨²sico atipla la voz y canta con una suavidad de zona verde. Hoy los m¨²sicos est¨¢n estatalizados o, multinacionalizados. Todo es muy bonito.
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