Claudio o el acierto
Dentro de que la unanimidad es siempre re lativa en la tribu, un premio a Claudio Rodr¨ªguez es asunto que a todos ha de parecer bien. Es un gran poeta. Adem¨¢s, no conozco a nadie que no quiera a Claudio y, aunque yo elijo bien las amistades, incluso conozco a alguno que, por ejemplo, a m¨ª no me quiere. Por eso, lo menos congruente de este premio es que sea Nacional, siendo el poeta personaje apreciado universalmente como personaje y universalmente reconocido como poeta.Suele ocurrir que gente como Claudio Ro dr¨ªguez, notoria y deliberadamente local gente que cultiva el paisanaje, resultan luego ser tipos universales.
A m¨ª, que le identifico y motivadamente con la calle de Alcal¨¢, de esta capital, me choca un poco unir el nacionalismo con un zamorano tan madrile?azo como ¨¦l. La aut¨¦ntica espesura de la noche madrile?a puede alcanzarse si esa noche Claudio, que la tiene becqueriana, se dedica a desesperar a Paco Brines y a la concurrencia, jurando y perjurando que nunca oy¨® hablar de una poeta gallega llamada Rosal¨ªa de Castro. Quiz¨¢ sea por defecto de visi¨®n, quiz¨¢ porque tampoco es que le conozca mucho, pero me parece dificil que Claudio tenga algo nacional.
Tampoco resulta totalmente congruente que este eterno jovenc¨ªsimo de nuestra mejor l¨ªrica reciba un premio tan solemne como el que, con criterio congruente con el buen gusto, le han otorgado. Acaso ?no sigue teniendo Claudio los 19 a?os que ten¨ªa cuando conmocion¨® al pa¨ªs po¨¦tico con Don de la ebriedad? Puede que haya pasado el tiempo (no mucho, en todo caso) y, por una vez, tengan raz¨®n los se?ores del jurado y no quienes continuamos creyendo que Claudio Rodr¨ªguez es el m¨¢s joven poeta, porque "... nadie,/ nada hay que nos aleje / de nuestro oficio de felicidad / sin distancia ni tiempo".
Sus lectores, sus amigos, sus conocidos ocasionales, hasta sus disc¨ªpulos (puesto que dicen que pas¨® el tiempo) podemos tener la absoluta tranquilidad de que el Premio Nacional de Poes¨ªa ni va a cambiar a Claudio ni por asomo a uno solo de sus endecas¨ªlabos. Es muy zamorano, muy madrile?o, muy ingl¨¦s de Cambridge, para que el honor recibido le distraiga, le embarulle o le encandile.
Todo, pues, resulta bastante impecable, con suficiente congruencia, con sobrada raz¨®n po¨¦tica. La tribu puede sentirse jubilosa. Excelente ocasi¨®n para lanzarse a un vuelo de la celebraci¨®n y premiarnos, por nuestra cuenta, releyendo sus poemas.
novelista y ant¨®logo de poes¨ªa es autor tambi¨¦n del libro El grupo po¨¦tico de los a?os 50, editado por Taurus.
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