La forma de presentaci¨®n
Desde luego que en la presentaci¨®n del presupuesto para 1984 el ciudadano gana notablemente en informaci¨®n. Ya no s¨®lo se contesta a trav¨¦s del documento presupuestario sobre qui¨¦n va a realizar un gasto determinado, sino sobre todo se dice cu¨¢l es la finalidad y con qu¨¦ prop¨®sito se pretende efectuar cada gast¨®. Es m¨¢s, la propia elaboraci¨®n del presupuesto se ha realizado desde esta l¨®gica, es decir, atendiendo a las finalidades u objetivos de los distintos programas de gasto, independientemente de cu¨¢l sea su gestor.Este replanteamiento instrumental, e incluso aparentemente inocuo, inicia, no obstante, un proceso din¨¢mico de amplios efectos.
En primer lugar, porque el presupuesto para 1984 ya nos dice claramente qu¨¦ es lo que el Estado pretende hacer y cu¨¢l es el coste total de cada una de sus acciones. Inevitablemente, del coste presupuestario total se transitar¨¢ en los pr¨®ximos ejercicios hacia el coste econ¨®mico de los programas y proyectos y a la valoraci¨®n de los costes medios, cuyo solo c¨¢lculo es capaz de convulsionar cualquier aparato administrativo.
En segundo lugar, y derivado de lo anterior, porque la presupuestaci¨®n por objetivos conlleva nuevos sistemas de contabilidad p¨²blica, as¨ª como cambios importantes en las t¨¦cnicas de seguimiento Y control, tanto interno como externo, potenciando los controles de eficacia, tan extra?os a los exclusivos controles de honradez, propios del presupuesto administrativo.
El contenido
En tercer lugar, porque presupuestar por objetivos y medir el grado de eficacia de los programas de gasto impulsar¨¢ forzosamente a una profunda revisi¨®n de los sedimentos hist¨®ricos, tradicionalmente no cuestionados. Las t¨¦cnicas, en definitiva, del denominado presupuesto de base cero son, a fin de cuentas, extensiones de un presupuesto por objetivos.
Finalmente, un presupuesto por objetivos provoca necesariamente reformas en la Administraci¨®n, hasta el punto que su grado de implantaci¨®n bien podr¨ªa medirse por aqu¨¦llas. En el presupuesto administrativo, la organizaci¨®n administrativa suele ser el dato, mientras que en un presupuesto por objetivos, ¨¦stos son los datos a los que debe plegarse el aparato administrativo que los sirve.
Mediante la presupuestaci¨®n por objetivos resulta factible, como decimos, conocer el para qu¨¦ del gasto p¨²blico. A tal fin -partiendo de la informaci¨®n presupuestaria- hemos elaborado el cuadro adjunto, una especie de presupuesto para el ciudadano que nos muestra elocuentemente lo apuntado en nuestro art¨ªculo anterior, pues, como puede verse, las transferencias dirigidas, hacia otras haciendas alcanzan un volumen equivalente al 50% del gasto presupuestario total, mientras que solamente el 49,5% de dicho gasto lo destina el Estado a la prestaci¨®n directa de servicios.
En lo que concierne estrictamente a la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos, intervienen en este rengl¨®n, como se indica, tanto el Estado directamente como los organismos aut¨®nomos y el sistema de la Seguridad Social.
A los efectos de ofrecer una imagen sint¨¦tica e, ilustrativa a la vez, hemos procedido a agrupar los distintos programas de gasto. As¨ª, tenemos, en primer lugar, el paquete de servicios que integran lo que podr¨ªamos denominar hacienda cl¨¢sica o smithiana, esto es, aquella que oferta bienes p¨²blicos que ¨²nicamente el Estado puede poner a disposici¨®n de los ciudadanos: diplomacia, defensa, seguridad interna, etc¨¦tera. Esta hacienda cl¨¢sica utiliza el 44,1% de los recursos del Estado, o bien el 18,6% del conjunto de las instituciones contempladas.
El segundo bloque de servicios lo constituyen los bienes socializados, tan caracter¨ªsticos de las haciendas modernas, especialmente de las europeas. Son bienes de los que tambi¨¦n existe una oferta privada, pero cuya oferta p¨²blica se entiende necesaria para conseguir una dotaci¨®n social suficiente en funci¨®n de las valoraciones sociales existentes. Este bloque utiliza, como puede verse, un 25% del gasto conjunto.
El tercer bloque lo compone un conjunto de servicios y prestaciones tendentes a garantizar a todos los ciudadanos unos niveles m¨ªnimos de renta y servicios sociales elementales. Es el bloque de la solidaridad, caracter¨ªstico de la hacienda del bienestar, cuya gesti¨®n, en nuestro caso, compete mayoritariamente a la Seguridad Social a trav¨¦s del sistema de pensiones, prestaciones econ¨®micas, subsidios a los desempleados, etc¨¦tera. El conjunto de la hacienda del bienestar alcanza pr¨¢cticamente el 50% del gasto total dedicado a bienes y servicios por todas las administraciones.
Queda finalmente por referir lo que hemos denominado hacienda intervencionista, que recoge el coste de las medidas de apoyo, est¨ªmulo o protecci¨®n del aparato productivo. A nivel global, y contrariamente a lo que pudiera pensarse, este bloque solamente supone el, 6,4% del gasto total.
La pol¨ªtica y el futuro
El presupuesto para 1984, desde su perspectiva econ¨®mica, presenta una doble nota. En primer lugar, nos hallamos ante un presupuesto ajustado, casi severo, que propone un aumento salarial del 6,5%, una congelaci¨®n en t¨¦rminos reales de las compras de bienes y servicios y un moderado crecimiento de la inversi¨®n p¨²blica, situado en torno al 15%. Tal planteamiento riguroso, coherente con la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, permite iniciar una reducci¨®n gradual del d¨¦ficit p¨²blico -contenido en 1983- para situarlo, en t¨¦rminos de contabilidad nacional, en el 5,5% del producto interior bruto.
Por otra parte, el presupuesto para 1984 refuerza la pol¨ªtica de solidaridad y da prioridad a determinadas actuaciones sectoriales. En cuanto al primer aspecto, es destacable el aumento de las transferencias del Estado a la Seguridad Social (29,4%) h ' asta cubrir el 20% de los gastos totales de ¨¦sta, lo cual permitir¨¢ una reducci¨®n de las cotizaciones sociales y un aumento de las pensiones superior al aumento salarial e incluso a la tasa de inflaci¨®n esperada. Tambi¨¦n se incrementa sensiblemente (26,2%) la aportaci¨®n del Estado para la cobertura del desempleo.
Entre las atenciones puntuales hay que destacar las de justicia y educaci¨®n, presupuestos ambos en los que se centra una atenci¨®n prioritaria por parte del Gobierno.
En resumen, pues, el presupuesto para 1984 se pretende ajustado a la pol¨ªtica econ¨®mica dise?ada y, al mismo tiempo, coherente con el prop¨®sito de distribuir solidariamente los costes de la crisis. A otro nivel, que me parece de gran importancia, el nuevo presupuesto supone un avance decidido en el doble sentido que exige la reforma presupuestaria: de un lado, en el tr¨¢nsito hacia un modelo de. financiaci¨®n p¨²blica descentralizada y, de otro, iniciando una presupuestaci¨®n por objetivos.
Ambas l¨ªneas son, desde luego, las ¨²nicas para lograr, con car¨¢cter permanente, un sector p¨²blico controlado y m¨¢s eficaz al servicio de todos los ciudadanos.
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