Jes¨²s de Frutos, casi 30 a?os sin dormir
Un ex camionero segoviano aquejado de insomnio cr¨®nico
Tiene 59 a?os y asegura que ha pasado la segunda mitad de su vida sin dormir. Padece desde joven un extra?o desequilibrio en el sistema nervioso, que, m¨¢s tarde, le origin¨® un insomnio cr¨®nico, del queno ha conseguido librarse. Desde hace casi 30 a?os, Jes¨²s de frutos Senovilla, ex agricultor y ex camionero de Cu¨¦llar (Segovia), llena las horas de cada madrugada con un aparato de radio.
El de este hombre es un caso cl¨ªnico realmente ins¨®lito, que, despu¨¦s de cerca de 40 a?os y de distintos tratamientos m¨¦dicos, du rante los que ha contabilizado su paso por 36 especialistas diferentes, no ha encontrado soluci¨®n. Sus alteraciones nerviosas, diagnosticadas m¨¢s tarde como desineronizaci¨®n del trazado con un foco de enfermedad cerebral, comenzaron a manifestarse cuando ten¨ªa 19 a?os. "Yo ya no fui a la mili ni nada, me dieron por in¨²til total. Despu¨¦s estuve ocho meses internado y me dijeron que nunca podr¨ªa trabajar". Pero Jes¨²s de Frutos nunca acept¨® esa inutilidad, y nada m¨¢s volver del hospital, adem¨¢s de trabajar las tierras, decidi¨® echarse a la carretera. "Cambiamos la edad real para poder sacar el carn¨¦t de primera, pues por entonces todav¨ªa no ten¨ªa cumplidos los 21 a?os", recuerda.Cuando empez¨® con el cami¨®n, a¨²n pod¨ªa conciliar el sue?o, aunque ¨¦ste era ligero. Se cas¨® a los 28 a?os, poco antes de llegar al in somnio cr¨®nico. "Cuando conduc¨ªa de noche, de repente me entraba sue?o y me paraba, pero nada m¨¢s echarme para dormir me despejaba. No hab¨ªa forma de pegar
Entre otros m¨¦dicos, le vieron Carlos Jim¨¦nez D¨ªaz, quien le dijo que ten¨ªa destrozado el sistema nervioso, y L¨®pez Ibor. Del "equipo m¨¦dico habitual" que trat¨® a Franco durante su agon¨ªa, vanos nombres le resultan, asimismo, familiares. En m¨¢s de una ocasi¨®n le pronosticaron su muerte sin reme dio. "Hace unos a?os me diagnosticaron en Valladolid un tumor cerebral, y aqu¨ª todos llorando, me nos yo. Me fui solo a Madrid, y por cierto, no me mataron de milagro porque, seg¨²n dijeron, las enfermeras equivocaron el l¨ªquido de las agujas con que ten¨ªan que pincharme".
Tampoco ha encontrado soluci¨®n en el curanderismo, al que de siempre se ha mostrado reacio. "La curandera de Torrelodones me mand¨® duchas sucesivas con agua fr¨ªa y caliente; eso me relajaba bastante, pero de dormir, nada de nada".
Hace algunos a?os, tras aparecer su caso en los peri¨®dicos, recibi¨® muchas cartas interes¨¢ndose por ¨¦l desde diferentes partes de Espa?a e incluso alguna del extranjero.
A pesar de no dormir, Jes¨²s se acuesta y se levanta a las horas normales y pasa las noches pegado al transistor. "Cierro los ojos y creo que algo descanso, porque, cuando tengo preocupaciones, al d¨ªa siguiente me encuentro peor". Cuando se le pregunta c¨®mo lleva su mujer el asunto, confiesa que, desde hace a?os, duermen en camas separadas, "pues si no, vaya martirio para ella; al principio romp¨ªa las s¨¢banas y todo de tanto dar vueltas...". Reconoce, con buen humor, que alguna ventaja ha de tener lo suyo; por ejemplo, cuando tiene que asistir a alg¨²n velatorio, "como hace poco, que muri¨® un cu?ado m¨ªo". O cuando, hace meses, acudi¨® a Segovia a una competici¨®n de 48 horas ininterrumpidas de f¨²tbol-sala. "El ¨²nico espectador que las vio completas fui yo". A los 10 a?os de su jubilaci¨®n, llena su prolongado ocio paseando, haciendo recados a su mujer o echando una mano a alguno de sus hijos. Su insomnio cr¨®nico no le impide conducir su ciclomotor por las calles de Cu¨¦llar. "Siempre he andado muy bien de reflejos y nunca tuve un accidente", asegura.
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