Carreras entusiasm¨® a un p¨²blico popular que entr¨® gratis en el Liceo de Barcelona
El Liceo barcelon¨¦s abri¨® sus puertas gratuitamente el d¨ªa 26 por la noche, en el festivo y tradicional d¨ªa de San Esteban catal¨¢n, para que todos los mel¨®manos de afici¨®n o de ocasi¨®n pudieran escuchar un recital de canciones y arias oper¨ªsticas -entre las que no falt¨® un aplaudido y llorado El emigrant- de Josep Carreras, sin lugar a dudas el cantante l¨ªrico m¨¢s popular y admirado en Catalu?a. La iniciativa, correspondiente a un deseo de Carreras, fue del servicio de M¨²sica de la Generalitat. Las c¨¢maras de la joven y ya pol¨¦mica TV-3 y los micr¨®fonos de Radio 2 estuvieron tambi¨¦n en el acto. Y el templo de la burgues¨ªa catalana, el santuario exquisito de arte l¨ªrico, se vio hollado por profanos, primerizos y j¨®venes con actitud m¨¢s cercana a la del turista que a la del mel¨®mano.
Despu¨¦s de reservar las entradas que, seg¨²n los estatutos de la entidad, corresponden a los propietarios, alrededor de 2.000 entradas fueron regaladas a los primeros ciudadanos avisados que se dirigieron a las taquillas del Liceo y entre los amigos de los amigos de los funcionarios de la propia Generalitat. El acto provoc¨® un atasco de coches oficiales en las aceras de la Rambla como no se hab¨ªa visto en a?os. Estaban desde el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, hasta el alcalde la ciudad, Pasqual Maragall. No asisti¨®, en cambio, aunque alguien lo esperaba, el dirigente socialista Raimon Obiols.Junto a este congreso m¨¢s o menos mel¨®mano de pol¨ªticos en uniforme oscuro, era de destacar una multitud, serena y apacible de novatos engalanados con sus mejores prendas navide?as o con sus ya t¨®picas vestimentas monta?eras. Se rompi¨® con la vieja costumbre de salir a la calle en los entreactos l¨ªricos. Los integrantes de este nuevo p¨²blico optaron, como es de l¨®gica pura, por visitar los grandes salones al tiempo que se perd¨ªan por las escaleras laterales que llevan desde el car¨ªsimo bar hasta el tercer piso (al quinto s¨®lo se accede por la calle de atr¨¢s). El p¨²blico ol¨ªa a eau de toilette. Ni perfumes concentrados, ni colonias frescas, sino el t¨¦rmino medio que da la cultura aprobada en el bachiller superior.
"?Qu¨¦ puedo hacer para volver al quinto piso donde se encuentra mi madre?", preguntaba un joven al acomodador. C¨®mo hab¨ªa conseguido llegar a la entrada principal, ni ¨¦l mismo lo sab¨ªa. Hab¨ªan asistido a la primera parte del recital de Josep Carreras sin casi ver el escenario. Durante la media parte, alguien, en un acto de solemne generosidad, le entreg¨® una de las entradas gratuitas que hab¨ªan sobrado y buscaba con autosatisfacci¨®n a su madre para demostrarle, al colocarla en mejor lugar, la gracia de que gozaba entre sus amistades con influencia. Los bedeles, con cara de suspicacia ante el joven desconocido, dudaban de su buena fe.
Pero se trataba de abrir las puertas de Liceo al pueblo, y por lo tanto incluso los servicios de acomodadores y porter¨ªa de tan magno local deb¨ªan cambiar sus acostumbrados maneras adoptando una cierto aire paternalista ante el p¨²blico. "Piense que en el Liceo no se puede entrar sin corbata. Hoy es una excepci¨®n y, sin embargo, cabe reconocer que todos se han presentado en la debida forma".
Asistir es caro
Asistir al Liceo es caro si se desea ver lo que sucede en el escenario. Hay entradas de todo tipo con diversidad de precios seg¨²n se opte por la platea, el quinto piso o las entradas de a pie. Estas ¨²ltimas fueron una opci¨®n desaparecida en la nit de Sant Esteve. Quiz¨¢s porque se pens¨® que s¨®lo los forofos de la ¨®pera son capaces de aguantar cuatro horas sin sentarse. Quiz¨¢s pensaron que los asistentes al acto no hab¨ªan tenido el tiempo suficiente para deglutir los alimentos pantagru¨¦licos de estos d¨ªas.Carreras estuvo muy bien, traduciendo Grieg al catal¨¢n porque su filand¨¦s "no es precisamente muy bueno" y adapt¨¢ndose a cada uno de sus autores escogidos. El p¨²blico disfrut¨® y se mostr¨® agradecido de lo que se le ofrec¨ªa gratuitamente.
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