El Supremo condena a Miguel Castells a un a?o de prisi¨®n por injurias al Gobierno

La sentencia de la sala segunda del Tribunal Supremo, de la que ha sido ponente el magistrado Jos¨¦ Hijas Palacios, reproduce el art¨ªculo de Miguel Castells en Punto y Hora de Euskal Herria y considera que "imputar al Gobierno, como Corporaci¨®n, una actuaci¨®n protectora, instigadora o encubridora de los asesinatos que se dicen cometidos (...) conlleva objetivamente a su descr¨¦dito". El alto tribunal justifica la condena a un a?o de prisi¨®n que impone a Miguel Castells, entre otras razones, en que las denuncias contenidas en el art¨ªculo "se salen de forma notoria, ostensible y manifiesta de las funciones que como senador le correspond¨ªan".Para la sala que enjuicia, las funciones de control, fiscalizaci¨®n y cr¨ªtica a los poderes del Estado que compet¨ªan a Cas tells como sertador "tienen unos canales muy claros", que son los previstos en el reglamento de la C¨¢mara, es decir, las preguntas, interpelaciones y mociones, ninguno de los cuales, afirma la sentencia, "fue el empleado por el procesado en temas tan graves".

En cuanto al derecho a la cr¨ªtica p¨²blica invocado por Castells, el Tribunal Supremo estima que el art¨ªculo Insultante impunidad, que "comienza con una denuncia, p¨²blica, de hechos delictivos, critica pol¨ªticamente al Gobierno y termina atribuy¨¦ndole de alguna manera tales cr¨ªmenes". Considera especialmente acreedor de esta valoraci¨®n, la afirmaci¨®n, contenida en el art¨ªculo, tras el relato de los asesinatos cometidos por elementos incontrolados, de que "detr¨¢s de estas acciones s¨®lo puede estar el Gobierno, el partido de]. Gobierno y sus efectivos".

La sentencia desestima que el crontenido del art¨ªculo de Castells se ajuste al ejercicio del derecho constitucional a la libertad de expresi¨®n. Para el Tribunal Supremo, ¨¦ste derecho no es absoluto, sino que tiene l¨ªmites constitucionales, particularmente en el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen, para evitar que, bajo la m¨¢scara de este derecho, afirma la sentencia, "se hagan incursiones devastadoras y distorsionadoras de los patrimonios m¨¢s ¨ªntimos, sagrados y consustanciales con la persona, cual es el del honor".

Para el Tribunal Supremo, el hecho de cometerse la injuria "por escrito, en art¨ªculo period¨ªstico", contribuye a la intenci¨®n de injuriar, ya que, dice, "desde que se redacta el escrito hasta que se publica, pasa ordinariamente el tiempo suficiente para que se medite con calma sobre el contenido del texto injurioso".