Granada, ayudada por Cuba e incomprendida por EE UU
Granada, la isla de las especies, puede parecer un para¨ªso al sur del Caribe, pero s¨®lo cuando se est¨¢ de paso. Cuando se vive en ¨¦l deja de serlo. Granada era una pobre isla incomprendida por Estados Unidos y hasta cierto punto entendida, quiz¨¢ demasiado bien, por Cuba. Tanto que parece que La Habana quiso aprovecharse de ella. Ahora, invadida por las tropas norteamericanas, trata de recobrar su ritmo.
Ver a una joven negra llevar un recipiente sobre su cabeza o lavar la ropa en el r¨ªo puede ser una atractiva y buc¨®lica imagen. Pero las lavadoras el¨¦ctricas tambi¨¦n pueden ser maravillosas. La pobreza puede ser bella para el turista pero no para quien la padece. El aeropuerto de Pearls, al noroeste de esta isla, es peque?o, con una pista corta que s¨®lo sirve para aviones de h¨¦lice. Para llegar a la capital, Saint George, desde Pearls, hay que recorrer durante m¨¢s de una hora una ruta sinuosa y llena de baches, a trav¨¦s de una monta?a volc¨¢nica de espesa vegetaci¨®n.Por algo quer¨ªa Granada un nuevo aeropuerto, el de Punta Salinas, que hubiera podido traer grandes reactores llenos de turistas -sector que representa un 40% del producto interior bruto- y exportar productos frescos. Para esto se necesitaba la pista de 3.000 metros de longitud.
Este proyecto, estancado por Gobiernos anteriores, se convirti¨® en una prioridad en marzo de 1979, cuando Maurice Bishop y su movimiento de la Nueva Joya derrocaron -casi sin disparos pero con la ayuda de la radio- al corrupto primer ministro, sir Eric Gairy. Los primeros consejeros y obreros cubanos comenzaron a llegar a Granada en diciembre de aquel a?o para ayudar a construirlo. Nada prueba hasta ahora que se tratase de un aeropuerto con fines militares. Y desde luego sobre posibles instalaciones para misiles no se ve nada de nada.
En el puerto de Saint George pueden verse varias barcas de pesca, pero no hubo industria pesquera en Granada hasta que Cuba le cedi¨® cinco viejos arrastreros. Con ayuda cubana, asimismo, Bishop organiz¨® una primera planta para procesar el pescado: una docena de mujeres con cuchillos. Era un comienzo. Tambi¨¦n los cubanos se metieron a crear una f¨¢brica de asfalto, destinada a renovar las p¨¦simas carreteras que de poco les sirven a los agricultores que quieren llevar sus productos a la ciudad. Granada cuenta, adem¨¢s, con f¨¢bricas de cerveza, coca-cola, zumos de fruta y salsas enlatadas.
Si el tiempo caluroso es bueno para el turista en la playa, es duro para trabajar. Sin embargo, "los cubanos trabajaban mucho", recuerda un granadino. Tras la invasi¨®n, los habitantes han empezado a decir que estos cubanos eran unos depravados que violaban a las mujeres. No obstante, cuando se entra en conversaci¨®n con ellos, algunos granadinos acaban reconociendo que algo le deben a Cuba, pa¨ªs con el que el gobernador general, sir Paul Scoon, a¨²n no ha roto relaciones diplom¨¢ticas, aunque haya pedido al personal de la embajada que se marche.
Eso s¨ª, gran parte de los granadinos no sospechaban la cantidad de armamento ligero que hab¨ªa introducido Cuba en la isla y que La Habana no ha explicado a¨²n. Por ello, los granadinos se han sentido enga?ados por los cubanos, como ese ni?o que grit¨®, al pasar por una carretera del interior, "cubanos malditos", en castellano. Venezuela dispone de un centro cultural en Granada. As¨ª, y con los cubanos, han aprendido muchos habitantes a hablar o chapurrear el castellano. Ahora se resisten a utilizarlo, dando muestras de su resentimiento hacia Cuba. Curiosa coincidencia, estaba abierta en Saint George una exposici¨®n dedicada a Sim¨®n Bol¨ªvar, el Libertador.
