'Luces de Bohemia' o un gol en Par¨ªs
"Un tres bon travail", "un espectacle tres beau". Esas dos frases, escuchadas de labios de dos de los grandes cr¨ªticos teatrales de Par¨ªs, pueden servir como resumen de la excelente impresi¨®n que ha causado el estreno de Luces de Bohemia, coproducci¨®n del Centro Dram¨¢tico Nacional (Mar¨ªa Guerrero) y el Teatro de Europa, en la sala del Od¨¦on, sede actual del reci¨¦n creado Teatro de Europa y que dirige el fundador del Piccolo de Mil¨¢n, el c¨¦lebre Giorgio Strehler.En efecto, el espect¨¢culo ha sido muy bien recibido. Se ha aplaudido la escenograf¨ªa de Fabi¨¤ Puigserver, pieza clave de este montaje, se ha premiado tambi¨¦n con fuertes aplausos a Rodero (Max Estrella), al final de la escena sexta, la que transcurre en los calabozos de la Delzga, junto al preso catal¨¢n y, al t¨¦rmino del espect¨¢culo, ha habido muchos aplausos, se ha escuchado alg¨²n bravo y se ha levantado el tel¨®n m¨¢s de media docena de veces. Eso, aqu¨ª, en Par¨ªs, es una noche de estreno, en un teatro oficial y ante una compa?¨ªa extranjera, que sirve un texto en un idioma que no es el franc¨¦s, es un ¨¦xito.
No voy a comentar el montaje, tiempo habr¨¢ para ello cuando Luces de Bohemia se represente en Gerona, dentro de muy pocos d¨ªas. Lo que ahora interesa se?alar es lo que hay detr¨¢s de esa presencia del Centro Dram¨¢tico Nacional en el Teatro de Europa y precisamente con una coproducci¨®n. Dejando a un lado la promoci¨®n personal de Llu¨ªs Pasqual, director del centro y director, a la vez, del montaje, director jovenc¨ªsimo, fundador del Teatre Lliure, disc¨ªpulo de Strehler y al que la prensa francesa califica como "el director que precisaba Espa?a despu¨¦s de la muerte de Franco", aparte de esta promoci¨®n, justificad¨ªsima, la presencia del Mar¨ªa Guerrero en el tinglado del Teatro de Europa, tinglado ideado por Jack Lang, con Strehler, un italiano, de primer¨ªsima figura, viene a suponer un reconocimiento a nivel institucional -y de una instituci¨®n oficial m¨¢s francesa que europea, a pesar del nombre, con su inconfundible sabor a grandeur: el complejo de Malraux es, para Lang, una variante cultural y muy francesa del complejo de Edipo-, de la cultura de los socialistas espa?oles, de la Espa?a del cambio.
El texto teatral del siglo
Y lo cierto es que la operaci¨®n, cuya paternidad o iniciativa desconozco -puede ser espa?ola, hispano-francesa-, funciona bien. Valle, claro, sigue siendo el pretexto. Supongo que algo saldr¨¢ ganando: tal vez se le traduzca mejor y los profesores franceses le presten un mayor inter¨¦s. Con todo, Luces de Bohemia sigue siendo el gran texto teatral del siglo. Pero eso el p¨²blico franc¨¦s no lo sabr¨¢ jam¨¢s, aunque el mism¨ªsimo Genet tradujese la pieza. Adem¨¢s, se ha ido a Par¨ªs con Valle porque Lorca rezumaba todav¨ªa algo de espa?olada, porque los franceses se lo hab¨ªan hecho ya un poco, o un mucho, suyo -ay, esa malhereuse Espagne- y pod¨ªa recordar la imagen relativamente abierta del franquismo declinante o del posfranquismo. Lorca es cosa ya vista y lo que iba a venderse a Par¨ªs era la novedad: el jovenc¨ªsimo Pasqual y el ignorad¨ªsimo y siempre joven don Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n.En cuanto a los 40 int¨¦rpretes, miembros de la compa?¨ªa titular del Mar¨ªa Guerrero han ido a Par¨ªs un poco como los peones de la operaci¨®n. A mi modo de ver, faltan en los programas oficiales unas palabras sobre esa compa?¨ªa, sobre la val¨ªa de muchos de sus miembros, que llevan mucho tiempo haciendo teatro -hace escasos d¨ªas que Pau Garsaball me recordaba sus comienzos, en 1941, en la compa?¨ªa de Paco Melgares, junto a Rodero y Fernando Rey- y que si no son nuevos como nuestro socialismo felizmente gobernante, son nuestra tradici¨®n teatral. La ¨²nica que tenemos, ignorada por los franceses durante 40 a?os, condenados a ganarse el pan trabajando en los teatros de la Espa?a de Franco.
