Intolerable

Por segunda vez en poco tiempo, el Tribunal Constitucional -la instancia que m¨¢s deb¨ªa ser respetada y, por tanto, respetarse ella a s¨ª misma entre todas las del pa¨ªs- se ha echado barro, directa o indirectamente, sobre s¨ª mismo. Esta vez en grado may¨²sculo. Por dolorosa que sea, el espa?ol de a pie se hace hoy la reflexi¨®n de que las sesiones del tribunal son a puerta cerrada y que, por tanto, lo que fuera de aquellas paredes se ha conocido, de all¨ª ha salido, cualquiera que sea la v¨ªa escogida. Alguien -que es el propio tribunal y su presidente- debe garantizar que lo dicho en el interior de la sala queda protegido por un silencio sagrado. Y ha fallado esa protecci¨®n, pasando por alto la ley, que m¨¢s que a nadie obliga a los jueces; se ha hecho p¨²blico el contenido de una sentencia que est¨¢ sub j¨²dice, lanzando a los cuatro vientos cu¨¢l ha sido el voto de cada uno de los miembros del tribunal; se ha violado algo tan sagrado como el secreto profesional en asunto grave que afecta no s¨®lo al responsable, directo o indirecto, sino a sus compa?eros. 6 de diciembre