Pobre, pero no miserable
Granada es pobre pero no miserable. Vacas, ovejas y cabras andan a menudo sueltas y flacas. La agricultura -en gran parte, puramente de subsistencia, con peque?as parcelas- hace vivir a un 60% de la poblaci¨®n de 110.000 habitantes de la isla. La revoluci¨®n de Bishop permiti¨® que gran parte de la econom¨ªa siguiera en manos privadas. M¨¢s que nacionalizar, lo que Bishop hizo fue crear nuevas empresas nacionales.
Bajo el mandato de Bishop, la situaci¨®n econ¨®mica mejor¨®, seg¨²n los datos oficiales de su Gobierno, con un crecimiento eco
Granada, ayudada por Cuba e incomprendida por EE UU
n¨®mico real de un 5,5% en 1982. El paro pas¨® de un 49% en 1979 a un 14% en 1982. La inflaci¨®n parec¨ªa controlada en un 7,5% y el Gobierno trataba desesperadamente de no caer en "la trampa de la deuda exterior". Pero los problemas de la balanza comercial persist¨ªan. Granada exportaba pl¨¢tanos, coco y nuez moscada e importaba as¨ª todo lo dem¨¢s. Su primer socio era el Reino Unido.El ¨²ltimo presupuesto estatal contemplaba un gasto en educaci¨®n doble del de defensa y polic¨ªa combinados. Los principales colegios son cat¨®licos -influencia dejada por Francia- y los alumnos llevaban un limpio uniforme. El analfabetismo ha desaparecido pr¨¢cticamente entre los j¨®venes. No obstante, en el terreno de la educaci¨®n secundaria la emigraci¨®n hacia Estados Unidos, Reino Unido y Canad¨¢ prosigui¨®.
Bishop era sumamente popular, sin tener nada de santo, pues hab¨ªa presos pol¨ªticos en Granada y "s¨®lo consegu¨ªan un empleo p¨²blico los que estaban en el movimiento", explica un isle?o. Los granadinos -pueblo que se origina en la esclavitud- parecen, en general, gente bastante ingenua y acostumbrada a seguir al que manda. La gota que desbord¨® el vaso fue el arresto, primero, y asesinato, despu¨¦s, de Maurice Bishop, se supone que por los que en su entorno quer¨ªan irse m¨¢s hacia la izquierda. El asesinato sigue rodeado de una espesa niebla que quiz¨¢ nunca llegue a disiparse.
Fue tambi¨¦n ¨¦sta la gota que supo aprovechar EE UU, pues cabe una sospecha. Despu¨¦s de todo, Estados Unidos comenz¨® a criticar a Bishop tiempo ha. En marzo de este a?o, Washington hizo p¨²blicas fotograf¨ªas a¨¦reas de la isla, apuntando especialmente al nuevo aeropuerto. Pero con Bishop, Estados Unidos no hubiera nunca podido invadir la isla. La resistencia local hubiera sido importante.
Granada tiene unos 30 por 20 kil¨®metros, m¨¢s algunos islotes, y es una isla monta?osa rodeada por las azules aguas del Caribe. Al suroeste hay una magn¨ªfica playa sobre la que se encuentran los principales hoteles y la escuela de Medicina para estudiantes norteamericanos (tambi¨¦n hab¨ªa en ella un pu?ado de granadinos). "Ahora, la escuela se quedar¨¢ para siempre", comenta un habitante.
No falta el reggae y los pocos rastas que hay son despreciados por el resto de la poblaci¨®n. Algunos nombres reflejan la antigua influencia francesa, que persiste en el patois -as¨ª lo llaman ellos mismos-, que hablan los m¨¢s ancianos del lugar, una mezcla de ingl¨¦s y franc¨¦s. Los dem¨¢s hablan todos la lengua del imperio brit¨¢nico. La influencia colonial francesa es patente en la arquitectura de las desiguales casas: de caba?as de madera a verdaderas mansiones.
La mejor mansi¨®n
La mejor: la del gobernador general -en donde se ha vuelto a instalar Scoon-, dominando la colina que baja hacia el puerto de Saint George. Las casas de los gobernadores generales brit¨¢nicos siempre parecen estar en el mejor lugar de las antiguas colonias. Con buenas brisas, grande, y provista de buen mobiliario ingl¨¦s, esta mansi¨®n est¨¢ dominada a la entrada por un gran retrato de la reina Isabel II de Inglaterra. El cr¨ªquet es el deporte m¨¢s popular. Y en Granada, como en gran parte de las Indias Occidentales, se conduce por la izquierda.
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