Pero, bueno, lo importante es que la operaci¨®n funciona, que la compa?¨ªa del Mar¨ªa Guerrero se ha presentado en Par¨ªs y ha demostrado estar a un nivel europeo, al nivel del Teatro de Europa, que es de lo que se trataba. Ahora lo que interesa es que esa operaci¨®n salga provechosa para todos, para todos los que se lo merezcan o est¨¦n dispuestos a merec¨¦rselo. Porque si la operaci¨®n s¨®lo sirve para aupar a nivel europeo un teatro nacional, y no el teatro espa?ol, cuando desaparezcan del mapa pol¨ªtico el ministro Solana, o el ministro Lang, o el padre de la criatura, sea quien sea, volveremos a encontrarnos igual que antes.
O peor. Porque si la cultura de los socialistas, la cultura del cambio, s¨®lo sirve para hacer de Pasqual una variante cultural de ?ngel Nieto, y de la compa?¨ªa del Centro Dram¨¢tico otra variante cultural de nuestro f¨²tbol millonario, estamos listos. El cambio supone otra manera de trabajar, supone infraestructura, escuelas de teatro, animaci¨®n cultural, crear un p¨²blico, una afici¨®n, promocionar la investigaci¨®n teatral, los nuevos autores... Strehler y Lang, presentes en el Od¨¦on la noche del lunes, junto al ministro Solana, saben lo que eso significa: el Piccolo naci¨® en 1947, partiendo de un concepto artesanal del teatro -como el Lliure-, del chocolate hecho a brazo, o del cosido a mano, y Lang, no se olvide, fue el fundador del Festival Internacional de Nancy, por donde entr¨® el cambio teatral en la Europa de los a?os sesenta.
Olvido de Espa?a
As¨ª, pues, todos contentos: acabamos de marcar un gol en Par¨ªs, un gol cultural, casi nada. Pero, ojo. Porque mientras Pasqual, Puigserver y nuestros espl¨¦ndidos 40 int¨¦rpretes marcaban su gol, alguien marcaba otro al ministro Solana. ?Qui¨¦n? Lo ignoro. Aunque m¨¢s que meterle un gol, creo que, en esta ocasi¨®n, el se?or ministro se lo dej¨® marcar...En el vest¨ªbulo del Od¨¦on se vend¨ªa, el lunes, una revista estupenda, cara -50 francos-, muy bien impresa: Th¨º¨¢tre en Europe (TE). Pues, bien, en esta revista, en su apartado "L'Europe sur scene", repaso de las principales manifestaciones teatrales en los pa¨ªses europeos, no viene Espa?a. Sale Yugoslavia, Suiza, Portugal, Alemania del Este, Hungr¨ªa, Grecia, Italia, Noruega, Polonia, Francia, claro, Inglaterra, etc¨¦tera, pero no sale Espa?a. TE es una publicaci¨®n trimestral que dirige Giorgio Strehler, en realidad es un bolet¨ªn del Teatro de Europa, que se edita en Par¨ªs, en franc¨¦s, y que, supongo, paga Jack Lang, directa o indirectamente.
No sale Espa?a, ning¨²n teatro espa?ol. Y en ese mismo vest¨ªbulo se repart¨ªa, o se vend¨ªa, otra publicaci¨®n: El P¨²blico, peri¨®dico mensual de teatro editado por el Centro de Documentaci¨®n Teatral, vinculado a la Direcci¨®n General de M¨²sica y Teatro, y dependiendo, en ¨²ltima instancia, del Ministerio espa?ol de Cultura. Y en El P¨²blico hallamos una rese?a sobre la revista de Strehler, elogiosa, claro, firmada por las iniciales D. M. (?Didier Mereuze?) y en la que se omite toda referencia al silencio con que se trata a los escenarios espa?oles.
Lo que les dec¨ªa: si no queremos que el teatro del cambio se reduzca a una operaci¨®n de prestigio, de la que salen beneficiados cuatro amiguetes, hemos de empezar cuidando esos peque?os detalles, peque?os, s¨ª, pero que producen un p¨¦simo efecto. Porque, en Par¨ªs, en la noche triunfal del Ode¨®n, hab¨ªa mucha gente, muchos espa?oles, gentes de teatro y, entre ellos, algunos directores de otros centros dram¨¢ticos que no son el nacional, con may¨²scula, y ellos, no se olvide tambi¨¦n, son el teatro de Espa?a, el teatro que se hace en Espa?a.
Babelia
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