El atentado terrorista de Madrid coincide con un relanzamiento de las v¨ªas de reinserci¨®n de antiguos terroristas

ETA militar ha dado una respuesta cl¨¢sica -seg¨²n la impresi¨®n generalizada que ayer fue posible recoger entre observadores que conocen bien o tienen alguna relaci¨®n con los refugiados en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s- a la presi¨®n que ha sufrido all¨ª desde que el 19 de octubre pasado se iniciara una operaci¨®n de amenaza con el secuestro de dos de sus j¨®venes militantes, Jos¨¦ Antonio Lasa Ar¨®stegui y Jos¨¦ Ignacio Zabala Artano, y los atentados mortales del GAL contra Ram¨®n Oftaederra y Mike1 Goikoetxea. Las ¨®rdenes francesas de confinamiento y deportaci¨®n contra dirigentes de la rama militar y la pol¨ªtico-militar (VIII asamblea) representan el otro brazo de la herramienta, que ha tenido pr¨¢cticamente paralizados los dispositivos terroristas desde el 15 de diciembre pasado, fecha de su pen¨²ltimo asesinato.Desde el inicio de la transici¨®n pol¨ªtica en Espa?a, los an¨¢lisis de la situaci¨®n que manejan los dirigentes de ETA insisten en la teor¨ªa de la cautividad del Estado en manos de los militares. Con ella explican el fracaso de su estrategia, orientada a obligar a las autoridades democr¨¢ticas a rendirse a una negociaci¨®n en mesa p¨²blica de la plataforma KAS. El asesinato del teniente general Guillermo Quintana se produce, por otra parte, cuando un nuevo contingente de activistas de ETA pol¨ªtico-militar VII asamblea, incluido alg¨²n significativo dirigente, como Jos¨¦ Mar¨ªa Lara Fern¨¢ndez, acaba de regresar a territorio espa?ol y cons¨ªgue p¨²blicamente normalizar su situaci¨®n legal, en aplicaci¨®n de los acuerdos negociados en 1982 por el diputado de Euskadiko Ezkerra Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s y el ministro del Interior, Juan Jos¨¦ Ros¨®n.

Existen suficientes indicios de que el desarrollo y el ¨¦xito pr¨¢ctico de las medidas de reinserci¨®n derivadas de aquel acuerdo entre Ros¨®n y Bandr¨¦s, recibido en muchos ¨¢mbitos de la izquierda abertzale con sincero escepticismo, han dado credibilidad a esta soluci¨®n y han abierto importantes v¨ªas de agua en la organizaci¨®n de los pol¨ªtico-militares (VIII asamblea) y en muchos descolgados de ETA militar, que se ven obligados a residir en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s y contribuyen a reforzar el n¨²cleo de los refugiados, entre los que tambi¨¦n se encuentran los elementos activos y peligrosos de ETA militar.

Tanto los milis como los polis-milis est¨¢n interesados en abortar a cualquier precio la extensi¨®n de esta v¨ªa de reinserci¨®n social. El asesinato del capit¨¢n de Farmacia Alberto Mart¨ªn Barrios, seg¨²n muchos conocedores de la historia y la situaci¨®n de ETA, tuvo mucho que ver con los contactos que una buena parte de los presos afectos a esta organizaci¨®n hab¨ªan iniciado desde Nanclares de la Oca, a trav¨¦s de personalidades del PNV, para sondear la posibilidad de una operaci¨®n de reinserci¨®n.

Otro punto de coincidencia entre distintas fuentes es que, por primera vez, ETA se encuentra profundamente desorientada. Sus activistas est¨¢n convencidos de que en esta ocasi¨®n, a diferencia de lo que sucedi¨® en otras anteriores, las autoridades francesas "van en serio". La expulsi¨®n de territorio galo de seis dirigentes milis y poli-milis, el 10 de enero, y el confinamiento de otro grupo en ¨¢reas alejadas de la frontera hispanofrancesa parece un resultado irreversible de la ofensiva diplom¨¢tica espa?ola, incluida la visita del presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, al presidente franc¨¦s, Frangois Mitterrand, el 20 de diciembre del pasado a?o. A esa sensaci¨®n de desconcierto e impotencia en las filas de ETA hay que a?adir, en el caso de los milis, la divisi¨®n entre duros, partidarios de "responder a cualquier reto" y acentuar la escalada terrorista, y la fracci¨®n m¨¢s dispuesta a entablar a medio plazo alguna forma de negociaci¨®n. Hay indicios que apuntan al apartamiento o expulsi¨®n de algunos militantes hist¨®ricos y a la existencia de discusiones acaloradas y enfrentamientos fisicos.

Sin embargo, nadie se atreve a deducir de esta situaci¨®n una hip¨®tesis sobre los ejecutores m¨¢s directos del atentado o su significaci¨®n en las luchas intestinas. La violencia ha servido frecuentemente para dirimir disputas por la direcci¨®n entre fracciones de ETA. Los observadores consultados ayer creen que el asesinato del teniente general Quintana puede ser obra de los duros, empe?ados en proseguir la escalada y demostrar que la tenaza en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s no les ha arrebatado la iniciativa, o de la facci¨®n menos reacia a una negociaci¨®n. Para estos ¨²ltimos, servir¨ªa ante sus adversarios internos como prueba de que no han perdido capacidad ni esp¨ªritu combativo, y operar al ni?smo tiempo de elemento de presi¨®n para que el Gobierno acepte elevar el tope de una hipot¨¦tica negociaci¨®n hasta el punto que consideren aceptable para la mayor¨ªa de los activistas.