Los fondos colectivos de asalariados
El proyecto de ley sobre creaci¨®n de fondos colectivos de asalariados que el Gobierno socialdem¨®crata sueco ha presentado al Parlamento ha despertado una pol¨¦mica casi sin precedentes en la historia del pa¨ªs. Se trata de una vieja aspiraci¨®n socialdem¨®crata y de las confederaciones generales de trabajadores, que se discute desde los a?os setenta y cuya filosof¨ªa fue condensada y fundamentada en un libro aparecido en 1975, Los fondos colectivos de asalariados, cuyo autor, Rudolf Meidner, form¨® parte del equipo de economistas de la central obrera.
El ¨²ltimo proyecto presentado por el Gobierno dista bastante, en su contenido y en sus alcances, del proyecto original.
B¨¢sicamente, consiste en la utilizaci¨®n de dinero proveniente de un aumento de los impuestos sobre los beneficios de las empresas, para invertirlo en la adquisici¨®n de acciones de empresas suecas. Los beneficios imponibles a tal efecto son los que quedan una vez deducidos los efectos de la inflaci¨®n, los impuestos pagados durante el a?o y las previsiones para inversiones. A ellas se les deduce todav¨ªa el 6% del total de los salarios pagados durante el a?o. Sobre la cifra restante se aplicar¨¢ un impuesto equivalente al 20%, que ser¨¢ destinado a los fondos de asalariados. Adem¨¢s, contribuir¨¢n a estos fondos las cajas de previsi¨®n social.
8.000 millones de pesetas al a?o
Se calcula que el monto total aportado por ambos canales de financiaci¨®n ser¨¢ del orden de 400 millones de coronas (unos 8.000 millones de pesetas) anuales para cada uno de los cinco fondos previstos, de acuerdo a una divisi¨®n en otras tantas regiones que se ha hecho del pa¨ªs a tales efectos. Se ha estimado que un a?o de inversiones de los fondos equivaldr¨ªa a cerca del 1% del total de valores manejados en la Bolsa de Suecia. Le ley prev¨¦ que los fondos nunca podr¨¢n poseer la mayor¨ªa de capital de una empresa, pero no es rehusable por ¨¦sta la adquisici¨®n de acciones por parte de los fondos.Cada uno de los fondos ser¨¢ administrado por un directorio con nueve titulares y cuatro suplentes, todos ellos designados por el Gobierno, y a los que se les exige tener antecedentes de actuaci¨®n en el movimiento obrero.
En los fundamentos del proyecto, tras analizar la incidencia de la crisis internacional en la econom¨ªa sueca, se afirma que los tres problemas principales de ¨¦sta son: que se consume m¨¢s de lo que se produce, que las inversiones son muy bajas y que la capacidad productiva ociosa es muy alta. Resolver dichos problemas es un presupuesto ineludible para poder cumplir los objetivos de plena ocupaci¨®n y de seguridad social adecuada.
Frente a la doble embestida de la izquierda radical y de la derecha, el ministro de Finanzas, Kjell Olof Feldt, precis¨® que "los fondos no son una bagatela, pero tampoco una reforma a fondo del sistema, como algunos pretenden agitar a modo de fantasma".
Los argumentos esgrimidos por los l¨ªderes de los partidos opositores y los empresarios se centran en que los fondos constituyen un primer paso hacia una econom¨ªa planificada al estilo de los pa¨ªses comunistas y, en definitiva, un cambio del sistema que apunta, hacia la p¨¦rdida de la libertad. Se argumenta tambi¨¦n que los fondos aumentar¨¢n el poder de los sindicatos en forma ilimitada.
Tales argumentos, manejados con el mejor sentido de una campa?a publicitaria comercial, han logrado, a juzgar por la multitudinaria demostraci¨®n callejera del 4 de octubre pasado, convencer a un sector considerable de la sociedad sueca. En su momento, el primer ministro, Olof Palme, invit¨® a empresarios y dirigentes pol¨ªticos opositores a discutir conjuntamente el proyecto, pero la invitaci¨®n no fue aceptada, en un acto sin precedentes en la historia pol¨ªtica del pa¨ªs. El proyecto en cuesti¨®n parecer¨ªa ser as¨ª un indicio m¨¢s de que el tradicional consenso que siempre se hab¨ªa logrado en Suecia en las cuestiones de inter¨¦s nacional tambi¨¦n ha entrado en crisis.
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