ETA Militar avis¨® previamente a 'Egin' de la bomba contra la empresa Olarra

La bomba que el mi¨¦rcoles destruy¨® parcialmente las oficinas de la empresa metal¨²rgica Olarra, SA (Olsa), fue colocada por ETA Militar, que, momentos antes del estallido, avis¨® de la inminente explosi¨®n a la redacci¨®n del diario Egin, en Bilbao. La llamada se recibi¨®, seg¨²n informaba ayer Egin, a las 13.01 horas, es decir, entre tres y nueve minutos -seg¨²n las distintas apreciaciones de los empleados de Olsa consultados- antes de la explosi¨®n.El aviso daba cuenta de la colocaci¨®n del artefacto "en la delegaci¨®n de Bodegas Olarra, en la avenida del Ej¨¦rcito, n¨²mero 19". Sin embargo, hace meses que tal delegaci¨®n no se encuentra ya en el mismo edificio de las oficinas de Olsa, que, por otra parte, no se hallan en el n¨²mero 19 de dicha avenida, sino en el 29.

Hasta la cesi¨®n de Luis Olarra de sus acciones al holding del sector de aceros especiales Aceriales, en 1983, en el inmueble citado ten¨ªan su sede otros negocios propiedad del citado industrial, y entre ellos las bodegas que llevan su nombre, cuya delegaci¨®n en Bilbao estaba situada en la planta sexta del edificio de la avenida del Ej¨¦rcito, 29.

La bomba, de todas formas, no fue colocada en dicha planta, sino en el piso inmediatamente inferior, el quinto, en el que durante a?os estuvo situado el despacho de Luis Olarra y que ahora ocupa el antiguo director de Reestructuraci¨®n Industrial del Gobierno vasco y actual consejero delegado de la empresa, Jos¨¦ Miguel Romeo, nombrado para dicho cargo por la direcci¨®n del consorcio Aceriales.

La secretaria de Romeo, que no quiso dar su nombre, se libr¨® de ser alcanzada de lleno por la explosi¨®n -su mesa de trabajo se encuentra a apenas dos metros de la puerta tras la que hab¨ªa sido colocada la bomba- merced a que instantes antes hab¨ªa abandonado su puesto habitual para prepararse un caf¨¦ en la cocina del inmueble.

Empleados de la empresa se?alaron que "a cualquier hora es permanente el tr¨¢nsito de personal entre las tres plantas, ya que los ordenadores se encuentran en el sexto piso y las oficinas generales en el cuarto, por lo que s¨®lo la casualidad evit¨® que se produjeran da?os irreparables". Las mismas fuentes indicaron que hacia las tres de la tarde vieron entrar en el edificio a "dos chicas j¨®venes con un paquete en las manos".