Dos buenas chicas y un cumplea?os
Vainica Doble. Colegio Mayor San Juan Evangelista. Micky. Sala Morasol. Madrid, 21 de octubre.
Desde aquellos remotos tiempos de las f¨¢bulas televisivas, Vainica Doble ha venido alimentando los amores secretos de un pu?ado de aficionados. Existe una secta de fan¨¢ticos delicados que, sabedores de ser los ¨¢ngeles custodios de uno de los tesoros m¨¢s preciados de nuestra m¨²sica, guardan los discos de las Vainicas entre algodones de ternura. Las Vainicas no act¨²an casi nunca en p¨²blico, y sus secretos admiradores, sabiendo al dedillo sus canciones, apenas las conocen a ellas personalmente.
Estas dos se?oras tan simp¨¢ticas se han decidido en alguna ocasi¨®n a presentarse fugazmente ante sus desconocidos amigos. Es el caso de los cuatro conciertos que las Vainicas han dado entre el viernes y el s¨¢bado. Tuvimos la suerte de asistir al primero y fue magn¨ªfico. El gran Wyoming hizo las presentaciones, ayudado por el Reverendo en las teclas. Con buen humor y mayor dominio de las tablas, Wyoming calde¨® el ambiente hasta que aparecieron las Vainicas, t¨ªmidas y contentas, cantando Caramelo de lim¨®n. Lo m¨¢s sorprendente de estas chicas es la aparente facilidad con la que han ido creando un mont¨®n de buenas canciones. Canciones con una elaboraci¨®n y un tratamiento perfecto, que narran historias de arquetipos humanos (Dime, F¨¦lix) o arquetipos de historias (Habanera del primer amor). Estos relatos costumbristas, mezclados con la sal de una l¨²cida iron¨ªa, han ido formando una colecci¨®n de instant¨¢neas sentimentales imprescindibles para conocer la curiosa variedad de tipos que se esconden en el coraz¨®n de los humanos.
Las Vainicas presentaron sus nuevas canciones. Y de entre ellas cabe destacar una trist¨ªsima autopsia del alma femenina que se llama Falsos pasos. Al acabar el concierto ten¨ªan al p¨²blico en el bolsillo. Repitieron varias veces e iniciaron la ronda de despedidas con D¨¦jame vivir con alegr¨ªa. Luego desaparecieron entre felices aplausos y nos fuimos a una fiesta de cumplea?os.
Micky celebraba su entrada en la cuarentena. Desde las matinales en el circo Price, con los Tonys, junto a los Estudiantes, los Pekenikes y los Sonor, han pasado 20 a?os.
A sus 40 a?os, Micky ameniz¨® su fiesta con una banda de rhythm and blues muy competente. Los buenos amigos que en esta ocasi¨®n le acompa?aron fueron: en la bate r¨ªa Juan Perujo, a las guitarras Miguel Botafog¨®, Bronco Lane de la Pampa y la estrella Antonio Valsal ¨®rgano, David Whisky Waterson; a la percusi¨®n, Ronny George; tres se?oritas en los coros y la direcci¨®n del maestro Moriles en las teclas. Adem¨¢s colaboraron con breves apariciones Javier El Moro al saxo y arm¨®nica, Jaime Saltitos, de Alarma, a la guitarra y Bob Thackwaya la bater¨ªa. Tambi¨¦n se esperaba a Arturo Soriano y su saxo todo terreno pero el concierto de las Vainicas le impidi¨® llegar a tiempo.
Empezaron con un Johnny B. Good muy fuerte, dedicado a la memoria del loco de Lusy, y continuaron con nuevas canciones, entre las que se inclu¨ªan temas de Fernando M¨¢rquez y Ramonc¨ªn. Quedaba un poco lejos de este Micky sanamente trastornado por el rock la inocente demencia de aquella Gallina tan divertida. Lo mejor de la fiesta lo constituy¨® la alegr¨ªa de ser carroza, unida a la excelente interpretaci¨®n de versiones de temas m¨ªticos como Little Quenie o Walking the dog.
La juerga acab¨® con Gloria, de Van Morrison, a todo trapo. Luego llegaron la tarta y una ducha de champa?a. Un brindis final que alegr¨® una buena noche de m¨²sica con las 40 buenas vibraciones de Micky.
Babelia
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