?Qu¨¦ Europa?
Frente al armamentismo sovi¨¦tico, que de manera directa o indirecta hipoteca permanentemente, toda alternativa europea, se est¨¢n instalando tambi¨¦n en la Europa democr¨¢tica los amenazadores misiles norteamericanos. Al propio tiempo que en Estocolmo se re¨²nen pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses europeos en una conferencia de desarme, en Atenas, tal vez no esperando nada de la misma, se convoca otra de cinco pa¨ªses europeos que proponen sin ¨¦xito la desnuclearizaci¨®n de los Balcanes, lo mismo que solicitan para s¨ª los pa¨ªses n¨®rdicos. Nueve pa¨ªses europeos se declaran neutrales y no alineados, en contraposici¨®n a la mayor¨ªa, que est¨¢n comprometidos por uno de los dos bloques. En temas econ¨®micos, la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) se muestra insolidaria y no receptiva respecto al ingreso de otros pa¨ªses.Y, sin embargo, hoy no se puede concebir un horizonte despejado para el mundo sin una Europa unida pol¨ªticamente, independiente y libre. Pero esa Europa est¨¢ a¨²n por construir, y desde luego no se va a edificar a la sombra de los misiles ni tampoco siguiendo como principio orientador el objetivo ego¨ªsta de intereses econ¨®micos y mercantiles. Las se?as de identidad europeas hay que buscarlas en su cultura, que es la cultura de la democracia, de la libertad y de los derechos fundamentales de la persona. Es desde esos valores t¨ªpicamente europeos desde donde se debe intentar. replantear la fallida uni¨®n europea y desde donde Europa puede dar alguna respuesta propia al futuro del mundo. En Europa existe ya una instituci¨®n que puede ser instrumento adecuado para ello: el Consejo de Europa. Ciertamente, el Consejo de Europa ha sido hasta el momento una instituci¨®n devaluada que debe perfeccionar sus mecanismos y estructuras para ser ¨²til.
El Consejo de Europa
Como presupuesto previo de toda acci¨®n europea desde el Consejo de Europa, es necesario volver a recordar la resoluci¨®n de su Asamblea Parlamentaria, que en 1950 se?alaba "que, para ser un foco permanente de paz en el mundo, Europa debe reforzar y reafirmar su independencia pol¨ªtica". Hay que tener presente al respecto que,dentro de las instituciones europeas democr¨¢ticas, s¨®lo el Consejo de Europa tiene vocaci¨®n de ser foro de pol¨ªtica general. Por ello, de acuerdo con los deseos expresados por las primeras resoluciones de su Asamblea Parlamentaria, debe reconocerse al Consejo de Europa una autoridad pol¨ªtica, dotada de funciones limitadas, pero con poderes reales, y, en consecuencia, que el Consejo sea el marco general de la pol¨ªtica europea donde se puedan examinar las cuestiones generales de pol¨ªtica exterior Y las relaciones con los Estados no miembros.
Desde esta concepci¨®n pol¨ªtica del Consejo de Europa, la Europa democr¨¢tica debe tener un puesto propio y espec¨ªfico entre las dos superpotencias y en las relaciones Norte-Sur. En esta direcci¨®n se inscribe la conferencia que el Consejo de Europa celebrar¨¢ en Lisboa en abril pr¨®ximo sobre el tema Norte, Sur, papel de Europa. El Consejo de Europa deber¨ªa adquirir tambi¨¦n el estatuto de observador de la ONU.
Por constituir el ¨®rgano democr¨¢tico m¨¢s amplio del mundo, al integrar a 21 de la treintena de democracias parlamentarias existentes, el Consejo no debe bajar en ning¨²n momento la guardia en la defensa de la democracia en Europa y en el mundo. En este sentido, el caso de Turqu¨ªa, que se debate en la Asamblea Parlamentaria este fin de mes, es una prueba elo cuente. Como ha se?alado acertadamente Olof Palme, no deben rebajarse las normas democr¨¢ticas para atraer a un Estado miembro. Pensamos que ninguna razon de estrategia pol¨ªtica o militar debe prevalecer sobre las exigencias democr¨¢ticas. El concepto de la democracia es el mismo, y se debe aplicar por igual tanto para la ¨®rbita sovi¨¦tica como para la norteamericana. Por su naturaleza democr¨¢tica, el Consejo es tambi¨¦n el lugar id¨®neo para la defensa de la democracia contra el terrorismo. Por ello, recientemente, en Lanzarote se ha acordado apoyar la propuesta del presidente del Gobierno espa?ol para la celebraci¨®n de una conferencia internacional sobre este tema.
El reforzamiento de la identidad europea se ha manifestado tambi¨¦n en las aportaciones jur¨ªdicas y culturales del Consejo. En las primeras, la defensa de los derechos fundamentales con la conquista innegable del recurso individual ante el Tribunal de Derechos del Hombre, debe completarse con un mayor esfuerzo en la aproximaci¨®n de las legislaciones de los Estados europeos, profundizando los pasos ya dados en los campos de Derecho familiar y penal. El marco de los derechos fundamentales debe ampliarse tambi¨¦n con la inclusi¨®n en la Convenci¨®n de Derechos del Hombre, de los derechos econ¨®micos.
La CEE, un mal ejemplo
En el sector cultural y educativo, la Convenci¨®n Cultural es el instrumento id¨®neo de toda acci¨®n europea. El hecho de que todos los Estados europeos, sean o no miembros del Consejo, puedan adherirse a ella es un ejemplo de las grandes posibilidades que desde la Europa democr¨¢tica se brindan para la uni¨®n europea.
Falta, sin embargo, por conseguir que, de hecho, el Consejo de Europa se convierta en la instituci¨®n coordinadora de la pol¨ªtica-cultural y educativa de Europa. Un buen ejemplo a seguir es el de la Uni¨®n Europea Occidental (UEO), que ha integrado en el Consejo todas sus actividades en ¨¦ste campo. Un mal ejemplo, por el contrario, es el ofrecido por la CEE. El Consejo de Europa ha tenido que deplorar en una de sus resoluciones que la Fundaci¨®n Europea de la CEE, de car¨¢cter cultural y educativo, limite sus actividades a los pa¨ªses de la Comunidad.
A la ya suficiente confusi¨®n creada por la existencia de instituciones europeas o internacionales que act¨²an en Europa sobre las mismas materias, repitiendo actuaciones in¨²tilmente, hay que a?adir actualmente el desasosiego que producen en la Europa democr¨¢tica determinadas actuaciones y planteamientos de la CEE. En los ¨²ltimos tiempos la CEE ha traspasado sus objetivos econ¨®micos previstos en los tratados de Par¨ªs y Roma para introducirse en terrenos culturales, sociales y jur¨ªdicos que corresponden al Consejo de Europa. Adem¨¢s del contrasentido de limitar a 10 Estados lo que podr¨ªa ampliarse al menos a los 21 integrados en el Consejo de Europa, ser¨ªa muy peligroso que estos terrenos, donde precisamente se puede encontrar la base de identidad de toda Europa Y desde donde se puede comenzar a construir la uni¨®n europea, se acotasen para intentar dar coherencia a una idea de Europa parcial, ego¨ªsta y limitada por la propia naturaleza de la CEE, que tal vez as¨ª intenta compensar las frustraciones de sus objetivos econ¨®micos.
Dentro de la Europa democr¨¢tica se estar¨ªa reforzando as¨ª la frontera de la minoritaria Europa de los diez respecto a la mayor¨ªa de los dem¨¢s.
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