Una cita con el cansancio

Despu¨¦s de ocho citas electorales, los ciudadanos vascos, algo impert¨¦rritos, vuelven a ver amontonados en farolas, vallas publicitar¨ªas, y en cada pared los mismos restros, si acaso algo m¨¢s avejentados que quienes les ofrec¨ªan la soluci¨®n a los problemas de Euskadi en 1977, 1979 1980, 19.82 y 1983. Pero la calle no parece la misma. Hay un cierto hast¨ªo despu¨¦s de tanta consulta electoral. Los mensajes suenan a ya conocidos y las soluciones se presienten lejanas.No pueden ocultar los ciudadanos vascos el profundo cansancio que les han producido cuatro a?os de peleas ininterrumpidas entre el PNV y el PSOE. En 1980, sus ofertas eran frescas. Ahora el ciudadano les ha visto gobernar en Euskadi y en el Estado, respectivamente, y parece haber comprobado con decepci¨®n su incapacidad de comprenderle.

Sarcasmo es que los dos partidos que ofrecen la estabilizaci¨®n de Euskadi, su normalizaci¨®n, se presenten en esta campa?a en medio de un clima de abierta pol¨¦mica, de insultos y descalificaciones, agitando el espectro de las dos comunidades, en una din¨¢mica de enfrentamiento excluyente que, como se ha demostrado, es de no retorno.

No invita a crear nuevas expectativas la contumaz actitud de Herri Batasuna de estar ausente de las instituciones y hacer depender la pacificaci¨®n de Euskadi exclusivamente de la consecuci¨®n de la alternativa KAS. Porque esa sigla suena a ETA, y contra ETA act¨²an los GAL, y son muchos los ciudadanos vascos empachados de sangre.

Por ello, no pueden ocultar una mueca de hast¨ªo cuando en la campa?a oyen hablar nuevamente de la necesidad de "caminar juntos", de "entenderse", de Ilegar a acuerdos pol¨ªticos", de "lograr la pacificaci¨®n". Porque en el Pa¨ªs Vasco, tristemente ya, hasta la palabra paz produce una especie de cansancio tr¨¢gico.