Hermanos del alma
Hannibal, Marvin, Peterson.
III Festivalde Jazz.
Colegio Mayor San Juan Eyangelista. Madrid, 2 de diciembre de 1983.
El III Festival del Colegio Mayor San Juan Evangelista se inici¨® con la actuaci¨®n del trompeta Hannibal Marvin. Peterson. No hubo mucho p¨²blico para ver a este negro con sobrenombre de caudillo cartagin¨¦s, pero a ¨¦l y los suyos eso de que vaya o no vaya gente parece darles igual. Se tienen a a s¨ª mismos para disfrutar escuch¨¢ndose. Y, aunque puede que perdiera la organizaci¨®n, m¨¢s, salieron perdiendo los que no fueron, porque se quedaron sin el mejor jazz del a?o.Hannibal es un trompeta magn¨ªfico: t¨¦cnico, segur¨ªsimo, efectista cuando hay que serlo, contundente en los agudos y con un sonido precioso en los graves. Aunque acompa?a sus solos con una suerte de ballet gimn¨¢stico, la m¨²sica sale tan perfecta de su trompeta, tan n¨ªtida y tan sin esfuerzo, que parece que no toca ¨¦l.Le acompa?a al piano Ron Burton, un tranquilo a quien se le nota que aprendi¨® en el aula de expresionismo de Roland Kirk. El bajo, bastante rockero, y el bater¨ªa, que mezclaba en su atav¨ªo al mec¨¢nico con el encantador de serpientes, cumplieron sobre todo la importante funci¨®n de recargar las bater¨ªas de aquella m¨²sica incre¨ªble.
Todo fue bueno en las dos sesiones. Por la tarde dedicaron a Malcom X un tema llamado Soul Brothers, que, simplificando, pues en el idioma original tiene un significado m¨¢s profundo, puede traducirse por Hermano del alma. Sigui¨® un samertime en el que Burton recorri¨® con inteligente calma todo el teclado del piano.
Estilo incendiarioLuego Hannibal present¨® a su hermana, una negrita muy atractiva vestida de rojo y con un estilo a¨²n m¨¢s incendiario que la vestimenta. Sali¨® haciendo percusi¨®n, pero en seguida se aplic¨® a lo suyo, a cantar; primero, una de esas t¨ªpicas canciones que dicen que todos podemos volar si miramos dentro de nosotros. Como si estuvieran los tiempos para eso.
Pat se movi¨® con esa especial sabidur¨ªa que tiene la gente de color para ello, y contagi¨® a Hannibal, que hasta eso supo hacer bien. Luego... Bueno, luego ella se sent¨® al piano y cant¨® una balada incandescente, en la que, al final, encontr¨® la respuesta de Peterson, sentado en una esquina, tocando la trompeta como si se hubiera olvidado de todos nosotros. Entonces, como en el n¨²mero que por la noche har¨ªan a d¨²o Hannibal y Burton, una larga balada, en la que de trompeta y piano brotaron sonidos milagrosos, sonidos que hac¨ªan da?o, el escenario pareci¨® transfigurarse y convertirse en el de un teatro off Broadway, donde los m¨²sicos, sin mucho esfuerzo para transmutarse en actores, representasen una obra que podr¨ªa llamarse, ?por qu¨¦ no?, Hermanos del alma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.