Buenos augurios para el presente burs¨¢til
El a?o 1984 parece haber nacido con buen pie, al menos en lo que al mundillo burs¨¢til se refiere. Casi todos los analistas coinciden en atribuir al presente ejercicio unas m¨¢s que aceptables posibilidades desde el ¨¢mbito que afecta al mercado de valores.Varias razones confluyen para hacer que medios tan poco proclives a los pron¨®sticos como son los de los expertos financieros avancen criterios en este sentido. La aparentemente firme voluntad de la Administraci¨®n socialista de contener, e incluso rebajar, los precios del dinero, constituye un s¨®lido soporte para la posible mejora del mercado nacional de acciones.
Pero a esto hay que a?adir la situaci¨®n en que se van a encontrar algunas empresas que iniciaron planes de reestructuraci¨®n por su cuenta, y cuyos resultados van a comenzar a ser cotizables en este mismo a?o.
Sin embargo, la pol¨ªtica fiscal puede llegar a constituir un importante desest¨ªmulo para los inversores, sobre todo cuando la nueva normativa que afecta a las sociedades de inversi¨®n colectiva, y por tanto a las grandes carteras institucionales, se encuentra a¨²n por definir.
La influencia que estos monstruos tienen sobre el mercado de valores es realmente importante, y de sus decisiones depende en buena parte el comportamiento de los mercados.
Por mucho empe?o que puedan poner las distintas sociedades que cotizan a diario sus acciones en los mercados de valores espa?oles, resulta imprescindible la cooperaci¨®n de las grandes carteras para que las distintas bolsas puedan llegar a aportar alg¨²n elemento realmente positivo a la econom¨ªa nacional.
Ni tan siquiera el voluntarismo de las entidades bancarias, del que tantas veces han dado pruebas, ser¨ªa suficiente para hacer frente a una situaci¨®n contraria al mantenimiento de una situaci¨®n parecida a la que actualmente disfrutan los inversores colectivos.
En cualquier caso, lo anterior es tan s¨®lo una proyeccci¨®n de futuro, y la realidad indica bien a las claras que los inversores se ven animados por unas trayectorias discretamente positivas de los principales valores que se contratan, cuyo m¨¢ximo exponente lo constituyen las acciones bancarias, y donde incluso los t¨ªtulos el¨¦ctricos, a pesar de que sus precios no experimentan grandes plusval¨ªas, reflejan contrataciones bastante animadas.
Por otra parte, la debilidad postrera de las acciones bancarios fue atribuida a las realizaciones de beneficios de quienes prefirieron no correr el riesgo de tener que mantener sus posiciones durante el fin de semana, a pesar de que, aparentemente, las bolsas espa?olas pueden mantener una discreta trayectoria positiva gen¨¦rica en las pr¨®ximas reuniones.
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