Monique Badaroux
Secretaria general de la Asociaci¨®n para el Derecho a Morir con Dignidad
Cerca de 9.000 franceses llevan encima un documento por el que rechazan ser mantenidos con vida, a trav¨¦s de medicamentos, t¨¦cnicas o medios artificiales, a partir del momento en que no puedan expresarse y cuando el tratamiento no garantice el restablecimiento normal de sus facultades mentales o ps¨ªquicas. Reclaman, en suma, el recurso a la eutanasia, la muerte dulce. Este "testamento biol¨®gico" forma parte delcarn¨¦ de adherentes a la Asociaci¨®n , para el Derecho de Morir con Dignidad, de Francia. Monique Badaroux, secretaria general de esa asociaci¨®n, y Paula Caucanas-Pisier, vicepresidenta, han estado en Barcelona para participar en un programa de TVE.
Se desplazan siempre en parejas porque el suyo es un movimiento plural, de reflexi¨®n sobre la vida y la muerte, que admite sensibilidades e ideolog¨ªas diferentes. De esta forma se complementan y, en ocasiones, se matizan mutuamente. Monique Badaroux es creyente. Pertenece a la Iglesia, Reformada de Francia (calvinista). Paula Caucanas-Pisier es de origen cat¨®lico, pero hoy se declara sin religi¨®n. Discrepan a menudo en los matices, pero coinciden en lo fundamental: cada individuo debe ser due?o de sus decisiones, desde tener un hijo hasta decidir cu¨¢ndo es el momento de morir.Son 500.000 en todo el mundo, agrupados en una federaci¨®n intemacional, pero la inmensa mayor¨ªa es de Estados Unidos. En Espa?a hay cinco miembros, adheridos a la asociaci¨®n francesa, aunque quieren crear su propia asociaci¨®n espa?ola. Pero Bodaroux cree que a¨²n es pronto. Falta "demanda social y apoyo log¨ªstico", opina. El movimiento naci¨® en la costa oeste norteamericana a finales de los a?os 60 y diez a?os despu¨¦s lleg¨® a Europa, aunque ya en 1937 existi¨® algo parecido en Inglaterra, pero poco conocido, casi clandestino.
Monique Badaroux y Paula Caucanas-Pisier responden al arquetipo de adherido a esta asociaci¨®n: son mujeres y sus edades est¨¢n comprendidas entre los 45 y los 60 a?os. M¨¢s del 50% de los socios franceses son mujeres y toman conciencia entre las edades antes se?aladas. "Nuestros afiliados sue len ser aqu¨¦llos que ya han visto morir a sus padres, despu¨¦s de me ses e incluso a?os de lenta agon¨ªa a menudo, un espect¨¢culo horri ble", dice Badaroux. Y son mayor¨ªa las mujeres, "porque nosotras vivimos m¨¢s a?os que el hombre y por que somos quienes nos ocuparrio de los ancianos y de los enfermos; estamos m¨¢s cerca de la realidad", precisa su compa?era. El testa mento biol¨®gico recoge tambi¨¦n el deseo del que lo suscribe a ser medicado para calmar los sufrimientos, "incluso si deben acelerar el momento, de mi muerte".
Dicen que no est¨¢n coritra la ciencia ni contra la medicina y que "prueba de ello es que la mayor¨ªa de nosoltros hemos- cedido nuestros cuerpos para que, cuando muramos, puedan ser aprovechados por otros que deseen vivir", seg¨²n explica Monique Badaroux, quien considera, no obstante, que los, avances de la medicinajunto a logros soberbios, han creado otros males, como la prolongaci¨®n artificial de la vida de un moribundo, "con un proceso degradante". "Si nosotros deseamos morir, que nos dejen hacerlo; es nuestra vida. Lo mismo que tiene todo el derecho aqu¨¦l que desea sobrevivir por encima de todo", a?ade Paula Caucanas-Pisier. Est¨¢n convencidas de que la evoluci¨®n social va en su favor, que sus tesis se impondr¨¢n, aunque temen que alcanzar¨¢n sus derechos por "malas razones", porque el Estado llegar¨¢ a la conclusi¨®n de que mantener en vida a un anciano cuesta demasiado caro.
Estas asociaciones proporcionan a algunos de sus adherentes -"exigimos un plazo m¨ªnimo de adhesi¨®n y que sea una petici¨®n voluntaria y plenamente consciente"- una informaci¨®n reservada "para detener su vida cuando ellos estimen que es el momento". Una ini¨®rmaci¨®n sobre distintos medios, siempre no violentos, "que son contrarios a la dignidad humana", para suicidarse.
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