Golpes a los peque?os comercios
En aquellas fechas, y no digamos en fechas anteriores, los comerciantes del sector total de la alimentaci¨®n abr¨ªamos nuestros establecimientos casi al alba y los cerr¨¢bamos ya muy entrada la noche: las 10, las 11 o, a veces, m¨¢s tarde. Abr¨ªamos los siete d¨ªas de la semana, y este espec¨ªfico trabajo hac¨ªa que la evoluci¨®n cultural y humana de esta especie fuese verdaderamente lamentable.La familia del peque?o, y tambi¨¦n del mediano comerciante estaba verdaderamente presa del servicio p¨²blico. Los medios econ¨®micos estaban basados en el m¨¢s f¨¦rreo sacrificio, y las generaciones se suced¨ªan en esta pr¨¢ctica por razones obvias.
Las actividades de la alimentaci¨®n fueron consiguiendo reivindicaciones humanas: primero, un horario de apertura y cierre m¨¢s acorde con la evoluci¨®n de los tiempos; conseguimos la no apertura los domingos y festivos, a excepci¨®n de las panader¨ªas. Esta situaci¨®n nueva creaba expectativas m¨¢s humanas en las gentes que practicaban este comercio. Con ello, la naci¨®n pod¨ªa contar con un nuevo factor de engrandecimiento, por cuanto determinada clase de individuos de su sociedad podr¨ªan cultivar su esp¨ªritu, aumentar su cultura y ser, de esta manera, m¨¢s ¨²tiles a la naci¨®n. No es patetismo; lo que intento se?alar es mucho m¨¢s profundo: es la denuncia de una pretensi¨®n; el control de la competencia comercial cuando ¨¦sta es llevada a t¨¦rmino insoportable para los m¨¢s d¨¦biles del comercio, que son los medianos, pues ¨¦stos no podr¨¢n nunca tener abiertos sus establecimientos 12 horas diarias, m¨¢s el tiempo necesario para reorganizaci¨®n de las mercanc¨ªas dentro de cada establecimiento, de cara a la venta del d¨ªa siguiente, con lo cual nos pondr¨ªamos en un trabajo de 14 0 15 horas diarias, al no poder reestructurar la plantilla laboral, bien sea de dos o tres empleados, o bien sea de tipo familiar. ?Cu¨¢ndo podr¨ªan estos comerciantes -que somos la mayor¨ªa en todo, en bien servir y en bien hacer- cu¨¢ndo podr¨ªan, digo, alimentarse, descansar, leer? ?Es tan necesario leer y enterarse de las cosas para defender el esp¨ªritu Ser humanos, en una palabra. ?No cree el consumidor racional y respetuoso que con el horario actual de 9 a 10 horas de apertura diaria est¨¢ suficientemente atendido? ?Qu¨¦ se pretende con ese horario de 12 horas diarias de apertura, la eliminaci¨®n por consunci¨®n f¨ªsica de la verdadera competencia que representa y mantiene el peque?o y mediano comercio?
La Vaguada
?Qu¨¦ se pretende con tal eliminaci¨®n o restricci¨®n? ?Dominar a la industria abastecedora a trav¨¦s de m¨®dulos de pago aplazado, teni¨¦ndola cogida con un dinero del que no se podr¨¢ nunca sacudir -dinero muy bien situado bancariamente por ellos, los de las 12 horas de apertura-, y que incitar¨¢ indirectamente al fraude de calidades para hacer rentable una opresi¨®n?
?Se ha pedido en debida forma la ampliaci¨®n del horario, que con una anticipaci¨®n y gran despliegue propagand¨ªstico ha practicado como hecho consumado el centro comercial de la Vaguada?
Ser¨ªa interesante conocer las ficenci¨¢s fiscales y municipales de apertura de estos centros para poder determinar de forma concreta la verdadera situaci¨®n legal que concurre en cada uno de ellos.
El art¨ªculo 6 del decreto 9/1976, de 9 de enero, se?ala con toda claridad que el exceso de apertura de 60 horas semanales como m¨¢ximo, cuando ello se pretenda, tiene que tener "causas muy justificadas". ?Se han justificado?, ?se pretende verdaderamente el bien del consumidor o es un burdo pretexto para su dominio? Porque los comerciantes ubicados en el centro comercial de la Vaguada dicen textualmente en su escrito -no s¨¦ a qui¨¦n dirigido- que "las consecuencias de este horario el de 60 horas semanales- est¨¢ muy lejos de proteger nuestros intereses", o sea, solamente sus intereses, escrito con sus firmas y el n¨²mero de sus documentos nacionales de identidad. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de todo ello? ?Hacer inviable la vida del peque?o y mediano comercio al hacer impositivo el horario de 12 horas de apertura diarias, caso de prosperar argumentos subjetivos?
El comercio peque?o y mediano, cuyo censo es mayor y cuyo servicio tradicional es innegable, ah¨ª est¨¢, merece una reglamentaci¨®n legal, la esperada ley de Comercio Interior, meditada, justa, equilibrada, que evite presiones no solicitadas, como son los informes de determinadas asociaciones de consumidores, de organizaciones empresariales como CEIM y CEOE, que defienden claramente una sola opci¨®n, y el de la C¨¢mara de Comercio; este informe, s¨ª solicitado por el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, que quiere quedar bien con las partes y no analiza como debiera aquello de justificar esas causas muy justificadas para optar al horario especial y que la descalifica al no tener el valor de decir las cosas por su nombre y en defender la justicia de un colectivo mayoritario dentro de su seno, que, evidentemente, necesita de un verdadero orden.
Buen servicio al consumidor
Siempre partimos de un buen servicio al consumidor, sin habilidades sem¨¢nticas. Tiene que haber tambi¨¦n una disciplina en las compras; la anarqu¨ªa es destrucci¨®n del orden. El orden es el respeto a la persona. Los comerciantes somos personas, sencillamente personas.
A mis 61 a?os, que es cuando se precisa el apoyo de leyes humanas para ir descansando del diario bregar, el hecho de que tenga que abrir mi establecimiento los domingos por la ma?ana, que es a lo que quieren llevarnos, invocando hip¨®critamente el sagrado servicio al consumidor, el hecho de que tenga que trabajar m¨¢s de 12 horas diarias, me obligan a exclamar ?basta! Los comerciantes tambi¨¦n somos consumidores de aquello que deja de ser servicio los viernes: de los servicios burocr¨¢ticos de las propias administraciones, central y local, que los dan ¨²nicamente por las ma?anas. No critico, se?alo, y me parece bien siempre que el disfrute del ocio y la cultura sea bien distribuido o bien compartido.
Digo ?basta! con respeto, con enorme respeto, pero con terminante solicitud. ?Basta!, contra la doliente imagen de unos comerciantes asaeteados desde todos los puntos, golpeados y marcados como los causantes de todas las calamidades econ¨®micas del consumidor, cuando es todo lo contrario. Los comerciantes peque?os y medianos somos sencillamente verdaderas personas, que trabajamos con gran intensidad, que llevamos, generalmente, una vida modesta y que no nos merecemos en modo alguno que fuerzas poderosas, al socaire de un servicio a nivel europeo al consumidor, eufemisno turbio, nos hagan trabajar m¨¢s horas al d¨ªa que las determinaciones en la carta de Derechos Humanos marcan a la persona para ser ¨²tiles a la sociedad donde viven. Sencillamente, decimos ?basta!
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