No s¨®lo Margaret Thatcher tuvo la culpa del 'desastre'
Fran?ois Mitterrand jug¨® fuerte para trasladar a Par¨ªs la soluci¨®n

La suerte del consejo europe¨® de Atenas hab¨ªa quedado sellada. Thatcher insisti¨® en que se resolviera el problema de la contribuci¨®n brit¨¢nica al presupuesto de la CEE, y con esta insistencia dio la puntilla final a la cumbre m¨¢s larga de todas las habidas. Pero Thatcher no fue, ni mucho menos, la ¨²nica culpable.La famosa pelea entre Thatcher y el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, la comenzaron los portavoces del mandatario franc¨¦s en los pasillos, y pronto contestaron los brit¨¢nicos. Pero esto ocurri¨® tan pronto en la tard e del domingo que algunos observadores han cre¨ªdo ver una operaci¨®n dirigida expresamente por Mitterrand para hacer fracasar esta cumbre, en la que todos luchaban por sus estrictos intereses nacionales.
El diario franc¨¦s Liberation dice de manera directa que Mitterrand podr¨ªa haber llevado a cabo esta jugada para presentarse despu¨¦s como salvador de Europa, ya que el 1 de enero Francia asume por seis meses la presidencia de la CEE. Poco antes de Atenas, Francia hab¨ªa presentado una propuesta sobre los temas financieros y presupuestarios, que se acercaba a las tesis brit¨¢nicas y alemanas. Thatcher le a?adi¨® dos enmiendas, de hecho desvirtu¨¢ndola, y Francia la retir¨®.
El ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson, hizo el mi¨¦rcoles una marcada declaraci¨®n en la que revel¨¦ que Par¨ªs y Bonn hab¨ªan llegado en los pasillos de Atenas a un acuerdo sobre los montantes compensatorios monetarios que favorecen las exportaciones agr¨ªcolas de los pa¨ªses de moneda fuerte, v¨¦ase la RFA. As¨ª, sorprende la cantidad de acuerdos parciales que hab¨ªa. Pero falta un acuerdo global. Ya est¨¢ en el horizonte la fecha m¨¢s preocupante que pueda ver Mitterrand en el futuro inmediato: el 17 de junio, d¨ªa de elecciones directas por sufragio universal al Parlamento europeo. En Francia, como en los otros pa¨ªses de la CEE, salvo el Reino Unido, se celebrar¨¢n con listas nacionales, con lo que la derecha francesa podr¨ªa f¨¢cilmente convertirse en un plebiscito sobre la gesti¨®n gubernamental de Mitterrand, dirigente que est¨¢ adoptando una postura cada vez m¨¢s dura en su pol¨ªtica exterior.
Por ello, se espera que Francia eche el resto durante su presidencia de la CEE, aunque cabe dudar si para marzo, en la cumbre de Bruselas, o junio, en la de Par¨ªs, la situaci¨®n estar¨¢ lo suficientemente madura para un acuerdo sobre la reforma entera de la CEE en sus aspectos fundamentales: pol¨ªtica agr¨ªcola, finanzas y reparto de las contribuciones. Sin embargo, la preocupaci¨®n que cunde en algunos medios espa?oles y en otros pr¨®ximos a la comisi¨®n europea es que Mitterrand se ve¨ªa obligado a actuar con dureza en la cuesti¨®n que m¨¢s votos le puede reportar: la ampliaci¨®n de la CEE con Espa?a y Portugal es un problema diferente, "de otro orden", hab¨ªa se?alado Mitterrand en Atenas. El caso es que, con la presidencia en sus manos, Francia dispondr¨¢ de todas las cartas. ?De todas? No. Pues la carta del tiempo est¨¢ en manos de Thatcher. "Dudo de que el Mercado Com¨²n se encuentre en dificultad financiera antes del pr¨®ximo oto?o", se?al¨® el mi¨¦rcoles Margaret Thatcher en la C¨¢mara de los Comunes, "pero la pol¨ªtica actual no puede proseguir indefinidamente, porque no habr¨¢ suficiente dinero para seguir. Es en ese momento cuando tendremos m¨¢s posibilidad es de obtener reformas".
Bajo el ruido de los n¨²meros y las apariencias de dureza -la dama de hierro quiere hacer honor a su calificativo- corre el r¨ªo de las concepciones enfrentadas de lo que ha de ser Europa, una Europa concebida para seis miembros en la que no se discut¨ªa la cuesti¨®n de las devoluciones. De hecho, pagaba esencialmente la RFA. La integraci¨®n europea se ha frenado. El grado de supranacionalidad ha disminuido y, de hecho, en el seno de la comisi¨®n europea los respectivos comisarios a menudo defienden antes los intereses de los propios pa¨ªses de los que vienen que el supuesto inter¨¦s europeo. La entrada del Reino Unido no ha contribuido en nada a reforzar la integraci¨®n. Frente a frente est¨¢n la idea de la pura uni¨®n aduanera y la de una comunidad integrada. Lo que realmente se plantea despu¨¦s de Atenas es qu¨¦ forma va a tomar la CEE en el futuro, cuando la tome: ?Una Europa europe¨ªsta que prosigue su integraci¨®n, o una Europa a varias velocidades o a geometr¨ªa variable? El futuro no est¨¢ nada claro, y prueba de ello ha sido el rotundo fracaso de Atenas. "Tengo mucho miedo de que sea el principio de una degradaci¨®n", sentenci¨® el titular belga de Exteriores, Leo Tindemans.
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