Tuc¨ªdides / Savater
Fernando Savater, en uno de sus libros fundamentales, La tarea del h¨¦roe, incluye "La legitimaci¨®n democr¨¢tica de la creaci¨®n social", y pone al frente del ensayo una frase de Tuc¨ªdides, el que sosten¨ªa que la Historia se rige (lo cuento en alg¨²n libro), como nuestra vida, por inviernos y veranos.Dice la cita completa de Tuc¨ªdides: "Merecen toda clase de elogio aquellos estados que, aun optando de acuerdo con el instinto natural del hombre por el dominio sobre los dem¨¢s, act¨²an con una equidad mayor de lo que tolerar¨ªa su propia. fuerza". Ya estamos, pues, en el cabreo de los militares. Democracia es no llevar las cosas a sus ¨²ltimas consecuencias. Democracia es convivir, m¨¢s que vivir. De convivir trata hoy la democracia espa?ola -"y por qu¨¦ la tele saca obispos, y por qu¨¦ Guerra se re¨²ne con la Conferencia Episcopal"-, me dicen los que no entienden nada porque no est¨¢n hechos para entender. Diez millones de votos, m¨¢s las municipales, no son para abusar. Diez tanques de - la acorazada Brunete tampoco son para llevar las cosas a sus ¨²ltimas consecuencias. Ante todo, no abusen ni empujen, o, con aquel delicioso reproche de un latinoch¨¦ a su esposa sueca, Deborah: "Por qu¨¦ t¨² me abusaste, Deborina". Aparte lo cursi del "Deborifia", minimizando un nombre femenino tan hermoso, el por qu¨¦ t¨² me abusaste" supone una trepidaci¨®n verbal que est¨¢ en los mejores prosistas americanos que han levantado su muralla de palabras contra el Coloso sin Marusi del Norte.
Seg¨²n Savater / Tuc¨ªdides, democracia es eso: no abusar del poder civil y -se supone- descartar en casi todo el poder militar. El otro d¨ªa me he encontrado en La Relais a dos "escoltas" de Guti¨¦rrez Mellado, que me han saludado cari?osamente. En lo que no ha pensado Barrionuevo, sin duda, es en la sutil influencia / convivencia de personajes y "escoltas". Los hombres que escoltan a Tierno, a Guti¨¦rrez Mellado, a Guerra, reciben, sin duda, por mimetismo y por reflejo (uno siempre mimetiza a aquel a cuyo servicio tiene una pistola), una nueva conducta, una nueva y difusa ideolog¨ªa, una concepci¨®n del mundo que para ellos es nueva y rejuvenecedora, aunque venga de los presocr¨¢ticos. Se ha comunicado con frecuencia que el escolta traiciona y mata o secuestra a su escoltado. Pero est¨¢ el secuestro inverso, el secuestro intelectual, involuntario, que el personaje va perpetrando suavemente en sus escoltas. Ellos son, seguramente, sus primeros votantes. ?Por qu¨¦? "Porque se coniporta". El que la vida se rija por inviernos y veranos no es un principio inmanentista, como pudiera parecer, un fatalismo ecol¨®gico, sino una profunda sabidur¨ªa de Tuc¨ªdides que pone la flor del almendro o el color cardenalicio de mi parra virgen y oto?al por delante de los fu gaces aconteceres humanos. Tuc¨ªdides sab¨ªa, como sabe Savater, que el clima tambi¨¦n hace Historia (Napole¨®n y Hitler, en Rusia, presos del General Invierno). Boyer ha vuelto de Washington. con las maletas a tope y el prestigio justo. Nos regimos por inviernos y veranos, y por eso el h¨¦roe -La tarea del h¨¦roe se llama el libro de Savater- tiene que hacer del verano su invierno pol¨ªtico, trabajando crudamente, y del invierno su verano de optimismo, para comunicar sonrisas al personal al mismo tiempo que les sube los precios. La tarea del h¨¦roe, hoy, es ir, no ya contra la Historia, sino contra la climatolog¨ªa, e inventar soluciones de regad¨ªo -que en Espa?a no se inventan- para cuando no llueve, como ahora.
La tarea del h¨¦roe. Al margen del libro citado, hoy no tenemos otro h¨¦roe (entendiendo por esto "hombre de acci¨®n") que el pol¨ªtico, el ¨²nico que puede traer la pena de muerte o parar una guerra. Todos nuestros oficios son sedentes / sedantes. El pol¨ªtico es la ¨²ltima estilizaci¨®n en poliuretano del guerrero. (Por eso mismo, quiz¨¢ quedan como un poco anacr¨®nicos los guerreros.)
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